Sin reservas - KOOKMIN

II

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Su cabeza iba a explotar. ¿Qué diablos había hecho? Se sentía como si estuviera en movimiento, pero sabía perfectamente que estaba totalmente inmóvil. Nunca había sido un gran bebedor, por lo que sabía que no había tomado nada la noche anterior. Pero su cabeza se sentía como si lo hubiera hecho. Había mariposas en su estómago y su polla estaba tan dura que dolía. Y ¿por qué estaba todavía en forma de lobo? Espera un minuto. Realmente se estaba moviendo... en algún tipo de vehículo. Oh-oh.

Jimin parpadeó al abrir los ojos. Se quedó en el asiento trasero del coche... no, era más grande que un automóvil. Una camioneta. Trató de sentarse. Ouch. Su cabeza dolía fuertemente... Oh Si. Había recibido un disparo.

- Estás despierto. Espera unos minutos más, Pequeño, te llevaré adentro para que puedas cambiar.

La cabeza de Jimin se espabiló – ouch – ante la profunda voz sexy. ¿Pequeño? ¿Qué diablos...?

El hombre tenía un hermoso cabello negro, pómulos altos y una tez bronceada. Era evidente que era un nativo coreano y bastante joven, eso era todo lo que Jimin podía ver desde su posición. Levantó el hocico y olfateó, tratando de ver si el olor del hombre parecía familiar, y vaya, su polla no paraba de palpitar. Dios Todopoderoso, que maravilloso aroma. Las mariposas empeoraron. Aun así, notó que el hombre era un lobo, y que definitivamente no lo conocía.

Dejó caer relajado la cabeza hacia atrás sobre el asiento. Al parecer, no estaba en peligro.

Este hombre debe haberlo rescatado.

Esta fue la primera luna llena de Jimin en su nuevo hogar y ni siquiera había conocido aún a la manada local. Tal vez debería haber hecho un mayor esfuerzo y cazado en un área protegida. Sabía las reglas. No se había metido en el territorio marcado por la manada. Al menos alguien había sido capaz de rescatarlo.

La camioneta se detuvo. El hombre apagó el motor y se volvió hacia él. Si Keaton hubiera estado en su forma humana habría jadeado, pero como lobo sonó más como un gemido.

El hombre era magnífico. Grandes ojos – (probablemente negros) –sensuales labios, altos pómulos y su sonrisa... Jimin parpadeó. ¡Dios mío, había sido rescatado por un sueño húmedo andando! Siempre había tenido una inclinación por los hombres altos, morenos y apuestos.

- Sabía que tenías los ojos azules. – El hombre dejó de sonreír, su rostro se ensombreció. – Llegamos. ¿Estás listo para entrar? – Sin esperar una respuesta salió de la camioneta.

Estuvo ausente por cerca de un minuto, después volvió y abrió la puerta trasera. - Bueno, así es como vamos a hacer esto. Permanecerás tranquilo y trataré de ser cuidadoso y no lastimarte. – Desabrochó el cinturón de seguridad y metió la mano por el costado de Jimin. Tirando de él con suavidad, el hombre lo recogió y pateó la puerta para cerrarla. Gracias a Dios, la cabeza y los pies le dolían tanto que ni siquiera quería intentar caminar. El hombre llevaba a Jimin a una pequeña y bonita casa. La puerta estaba abierta, por lo que Jimin suponía que es a donde el hombre había desaparecido después de salir de la camioneta. Caminó derecho y puso a Jimin, todavía envuelto en la manta, en el suelo, luego cerró la puerta.

Jimin permaneció allí por un minuto observando todo, o por lo menos intentándolo, no lograba mantener la mirada fuera del hombre. Alto y anchos hombros... y un buen culo. La polla de Jimin tembló. El cabello del hombre era un poco largo. Era condenadamente sexy.

El hombre giró, sorprendiendo a Keaton mirándolo fijamente, y sonrió. - Sí, un poco extraño ¿eh?, Lo sientes también ¿cierto?.

- ¿Qué? - Keaton ladeo la cabeza de forma automática, y deseó no haberlo hecho. Tenía un maldito dolor de cabeza. Pero, ¿Cómo sabía el hombre cómo se sentía Jimin?. Espera, si lo pensaba bien, entonces no era sólo el trauma de ser tiroteado. ¿Qué significaba eso? Jimin miró el cuerpo del hombre. Oh, él también tenía una erección. El corazón de Jimin empezó a latir visiblemente.