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Desde que volví a casa para hablar con Axael sobre todo lo que me estaba sucediendo, no he vuelto al trabajo, avisé a mi jefe que no me sentía bien y que me tomaría el día, no le gustó la idea debido a la cantidad de trabajo que había pero me lo permitió.

Nos hemos quedado en la cama, le envié un mensaje a mi hermano de que debíamos hablar, lo antes posible, él me avisó que al salir de su oficina vendría a casa, también tenía mucho trabajo así que no podía tardarse mucho, estaba decidida a contarle todo, creo que sería lo mejor además de que si las cartas indican a el supuesto asesino, Zain podrá hacer una investigación sobre ellas, tal vez descubran algo.

Cerca de las 2 p.m. mi hermano al fin llegó a casa, en cuanto oímos que abrió la puerta de entrada, con Axael bajamos juntos con las cartas y fotografías en nuestras manos.

— Hola, pequeña, ¿Qué sucede? ¿Qué es eso tan urgente de lo que debemos hablar? — saludó yendo camino a la cocina y volviendo con un baso con agua.

— Hola, Zain, pues la verdad quiero contarte algo, es algo serio así que necesito que te sientes y me escuches atentamente, y por favor no te enojes — me senté en el sillón grande de la sala y mi amigo se sentó a mi lado, mi hermano se sentó en uno de los sillones individuales.

— ¿Tú eres parte de esto, Axael? — pregunto serio hacia el chico a mi lado.

— Yo me enteré esta mañana — respondió en un tono bajo mirando lo que sus manos sostenían.

— Entonces, adelante, cuetéame eso tan serio, pequeña — se acomodó mejor en el sillón y clavó su mirada hacia mi, y ahí mis nervios se dieron a conocer.

— Quiero aclarar que todo esto para mi parecía una broma, hasta que hoy se volvió algo mas serio, hace ya un tiempo comenzaron a llegarme cartas de un desconocido, estas cartas se relacionan con varios hechos, algunos de ellos son la muerte de Luke Williams, nuestros vecinos y los padres de Axael — esto último lo dije más bajo, casi en un murmuro, mirando de reojo como mi amigo mantenía la mirada perdida en algún lugar de la sala. — Todo me parecía raro, como una broma de mal gusto, hasta hoy, encontré una carta de esta persona junto a algunas fotografías, mías y de nosotros juntos, hay una con nuestros padres también — y sentí mi voz apagarse, tomé las imágenes y se las entregué a Zain para que las mirara, también algunas cartas para que las leyera, todo seguía en silencio.

Él mientras observaba todo solo soltaba algunos suspiros, o levantaba la mirada hacia ambos sentados en el sillón grande, sabía por su manera de mirar los papeles entre sus manos que no estaba tranquilo. Dejó todo sobre la mesita en frente de él, aún en silencio.

— ¿No dirás nada? — pregunté en un tono bajo para no alterarlo, y ahí su mirada se clavo totalmente en mi.

— ¿Qué quieres que diga? — su tono era seco y totalmente cortante, estaba enojado sin duda. — Y antes de que creas que estoy enojado, no es así, más que enojado estoy decepcionado — y de repente sentí como si un velo cayera sobre mis hombros, podía sentir su dolor, toda su decepción.

— Pedí que no te enojaras conmigo — mi voz seguía siendo baja, sentía como las palabras se trababan en mi garganta.

— Ya te dije que no estoy enojado, es decepción lo que siento, y no solo por ti, sino también por mi, porque al parecer todos estos años acompañándote y siendo el mejor hermano que te podía ofrecer, dándote todo mi apoyo y confianza, tú aún sigues ocultando todo y creyendo que sola puedes con el mundo — su tono se volvía cada vez más alto y serio.

Efecto Dominó.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora