Nuestra primera vez

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Salieron a cenar como una pareja normal, mientras estaba en el restaurante noto al tipo coreano del cual se tenía que encargar.

Había sido una completa coincidencia, sin embargo, no le venía nada mal poder ver la cara del tipo que no tenía más de 24 horas de vida.

Terminaron de comer y luego se fueron a dormir. Esa noche ambos estaban exhaustos así que no paso nada entre ellos.

Hinata se levantó por la mañana y miro el hermoso rostro del azabache dormido. Él era perfecto, su cabello era suave y sedoso, aunque estuviera despeinado se veía bien y su físico era la perdición para cualquier mujer.

Se levanto despacito y camino hasta la cocina para preparar el desayuno. Paso algún tiempo para que su amiga Tenten la llamara por teléfono.

-Hola Tenten- Dijo Hinata animada.

-Hola Hina, sé que estas de vacaciones pero tengo que contarte algo que me acaba de pasar- La pelinegra se preguntaba de que se trataba.

-Dime-

-Me acaban de contratar en el Organismo de Investigación- Gritó animada su castaña amiga.

-¡Que bien Ten! Da lo mejor de ti- Deseo sinceramente.

Hablaron un poco más y terminaron la llamada. Al cabo de unos minutos Sasuke salió a ver a su esposa.

-Hina-

-Charasuke, buenos días- Sonrío como siempre contagiandole la sonrisa al azabache.

Desde que comenzaron a formalizar su relación de novios el Uchiha había notado ciertos comportamientos en la chica que le eran hermosos, desde su voz suave hasta sus sencillos gustos.

A veces pensaba en el momento que le correspondería acabar con su trabajo, y no le gustaba admitirlo, pero el estomago se le revolvía, incluso a veces sentía que se iba a desmayar.

Ese día pasearon un poco, mirando tiendas de regalos, conociendo lugares y comiendo lo que les regalaba la hermosa Isla del Caribe.

-Me divertí mucho- Comento Hinata entrando a la cabaña.

-Yo también. ¿Quieres bañarte primero? Yo prepararé la cena.- La ojiluna asintió y Sasuke comenzó a cocinar.

Hinata siempre se hacía cargo de la comida, sin embargo, esta vez ni él mismo entendió porque le nació hacerlo el mismo.

A la media hora se dio cuenta que Hime seguía en la ducha, al parecer se lavo el cabello. Nunca entendía porque las mujeres tardaban tanto en eso. Tomo una toalla y se fue al otro baño a ducharse.

Como era de esperarse termino su baño y la ojiluna no había salido. Ya entendía porque el recibo de la luz llegaba tal alto.

Se vistió y se fue al comedor a servir la cena, justo en ese momento escucho a Hinata salir del baño.

-Señorita, venga acá- Hinata con una bata de baño salió a la sala mientras secaba su cabello con una toalla.

-Dime- Sonrio dulcemente.

-Nada de dime, ven a comer-

-Claro, solo me cambio y...-

-No, come así. Si duraste casi una hora en el baño no quiero imaginar lo que tardarás vistiendote-

Luego de replicar un poco la Hyuga accedió y comio junto a su marido. Todo eso le dio tiempo de que su cabello se secara, o al menos la mayoría.

La ojiluna se puso de pie y caminó para dejar su plato y lavarlo. Iba a encaminarse a la habitación para vestirse pero un pie se atravesó en su camino, haciéndola caer en los regazos del Uchiha que permanecía sentado.

-L-lo siento- Exclamó apenada.

-¿Lo sentirás en serio o lo habrás hecho a propósito?- Dijo abrazandola para pegarla más a su cuerpo.

-N-no tú pu-pusiste el pie- Intentó excusarse.

-Bueno, no te preocupes- Dijo volteando la cabeza de Hime para besarla despacio.

Comenzó lento, en su mente solo estaba hacerlo de manera fugaz, pero su cuerpo no planeaba lo mismo.

Fue subiendo el tono del beso, y el calor se hacía más que evidente, no podía parar y no quería.

Tomo la nuca de la chica y la acerco más a él, permitiéndole introducir su lengua en su cavidad bucal.

Dejo de besarla y por su espalda tomo uno de los grandes senos que poseía esa hermosa mujer.

-Son muy suaves- Susurró el en su oido mordiendo su lóbulo.

-A-Aqui no- Decía con dificultad, ya que intentaba reprimir sus gemidos.

-¿En otro lado sí?- Preguntó divertido y con un movimiento la levanto estilo princesa y la llevo a su habitación.

La sentó en la cama y él lo hizo detrás de ella, dejándolo tocar esos senos de la misma manera que lo estaba haciendo en la cocina.

-Vamos nena, déjame oirte- Tomo su cuello y paso su lengua mientras que soltaba poco a poco el cinturón de la bata, que debaja expuestos sus dos hermosos montes.

Ahora sí, tenía total acceso a ellos, eran aún más suaves al tacto directo que encima de la tela y sus rosados pezones estaban duros, pidiendo atención.

La azabache comenzó a gemir suave, y su respiración se agitaba cada vez más, eso fue indio suficiente para que una de sus manos se dirigiera a la parte baja de su esposa.

Jugó un poco con ella, bajando y subiendo su mano por los muslos, luego llevo una de sus manos a la boca de su esposa e introdujo dos dedos y pronto sintió como los lamia de arriba a abajo.

Su erección dolía a más no poder, pensar que ese movimiento de lengua podía estarlo haciendo en su entrepierna lo excitaba de sobremanera.

Saco esos dedos y los llevo al punto más sensible de toda mujer, haciendo movimientos circulares.

-Charasuke- Gimio ella al momento de sentir el contacto.

-Solo disfrutalo- Masajeo un poco más rápido y sin previo aviso metió ambos dedos en la entrada de la chica, sacándole un delicioso gemido.

Intento comenzar lento, pero le encantaba escucharla, quería más, así que profundo y rápido la embestia con sus dos dedos.

-Ya no aguanto- Dijo Sasuke mientras se detenía y se levantaba para sacarse la camisa y apagar la luz.

Acostó a su mujer y miro con solo la ayuda de la luz de la luna la escena más hermosa jamás vista.

Ella, sonrojada, respirando agitada con los ojos llenos de lujuria y su cuerpo envuelto en una bata abierta por el frente que dejaba ver cada centímetro de su perfecto cuerpo.

La beso un poco más y saco su gran miembro, sorprendiendo a la ojiluna al sentir el roce de este con una de sus piernas.

-¿Me dejas?- Preguntó el Uchiha agitado, necesitaba estar ahí dentro.

Hinata de inmediato asintió y sin esperar tomo su miembro para abrirse paso entre los estrechos pliegues de la chica.

-¡Ah!- Arqueo la espalda la azabache al sentir como era invadida.

Sasuke no pudo evitar gemir también al estar dentro de ella, era caliente y estrecho. Esperó un momento para recobrar la cordura y no venirse como adolescente precoz y siguió con su cometido.

Comenzó despacio, introduciéndose cada vez más adentro, hasta que su pene desaparecía entero.

Ahora sí, se movió más rápido sacando gemidos altos de su mujer, y eso le encantaba, no quería que se callara, necesitaba oírla.

-Eres hermosa- Dijo con dificultad mientras la penetraba tan rápido que es escuchaban sus cuerpos al chocar.

No no y no, estaba a punto de venirse, no quería, aún no. Lamió su dedo pulgar y habilidosamente atrapo el clitoris de la Hyuga y comenzó a masajearlo con círculos rápidos.

Penetraciones fuertes, rápidas y profundas, acompañado con la estimulación de su clitoris y escuchar los eróticos sonidos de su esposo fue demasiado y pronto llego a su orgasmo, al mismo tiempo que su marido.

Trabajo fallidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora