G de Gracias

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- Gracias, Senku... Por todo.

Senku levanta la mirada por un segundo, analizándola, pues ella no siempre suele decir gracias cuando él le desinfecta y venda las heridas. Y que ella esté agradeciéndole no sólo por este momento que la cura, sino en general, por lo que ha hecho por ella, le hace creer que Kohaku se está despidiendo.

- No me agradezcas, sólo hago mi trabajo, leona.

Espera un momento para escuchar sus típicas quejas sobre que ella no es ninguna leona y que su nombre es Kohaku. No obstante, lo único que recibe es silencio y una pequeña sonrisa.

¿Qué está pasando? Se pregunta, sintiéndose intrigado y extrañamente, desesperado. Y el silencio no le calma en lo absoluto, sólo lo asfixia.

- Hey Senku... Si yo no volviera, ¿Qué sentirías?

- Sabes qué no soy de sentimentalismos – responde escueto, dándose la vuelta para ir por más vendas.

Kohaku sonríe, con un poco de decepción en su mirada, que Senku no ve al estar de espaldas.

- Lo sé... Fue estúpido preguntar – susurra para sí. Suspira, mirando al techo de madera sobre ambos –... Yo creo que me sentiría triste si no volvieras – admite, casi riendo –. No tendría a nadie que me llamase leona, que se tomara la molestia de explicarme cosas que no comprendo o en quien confiar además de mi hermana.

- Kohaku, no hables como si fueses a morir – no la mira, no quiere hacerlo por temor a exponerse. Pero él sabe, que tiene miedo y que buscar vendas es una excusa para no mirarla.

Porque él también sabe, que al ser ella una cazadora de demonios, específicamente un pilar, está expuesta al peligro. Sin contar que cada día es bailar con la muerte.

(Y es que también, teme perderla y quedarse solo).

- No voy a morir, Senku – asegura con una confianza que ni siquiera posee. Sabe que lo que dice es una mentira piadosa, o más bien, una mentira cruel –. No hoy ni mañana, pero, yo creo que no está de más decir gracias a quien me cuida.

No le cree, pero, quiere hacerlo. Por ello, una pequeña sonrisa surca sus labios al mismo tiempo que vuelve a donde ella está con vendas nuevas.

- Te he dicho que es sólo mi trabajo, y si realmente quieres agradecerme, sabes cómo.

Kohaku sabe a qué se refiere, y eso es hacer trabajos pesados. Lo cual la hace suspirar y mirarlo con resignación.

- No tienes consideración por los heridos, ¿eh?

...

- Me voy – anuncia Kohaku, con su uniforme, haori y espada puestos. Senku la mira por sobre su hombro, teniendo en sus manos algunos tubos de ensayo con quien-sabe-qué.

- Que te vaya bien, no vuelvas aquí por un buen tiempo.

Kohaku sonríe, esa es su manera de decirle que se cuide y sí, eso planea hacer.

- No te lances impulsivamente.

- Trataré – dice, antes de acercarse velozmente a él y plantarle un pequeño beso en su mejilla para luego cruzar el marco de la puerta y antes de irse –: Si vuelvo, tengo algo importante qué decirte... ¿Escucharás?

Senku se voltea a verla, no mostrando curiosidad por su acción anterior –. ¿No puede ser ahorita?

- No lo creo – niega ella –. Tengo que irme ya, así que, ¿espérame, sí?

Él suspira con resignación (y tal vez, con un poco de decepción), haciendo un ademán con la mano, restándole importancia y despidiéndola de paso –. Sí, sí, aquí estaré.

- Gracias otra vez, Senku – se despide Kohaku con una sonrisa para luego desaparecer de ahí.

Por un momento se preguntó si lo que quería decirle se relacionaba con aquel beso indiscreto que le había dado antes de irse. Pero decidió no pensar tanto en ello y en vez de eso, se enfocó de lleno en su trabajo.

Y la esperó... Solamente para que ella, nunca llegara. Porque ese día, nunca llegó.

(La muerte se llevó a Kohaku).

-Traumada Taisho

Un AU temática Kimetsu no podía faltar.

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