Are you scared? [Erasermight fictober]

14: Rot and muck

Por DustySunflower44

【１４— Ｒｅｐｒｅｓａｌｉａ — Ｒｏｔ Ａｎｄ Ｍｕｃｋ】

»» Shiori Aizawa se encontraba resignada a contemplar a Yui Toshinori como una admiradora más; sin embargo, las circunstancias la obligan a convertirse en la defensora de su memoria. ««

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La esencia del musgo de aquél riachuelo todavía satura las fosas nasales de Shiori Aizawa, colma sus pulmones y, también, su inexistente espíritu. Alma que expiró el día en que ella despertó sin un afable mensaje de su preciada Yui Toshinori, la prodigiosa rubia a la cual admiraba la introvertida muchachita.

Aquella aguerrida jovencita que una fría noche de mayo cometió la fatal equivocación de interponerse entre un grupo de bestias y un par de indefensas chiquillas.

Y, en ocasiones, Shiori llega a preguntarse si Toshinori-san se arrepintió de su elección; si se arrepintió de proteger a un dúo de imbéciles y entregarse a ser ella el foco de desahogamiento de los bajos instintos de un grupo de malnacidos. Imbéciles que no dudaron en profanarla, en intentar hacerla desaparecer al pasar su cadáver por una trituradora de madera. 

Astillas y sangre.

Yui fue reducida a astillas y sangre.

La estudiante de excelencia de la Academia, la presidenta del consejo estudiantil, la representante departamental de tiro con arco; la hija única de un abnegado padre adoptivo, la amiga incondicional de cada alumno en Yuei, el amor platónico  de Aizawa. Todos esos títulos, todo ese afecto fue reducido a putrefactas astillas y abyecta sangre.

Especialmente cuando se rumoreó —se acalló— que el hijo del gobernador estuvo implicado con el «pequeño incidente».

—Shiori, ¿por qué frunces así la nariz? — Exclama Kayama, quién está sentado sobre la mesa del pupitre de su compañera—. ¿No te gusta mi nueva colonia? — Entrevista, y toma la inextricable mirada ajena como una afirmación—. ¡Demonios! Entonces, tampoco le gustará a Kamado-chan. — Proclama y continua quejándose al respecto, mientras aguardan por la próxima clase.

Sí, así es.
Las lecciones escolares continúan; la vida continúa, aún sin Yui.

—O, simplemente, a Shiori-chan le disgusta tu aroma a simp, simp! — Yamada alarga el sonido de aquella última palabra, y esquiva el bolígrafo que su colega le lanzó en represalia—. ¡Shirakumo, defiéndeme! — Exclama la rubia, agitando los brazos y riendo sin preocupación alguna en su vacua mente; vacía de culpa y crímenes.

En cambio, Aizawa se encoge en su asiento.
Sucinta cabellera y profundas ojeras.

Suspira, y lleva los dedos a sus cortos mechones; hebras que facilitan la colocación de variopintas pelucas. Da un respingo, las ojeras son por las fugitivas horas sin descanso, las cuales ocupa en sumergirse por el bajo mundo de la ciudad, en búsqueda del mínimo ápice de cognición para llevar a cabo su venganza.

Y, ella disimula sus facciones —e intenciones— con maquillaje y, a veces, sin necesidad de éste, dado que a nadie incomoda ver a una colegiala pasear por la urbe con una bolsa de material deportivo. Asimismo, ningún profesor ha mostrado objeción cuando la chica se ofrece a limpiar el quemador escolar, en dónde secretos e incautos se convierten en cenizas.

Sí, Shiori eligió desperdiciar su juventud en fútil vindicta y, no se arrepiente.

No podría hacerlo.

Porque, tal vez, cuando acabe su cruzada: podrá descansar de la fragancia de putrefacción que proviene de sí misma; una sangrienta rosa que jamás florecerá, porque le arrebataron a su sol.

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