Capítulo 17

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Estaba saliendo luego de haber entregado unos papeles en la oficina del director, cuando vi a Lizzie en una silla fuera de la habitación. Su semblante parecía preocupado mientras su mirada estaba en el piso. Me acerqué a ella con curiosidad.

—Hola, Lizzie —era primera hora de clases así que no la había visto por la mañana. Logré captar su atención, sus ojos grandes me miraron avergonzada, ella nunca había estado en la oficina del director—. ¿Estás bien? ¿Qué haces aquí?

Ella negó rápidamente aún avergonzada y miró hacia el piso de nuevo. Me senté en una de las sillas a su lado. A pesar de haber aceptado que Lizzie ya no me gustaba porque me di cuenta que era una barrera que ponía entre yo y a quien realmente quería, eso no significaba que no me preocupara. Lizzie era una buena persona y, si hubiera visto a cualquier otra persona en su posición, igual me habría preocupado. Me parecía increíble que ella, siendo una alumna tan aplicada, estuviera esperando en esa silla.

—Yo... —comenzó a decir casi inaudiblemente—Golpeé el auto de un profesor con mi bici accidentalmente en la mañana. Un chico se atravesó y rayé el auto sin querer porque perdí el equilibrio, el profesor me vio justo en ese momento y me mandó a dirección.

Me sentí mal por ella, ahora tendría que enfrentar las consecuencias de actos que ella no había causado a propósito.

—Estarás bien, Lizzie —le dije suavemente, tratando de tranquilizarla—. Sólo tienes que decirle al director lo que me acabas de decir. No te meterás en problemas por un accidente. Además, hay cámaras de seguridad en el estacionamiento, pueden ver la grabación.

Lizzie parecía más tranquila, sonrió mirándome con... ¿gratitud? No lo sabía.

—Es cierto, ¡gracias, Dipper! No recordaba lo de las cámaras.

Solté una risita y me acerqué a ella para sobar su espalda a forma de "no te preocupes", ella me miró una vez más y yo asentí. Pronto me levanté para irme pero justo cuando alcé mi mirada, vi a _____ frente a nosotros, con un pie dentro del lugar y otro en el pasillo. Sonreí inconscientemente por sólo verla frente a mí, noté que traía puesta la gorra que le regalé cuando nos despedimos, ¿aún la conservaba?
_____ me miró fijamente y luego a Lizzie, quien seguía con la mirada en el piso, entonces giró rápidamente y comenzó a caminar por donde llegó.

Apresuré mi paso y la seguí, la llamé por su nombre pero no volteó a verme así que avancé más rápido para poder alcanzarla. Finalmente logré tomarla del hombro y detenerla. La giré hacia mí con preocupación.

—Te llamé y no volteaste, ¿hay algún problema? —pregunté agitado, se veía molesta.

Negó con la cabeza pero no le creí, algo andaba mal.

—Dime qué pasa, por favor.

_____ miró hacia la oficina del director y luego hacia mí.

—Seré directa, ¿hay algo entre Lizzie y tú?

Su pregunta me tomó por sorpresa, ¿por qué diría algo así? Pronto recordé lo que pasó en la oficina y creí que lo había malinterpretado.

Señalé detrás de mí.

—¿Lo dices por lo que viste en la oficina? —pregunté riendo, a _____ no le parecía gracioso por lo que veía en su cara así que dejé de sonreír—No te preocupes por eso, _____. No pasa nada entre Lizzie y yo, sólo estaba tratando de reconfortarla porque estaba a punto de ver al director. De verdad no es nada.

_____ relajó sus hombros y, tomándome con la guardia baja, se acercó peligrosamente a mí. No había nadie en los pasillos, ni un alma. Yo no me moví ni un centímetro; su perfume llegó a mi nariz y era justo el que recordaba de ella, varias cosas no habían cambiado, justo como la _____ atrevida frente a mí.

—Bien, porque no me gustaría estar enamorada de alguien a quien ya le gusta otra persona.

Yo... ¿había escuchado bien? ¿Me estaba diciendo que está enamorada de mí? No podía creerlo.
Mi corazón comenzó a palpitar muy rápido, mis ojos no podían separarse de los suyos.

Habían pasado dos años desde que sentía justo lo que ahora, dos años en los que mi corazón palpitaba como loco por una chica... pensar que volvía a palpitar así por la misma chica era increíble. Incluso esta vez, era más rápido. _____ no tenía idea de cómo me ponía a su alrededor.

Ella se acercó un poco más, su pecho chocando contra el mío y nuestros rostros a escasos centímetros.

—¿Qué pasa por tu mente justo ahora, Dip? —preguntó inmediatamente en un tono casi peligroso.

Tragué saliva. ¿Cómo se suponía que le confesara mis sentimientos? ¿Me creería aún después de ser un completo idiota con ella, de haberla incomodado y hacerla sentir olvidada? ¿Eso haría?

La verdad es que estaba aterrado de decirle todo lo que había en mi pecho, principalmente porque eran sentimientos recientes, recíprocos e intensos. No era algo nuevo, pues había sentido lo mismo con ella justo un par de años atrás. ¿Ella estaría igual?

Le prometí que sería el Dipper que ella conocía y esta vez cumpliría mi promesa y las que le había hecho esa noche en la playa, hace dos años, bajo la luz de la luna... porque la luna era testigo del amor que sentía por ella. Un amor que no quería aceptar y que me tomó tiempo volver a sentir, bueno, en realidad, volver a sacar de mi pecho.

Así que, sin más, reuniendo toda mi valentía y escudándome tras el Dipper que ella conocía y que yo quería ser, se lo dije.

—Las ganas inmensas que tengo de besarte.

_____ me miró como si hubiera estado esperando esa respuesta desde el principio. Sus labios eran justo como los recordaba y sentía el mismo impulso de besarlos como lo había hecho la última vez. Lo quería y lo necesitaba, mi cuerpo lo pedía a gritos.

Acercó su rostro al mío sin dudar dos veces y aprecié mejor sus ojos, esos ojos que me hacían sentir tanto... y pronto, el Dipper de 12 años completamente enamorado, salió. No me importó estar en el pasillo de la escuela, y menos que nos descubrieran. Nada de eso me importó. Sólo hice lo que debí hacer hacía mucho tiempo atrás.

Uní sus labios con los míos en un beso, ella en ningún momento opuso resistencia, al contrario, sentí un poco de su peso caer en mí y eso hizo estremecer a mi corazón totalmente desenfrenado. Tomé su cintura, ella dejó sus brazos en mi nuca y me apretó en un abrazo estrujado sin separar sus labios. Sonreí en medio del beso cuando la escuché suspirar y sin darme cuenta, también suspiré con ella.

Había olvidado lo suaves que eran sus labios y lo mucho que los necesitaba nuevamente. Sólo éramos ella y yo, nadie más.

Sin embargo, _____ me seguía haciendo sentir vulnerable, podía jurar que en cualquier momento me desmayaría por lo temblorosas que estaban mis piernas y el miedo de que escuchara el fuerte latido de mi corazón por lo cerca que estábamos. Me encantaba esa cercanía.

Era increíble lo que causaba en mí, lo que seguía causando en mí.

Nos separamos un poco y ella me miró con esa chispa tan encantadora en sus ojos. Sabía que estaba sintiendo lo mismo que yo. Levantó la comisura de sus labios un poco y sin pelos en la lengua dijo justo lo que mi corazón me decía en el fondo.

—Eres tú... siempre lo has sido.

Conquistándote de Nuevo (Dipper y tú) #Libro2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora