Ya habían pasados dos horas desde que llegamos al hospital donde nos indicaron que Axael había sido ingresado, en el momento que llegamos aquí mis lagrimas desbordaron y aún no se detenían, no podía perderlo, no a él.
Zain solo estaba sentado en una de las sillas de la sala mientras mantenía su cabeza entre sus manos, para él también era doloroso aunque nunca demostrara lo que sentía. Axael era como su hermano menor.
Los médicos pasaban por frente nuestro apurados entrando y saliendo de la sala de cirugías, lo único que sabíamos era que estaba ahí dentro y de que harían lo que sea por no dejarlo morir a pesar de sus graves lesiones.
El tiempo seguía pasando, ya eran tres horas que llevábamos esperando y aún nadie salía a decirnos nada, mis lágrimas no dejabas de salir mientras mi hermano me abrazaba, la noche era fría, y estar rodeada de estas paredes blancas hacia el ambiente aún más frío. Al alzar mi mirada me encontré con la misma doctora que nos había dado su estado en cuanto llegamos, se acercaba hacia nosotros con una mirada seria pero aliviada, mis ojos conectaron con los suyos y en cuestión de segundos estaba parada con Zain a mi lado.
— ¿Ustedes son familiares del joven Rivers? — preguntó en un tono suave.
— Si, somos sus únicos familiares — respondió mi hermano por mi, yo aún no encontraba mi voz.
— Está bien, el joven por suerte ha sido estabilizado, aunque deberá pasar por otras cirugías pronto — nos informó mientras se desasía de sus guates sucios.
— ¿Podré verlo? — mi voz salió casi inaudible y ronca de tanto llorar, mi garganta ardía.
— Lamento decirle que no, señorita, para poder mantenerlo con vida debimos colocarlo en un coma inducido, de otra forma no hubiera sobrevivido, por lo que durante unos días lo mantendremos aislado — notaba la lástima en su mirada, lo que me decía cayó sobre mis hombros como un balde de agua fría.
Morir seria menos doloroso.
Fue lo primero que se me cruzó por la mente, no sé si por él o por mi. Desde ambos lados el dolor era más que notable.
Las lágrimas volvieron a salir, me sentía una niña pequeña llorando por todo, pero en verdad dolía, la sola imagen de Axael dejando este mundo me hacia pedazos, no podría soportarlo.
Mis piernas flaquearon y me sentí desfallecer, pero antes de golpear contra el suelo, los brazos de Zain lograron atraparme.
De repente la ira corría por mis venas, no sabia de donde venía pero algo era seguro.
— ¡Sé que fue ese maldito hijo de puta!¡Estoy más que segura que fue él, que intentó matar a Axael así como lo hizo con sus padres! — me separé de mi hermano y comencé a gritar al aire, mis rodillas tocando las frías cerámicas de ese pasillo, cada palabra hacia eco en las paredes.
Lo sabía, algo me decía que fue él, no tengo duda alguna.
— ¡¿Qué es lo que quieres?!¡Ya dime qué es lo que quieres de mi! Ya no lo soporto — lo último salió en un susurro que rasgó mi garganta.
— Calma, pequeña, él estará bien, saldrá de esto porque es fuerte, tú también debes serlo, aquí estoy — el tono de Zain se notaba triste pero algo me decía que me alejara de él. Lo alejé de mi en un empujón.
— No me digas que me calme, ¿Qué has hecho tú por esto? No haces más que estar con tu grupito de investigadores de un lado a otro haciéndose los grandes pero aún no han logrado encontrar nada, en verdad son tan inútiles — la ira podía conmigo, es como si fuera otra persona hablando.
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Efecto Dominó.
Mystery / ThrillerDe un día para otro, toda la paz y monotonía en la vida de Eider desaparece, una persona anónima comienza a enviarle cartas relacionadas a una sucesión de asesinatos en los que la presunta culpable es ella. Axael se lleva considerables infortunios...