Are you scared? [Erasermight fictober]

16: This isn't what I wanted.

Por DustySunflower44

【１６ — Ａｍｏｒ — Ｔｈｉｓ Ｉｓｎ´ｔ Ｗｈａｔ Ｉ Ｗａｎｔｅｄ】

»» Yagi Toshinori cuenta con alguien que lo ama incondicionalmente, amparándolo de todo mal e impidiendo su  predestinado deceso. ««

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—La muerte está enamorada de ti, lucky bastard.

Profiere el Doctor David Shield, todavía atónito por la manera en la cual el paramédico volvió a salir indemne de un aparatoso accidente de la propia ambulancia en servicio.

Y Toshinori imita una sonrisa, lo hace bastante bien puesto que Shield la corresponde y, pronto, cambia el tema al reciente alumbramiento de Melissa, su primogénita con su amada Jane. Yagi escucha por cordialidad, inmerso en animosidad porque él jamás podrá tener una familia, sostener a un bebé que lleve su sangre o, tener a un compañero de vida.

Precisamente, porque un emisario de la muerte está enamorado de él.

La entidad los observa desde la esquina norte de la habitación (1) y, si acaso David pudiese observarlo: pensaría que es un estudiante de enfermería más, somnoliento y exhausto.

Un varón de hebras oscuras, apática fes y barbilla a medio rasurar; un espectro cuya mirada extingue la llama de aquél en su hado o, de todo mortal que sea remotamente cercano al sujeto de su morbosa obsesión. El desdichado que se estremece al notar el modo en que Shield se frota la extremidad izquierda.

—Haré una pausa. —Bosteza el animoso estadounidense—. Esas horas extras de reportes me están cobrando factura.

El galeno prosigue hablando, mas, Yagi no lo escucha por mantenerse atento al exicial ente cuyas orbes se tornan brevemente del matiz del sexto espectro solar. Y Toshi comprende que no alejó al americano a tiempo, y que toda conversación casual con su jefe colocó a éste en jaque mate con respecto al ajedrez existencial.

—Revisa tu presión arterial. — Aconseja el blondo antes de salir estrepitosamente de la habitación, preguntándose si será un infarto o un colapso pulmonar—. ¡Tu presión, Shield!

El paramédico avanza a monstruosas zancadas al área de urgencias, virando el rostro minuto a minuto a fin de confirmar detrás de él la presencia del emisario de la muerte. Aquél que se prendó del incauto rubiecito cuyos juegos en el barco pesquero de su familia lo arrastraron al oscuro fondo del mar, del final.

Y, ahí, el niño rogó por no morir.
(—deseo maliciosamente satisfecho—).

Aquél espectro lo salvó, lo mantuvo con vida y, aún  lo hace; incluso si el resto de emisarios de la fuerza natural más representativa del universo se afanan en incrementar los riesgos entorno al miserable varón. Un hombre que ruega por su fenecimiento, dado que su salvación se cobra la existencia de tres personas en cada ocasión.

Yagi sobrevivió a costa de su familia, sus amigos,  conocidos… extraños con los cuales compartía un viaje en tren o la mesa en un abarrotado restaurante. Él es un vórtice de aniquilamiento y, a razón de ello, intentó resarcirse al auxiliar como parte del personal de salud de un hospital de la comarca, sin embargo, tal acción extendió su maldición.

Empero, el blondo no se resigna y va de regreso al consultorio de Shield con un sistema de resucitación estándar en mano. Y, las alarmas suenan. El médico de guardia tiene un ataque psicótico tras enterarse que su amada esposa sufrió un derrame cerebral mientras bañaba a la hija de ambos, la cual pereció ahogada.

Por supuesto, tal información no se esclarece en voz alta; si no que el emisario la bisbisea al oído del taciturno blondo.

Lo hace sin malicia, porque para aquél ser el «amor» es brindar los más hermosos regalos; cosechar las almas que traigan alegría a su amado y entregárselas en forma de llamas. Luminiscentes fantasmas que rodean a Yagi cuando éste se derrumba en el corredor, sin lágrimas y sin energía para acudir a rescatar a Shield, quien seguramente también perecerá aquella noche.

Perecerá, como lo han hecho todos…
…desde cientos de años atrás.

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(1) En la tradición japonesa, los malos espíritus suelen radicar en el área norte.