faltan dos capitulos más y se termina la novela
dieciocho.
▬▬▬▬▬▬▬▬▬Se abrió la puerta y Camilo apareció tras ella con cara de drogado. En cuanto me reconoció me sonrió, pero su sonrisa duró unos segundos, porque de repente puso cara de susto.
Eso hizo que mi estómago se encogiera y mi corazón comenzara a latir a mil. Algo no estaba bien y lo sabía.
-Hola, Malenita... -me dijo con nerviosismo- ¿Qué andas haciendo por acá?
Suspiré, tratando de calmarme.
-Camilo, vivo enfrente.-dije obvia-. Dejame pasar.
Puso todo su cuerpo frente a la puerta bloqueandome la entrada y todo mi cuerpo se tensó ante su acción.
-¿Qué carajos te pasa, boludo? Dejame pasar. ¿Por qué te estás comportando así?
Con una tranquilidad siniestra y el semblante serio, Camilo me dijo:
-Mateo está ocupado, Male. Volvé en un rato.
Y con eso me bastó para empujarlo y cruzar la puerta a la fuerza. Corrí hacia el living, que estaba vacío con la tele prendida y un faso a medio armar. Seguramente ahí estaba Camilo.
Con miles de suposiciones y escenarios catastróficos, salté las escaleras de dos en dos hasta llegar a la puerta de la pieza de Mateo. Traté de calmar mi respiración agitada antes de abrirla, pero de inmediato escuché una risa.
Una risa de una chica. Una risa aguda, y dulce, como si la risa fuese una muestra de lo linda que era ella.
La risa pronto dejé de escucharla porque me enfoqué únicamente en el sonido de mi corazoncito hecho pedazos. Miré hacia las escaleras con los ojos llenos de lágrimas, y mis labios temblorosos, para encontrarme con Camilo, quien me miraba preocupado, mientras trataba de recuperar la respiración que había perdido persiguiéndome por la casa.
Nos miramos unos segundos. Él con pena, y yo pensando en cuál sería mi siguiente movimiento. La risa aguda y dulce seguía sonando, ésta vez acompañada de una muy familiar. La del amor de mi vida.
Sin pensarlo más, agarré el pestillo y abrí la puerta con rabia, entrando a la habitación descaradamente. Qué mierda me iba a importar su privacidad si a él poco le importaba mi bienestar.
En cuanto abrí la puerta, la pieza quedó en absoluto silencio. Un Mateo despeinado y sin remera estaba recostado contra el respaldo de su cama, y una chabona en sutién sobre su falda.
Mordí mi labio tratando de contener mi dolor, pero las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos, delátandome.
La piba no entendía qué estaba pasando. Seguía sobre la falda de Mateo medio sonriente, como si fuese todo una broma. Pero él sabía muy bien qué estaba pasando. Se le notaba en su cara de pelotudo, que se le había caído encima ese balde de agua fría. Justo el mismo que me había caído a mi antes de entrar a su habitación.
Seguíamos en silencio. Yo por mi parte no podía salir de ese estado de shock doloroso, y Mateo estaba demasiado avergonzado, pero la pibita quiso preguntar.
-¿Qué onda? No entiendo nada -se rió y se bajó de la falda de Mateo, tapándose con la frazada.
Mateo cubrió su cara y yo rompí en llanto.
-¡Anoche te tenía en mi cuarto diciéndome que estabas enamorado de mí, y ahora tenés a una mina encima tuyo! -grité con la angustia desbordándose por mis palabras-. Y yo como boluda viniendo a pedirte perdón.
Mi llanto siguió descontrolándose aún más y la chica agarró la frazada y salió lentamente del cuarto. Mateo ni se inmutó y eso fue lo que más me partió el alma.
Me acerqué a él con rabia y lo empujé. Quería escuchar una respuesta de su parte, quería que se inventara una excusa o unas disculpas, pero nada.
Me quedé de pie junto a él llorando desconsoladamente, mientras él permanecía sentado en su cama tapándose la cara.
-Me dijiste que querías remediar todos tus errores y mirate, boludo; acostado con una mina -le dije en un susurro, porque la angustia me había ganado-. No estás enamorado de mí, Mateo. Creés que me querés pero no te querés ni a vos mismo, flaco. Te vas a terminar quedando solo por estúpido.
Lo miré por última vez y me marché de ahí con la cara empapada en alto. Pasé por el lado de Camilo, que seguía en las escaleras, y le dí un beso en el cachete. A pesar de que quería estar enojada, sabía que Cami solo quería protegerme. Bajé las escaleras, evitando ver las fotos de Mateo y Peligro y las mías, porque me querían tanto que tenían fotos mías por la casa. Llegué al living y la mina de antes, estaba sentada en el sillón aún tapada con la frazada de Mateo, fumándose el faso que había dejado Camilo en la mesa.
Hicimos contacto visual por unos segundos. Ella me miró con una pizca de burla, como si me hubiera ganado en algo. Pero la realidad era que ella era la más perdedora de nosotras dos. Y con esa realización en mente, le sonreí. No podría odiarla, porque la pobre piensa que cojerse a Trueno es el mayor triunfo.
-Si llegás a estar con él, cuidamelo -le dije aún sonriendo.
Soltó el humo del porro y asintió con una sonrisa de lado.
Y esa fue mi señal para salir de esa casa.
Caminé hacia casa, pero me dí cuenta de que mamá haría preguntas y realmente no quería hablar con nadie. Me fui a la parada del colectivo que quedaba en la avenida y me tomé el primero que me servía para ir al cementerio.
En estas ocasiones donde todo sale mal, y no comprendo lo que pasa, me gusta ir a visitar a mi papá. Él sabría qué hacer o qué decir, tenía siempre la palabra justa para cuando andabas perdido. Y a decir verdad, hacía tiempo que no iba a verlo. Había dejado de lado su existencia (o ausencia), por andar preocupada por Mateo y todos nuestros dramas.
Llegué al cementerio, y saludé a Pepe, el guardia, que me conocía como si fuese su propia hija.
-¿Venís a ver al viejo? -me preguntó levantándose de su asiento en la garita.
Asentí, y me acompañó hasta la tumba de mi papá. Una vez ahí, me dejo a solas con él, y pude por fin respirar hondo y sentirme tranquila.
-Papito, no sé qué hacer ya. Vos sabés que Mateo siempre me cuidó, pero está tan cambiado... ¡Tendrías que verlo!
Me quedé en silencio, pensando en una posible respuesta de su parte, pero no se me ocurría nada. Acaricié su nombre en la lápida y me quedé el resto de la tarde allí, tratando de olvidarme de todo.
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𝘽𝘼𝙍𝙍𝙄𝙊; 𝘵𝘳𝘶𝘦𝘯𝘰
Fanfic❝⎯¿Ahora que sos famosito te olvidaste de los del barrio?❞ Malena pierde a su mejor amigo por la fama y la música, y cuando regresa al barrio, decide hacerlo sentir igual de mal que como ella se sintió cuando perdieron contacto; sin embargo, unos se...