R de Reencuentro

440 50 4
                                    

Debió haberlo imaginado, después de todo, él poseía la peor suerte de todas. Pues cuando salió ese día de invierno con su hijo –Byakuya– para dar un paseo y de paso, comprar algunos víveres, da la casualidad de que en el otro lado de la calle estaba Kohaku.

Quien solía ser su amiga, un alfa y también, madre de su hijo. A quien había estado evitando desde quedó encinta, donde comprobó que el alcohol y el no tomar los supresores a tiempo, no eran buena combinación.

No iba a mentir, quería tomar a Byakuya e irse de ahí de inmediato. Nunca le había dicho nada acerca de haber sido marcado por ella y sobre todo, que de esa noche de copas, su hijo había sido el resultado de ello.

No se sentía listo como para reunirse con ella y decirle eso, que le ocultó a su hijo por bastante tiempo y que por ello, se alejó de ella un tiempo.

Pero tarde o temprano, debía pasar. Un reencuentro. Por lo que ambos se encontraban sentados en una de las bancas –limpias de nieve– del parque, mientras el pequeño Byakuya jugaba con los demás niños.

-... Entonces Byakuya, ¿es mi hijo?

- ¿Necesitas algún examen de sangre para comprobarlo? – preguntó arisco.

- No. Después de todo, nunca me acerqué tan íntimamente con otro Omega – respondió seria, casi frustrada al sentirlo a la defensiva. Suspiró –... Debiste habérmelo dicho.

- No podía, después de todo... Él fue concebido en una noche de copas.

-... Yo estaba preocupada por ti, Senku – apretó sus manos en su regazo, frunciendo ligeramente el ceño –. Pensé que te había hecho daño, y cuando no querías contactar conmigo o vernos... Creí haber hecho algo irreparable.

Senku había aprendido a no ver a su hijo como un error o algo que no debía existir, fue gracias a su padre y hermana que se decidió en tenerlo. Porque el bebé no iba a estar solo y no iba a crecer sin amor, al contrario; igual y las únicas personas que sabían de la existencia de su hijo, eran Tsukasa, Gen y Ruri.

Y sí, había sido muy cruel en no haberle dicho nada a Kohaku.

Suspiró.

- Yo no quería tenerlo – respondió sincero, rascándose la oreja un instante –... Pero su abuelo y tía me hicieron cambiar de parecer. Y... aprendí a quererlo – la miró, sintiéndola decaída y frustrada por el lazo que ahora los unía –. Y si lo que quieres es ser parte de la vida de Byakuya, puedes hacerlo. No voy a negar tu maternidad.

Un peso se aligeró sobre sus hombros, pero todavía había otro que estaba ahí, pesándole más –... Gracias... Pero, ¿qué pasará con nosotros?

Kohaku lo había marcado esa noche, y los lazos entre Alfas y Omegas sólo podían desaparecer si:

Kohaku marcaba a otro Omega.

Si alguno de ellos moría.

O si se sometían a una operación.

Kohaku lo amaba, lo sabía de lo poco que recordaba esa noche. Por la delicadeza torpe con la que lo trató y también, porque ella se lo había confesado tiempo atrás; por lo que, sólo quedaba en él la decisión de qué hacer.

Todavía se preguntaba si la amaba o siquiera, le gustaba. No sabía aún.

- Sé que ninguno es de romanticismo pero... ¿Te gustaría intentarlo? – preguntó Kohaku, pareciendo segura cuando en realidad, tenía miedo. Él lo sabía (su lazo no les dejaba mentir).

- Quiero pensarlo, Kohaku – fue lo que respondió al final –... Incluso si estamos enlazados, ¿podemos seguir...?

Ella sonrió de medio lado, un poco más tranquila –. Sí, todavía podemos seguir siendo amigos, Senku.

-Traumada Taisho

A huevo debía hacer una con temática Omegaverse, y si tienes dudas, acá en Wattpad ha libros que lo explican un poco más a detalle.

ABC del SenKohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora