Bohemian rhapsody (parte 2)

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Durante toda la noche la joven no pegó el ojo, se mantuvo frente a la laptop viendo videos, escribiendo mensajes, comentando en publicaciones de Facebook y Twitter que viera ofrecer información relevante, y compartiendo esas publicaciones. Pero mucha gente no parecía tomarse en serio la situación tan grave en la que se encontraban, porque los memes no se hicieron esperar.

When es el fin del mundo pero tu te preparaste para eso toda la vida.

A esas palabras les seguía una imagen de Patricio Estrella con la leyenda: Y decían que no iba a servir para nada : v

Ese, y también el del mismo personaje de Nickelodeon con las manos juntas como si rezara.

—Idiotas, a esos memeros pendejos son a los primeros que se los va llevar la chingada —dijo frustrada, deslizándo el inicio a ver con qué otra tontería o información útil se topaba. De lo primero había para llevar, de lo segundo era como tratar de encontrar comestibles en un supermercado de Caracas (según muchos de sus contactos venezolanos).

El domingo en la mañana, con resaca de sueño, Kim salió de casa en pijama y pantuflas y caminó unas cuadras hasta llegar a la tienda más grande del barrio, compró ciento cincuenta pesos de barbacoa y dos litros de menudo. Cuando regresó siguió revisando información. La computadora estaba encendida a la par del televisor de la sala. En Milenio no salían de mostrar imágenes, obviamente con su debida censura, de los hechos violentos, reportados ahora en Ohio, Michigan, Pensilvania y Kentucky.

A las tres de la tarde del domingo se reportaron brotes de la enfermedad en Londres, y para las ocho de la noche Berlín era un caos con buena parte de la ciudad sin energía eléctrica e incendiándose. El mal que asolaba varios estados de la Unión americana había llegado a dos de los grandes países europeos. Si el primer mundo no parecía poder hacer mucho para contener a los infectados, el tercer mundo no tenía ni la más remota oportunidad.

El lunes en la mañana todo parecía normal en la ciudad de Monterrey, había noticias de muertes violentas que se dieron en la madrugada, pero lo raro hubiera sido que no, así que la joven únicamente hizo lo que cada mañana de la semana laboral y siguió con su vida, no era como que tuviera muchas opciones.

Realmente su trabajo no era demandante, entre cada cliente que pasaba a la librería y era atendido había en promedio un lapso de cuarenta minutos, lo que le permitía estar la mayor parte de su jornada leyendo o pendiente de las benditas redes sociales.

Definitivamente su generación se superaba cada vez más a la hora de hornear memes, ninguna tragedia podía tomarse en serio, ninguna amenaza potencial de extinción masiva causaba verdadera alarma entre los jóvenes de su edad que, o hacían memes —que ellos consideraban graciosos— o se resignaban, incluso alegraban, de que el final estuviera cerca.

El martes se podría considerar un calco del día anterior, con la diferencia de que ahora sí el gobierno federal se había pronunciado respecto a la enfermedad, reportada ahora en más de diez países europeos y en la India.

El primero en tomar protagonismo fue el presidente de la república llamando a la ciudadanía a seguir con su vida de forma normal, a que no tuvieran miedo, a que viajaran por el país, comieran en fondas locales para apoyar la economía, y rematando con que los conservadores usarían de pretexto esa enfermedad neoliberal para desestabilizar su gobierno. Luego se presentó ante toda la nación el subsecretario de Salud, un hombre pragmático y sobrio; que más parecía un actor estelar de las telenovelas que un científico, dando una explicación detallada con la poca información que había disponible sobre la enfermedad. Confirmó que la comunidad científica estaba casi totalmente de acuerdo en que se trataba de un virus, de que el contagio se daba por la entrada de fluidos de gente infectada al torrente sanguíneo, y que los síntomas iban desde la fiebre, dolor de cabeza, hasta dificultad para respirar, espasmos, para pasar en su etapa más crítica a la drástica disminución de la temperatura de los pacientes infectados, pérdida de color en la piel, y finalmente el cese de todas las funciones vitales.

La muerte ha renunciadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora