Capitulo 26

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¿Qué nos hace ser tan tóxicos con nuestra pareja?

¿será por los celos? ¿tal vez la desconfianza? O ¿Qué tal nuestras propias inseguridades?

Este juego del amor abarca demasiadas cosas, cosas que si no sabemos manejar bien terminaremos perdiendo.

Un hecho un poco mas factible puede ser por todo el amor que sentimos por esa persona, tanto que nos aterra la idea de que alguien más llegue a fijarse en él, pero ¿Qué pasa cuando dejamos que los miedos nos ganen y dado a ello perdemos a esa persona la cual era el amor de tu vida?

Continuamos el camino un poco en silencio, admito que, aunque conocía la naturaleza de Tomoe aún me costaba trabajo creer en las palabras de Kurama. Kurama continúo manejando girando algunas veces la mirada a mi sin decir nada mientras yo refugie la mirada en la ventanilla viendo por la carretera.

-Tomoe... – pensé abrazándome por los hombros.

‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑flash back‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑

-Mamá solía contarme algo referente a los ángeles y demonios. Me conto que había toda clase de ellos, algunos son buenos como tu – sonreí -y otros lo cuales no se tientan el corazón.

-Nanami los demonios por naturaleza somos malos – me vio serio.

-Lo sé, pero no es tu caso.

-¿Por qué lo dices?

-Porque tienes un buen corazón de no haber sido así hubieras terminado con la vida del señor Mikage desde un inicio – sonreí -Además Mizuki nos contó sobre el tiempo que estuviste al lado del señor Mikage, dijo que cambiaste mucho.

-Si, pero también hice algunas cosas malas – bajo la mirada.

-No me importa – recargue mi cabeza en su hombro -Solo déjame permanecer a tu lado no me importa si eres un demonio o no.

‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑Fin del flash back‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑

-¿Qué pasa preciosa? – Kurama volteo a verme -No has mencionado ni una sola palabra.

-No es nada – negué con la cabeza.

-Nanami lamento si lo que dije del zorro te afecto solo considero que deberías saber toda la verdad – volvió la mirada al camino serio.

-Lo se y te lo agradezco – puse una media sonrisa viéndolo.

-No suenas muy convencida.

-De verdad estoy bien – sonreí -¿falta mucho para llegar?

-No de hecho vamos llegando.

-¿A dónde dijiste que iríamos? – lo vi confundida.

-Ya que ya sabes todo pensé ser buena idea venir a la montaña Kurama – sonrio nostálgico.

-¿La montaña Kurama?

-Si, aquí es donde crecí. En la montaña Kurama hay toda clase de demonios cuervo, aquí es donde aprenden a volar y a valerse por sí solos además de haber algunos arboles de cerezo demasiados lindos. A mi madre le gustaba mucho venir a verlos.

El ángel de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora