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—Kakashi...— fue la respuesta del moreno, debía admitir que estaba sorprendido de verlo.

—Hola— sonrió —Puedo pasar?.— trató de ocultar el ramo detrás de él.

—Sí, entra— el menor quiso ver detrás de su espalda pero no pudo.

El peliplateado entró a aquel amplio lugar, honestamente la sala principal era igual de grande que el departamento de su mejor amigo, que vergüenza.

—Traje esto para ti.— le extendió un ramo de girasoles -sus favoritos-

—No tenías por qué— se puso nervioso, pero tomó aquel regalo y fue a la cocina a ponerlos en agua.

—Papi...— su pequeño estaba un poco asustado por la apariencia del mayor, seguramente porque no podía ver su cara completamente.

—Oh, pequeño— Iruka fue a donde el menor y lo cargó, colocándose en frente al peligris —Naruto, él es Kakashi, un...— un que? qué eran exactamente? —Un amigo de papi.

—Hola Naruto, gusto en conocerte— el mayor extendió uno de sus dedos dejando que el rubio se lo agarrara.

—Ya es hora de dormir para ti— le hizo cosquillas, sacándole unas tiernas risas —Lo llevaré a su cuarto, ya regreso— volteó a ver al contrario.

—Bien, te espero aquí— le sonrió sentándose en el sillón de aquel lugar.

Iruka recostó al piojito junto con su anaranjado compañero y lo tapó.

—Descansa, papi te ama.— le besó la frente.

—To también, papi— sonrió para finalmente dormirse.

Salió de allí y apagó algunas de las luces de la sala, acomodó sus carpetas y puso la cafetera.

—Seguramente quieras un poco de café— preparó dos tazas.

—Me conoces bien— se quedó viéndolo, era como un dejavú.

Mientras el café se hacía, se dirigió al sillón para sentarse junto a él.

—Pudiste venir mañana, ya es algo tarde— el moreno soltó su cabello despeinándose un poco.

—Hay cosas que hablar— volteó a verlo serio —Sé que es tarde pero quería disculparme.

—Ya dije que no importa eso, este es nuestro presente, Kakashi— cruzó sus piernas.

—Tenías razón— rodeó el brazo sobre el menor.

—De qué?.

—Sí era un niño lindo como lo describiste aquella vez.— giró para sonreírle.

El ruido de la cafetera dio a entender que ya estaba listo. Ambos se levantaron, mientras Kakashi sostenía las tazas, Iruka servía aquella bebida negra.

—Hay una posibilidad... de que sea parte de tu vida de nuevo?— su voz realmente estaba dolida.

—No lo sé, estoy bien como estoy.

—Puedo verlo, y créeme que estoy muy feliz por ello.

—Considerando la hora en la que decidiste venir— hizo una pausa cambiando de tema y para beber —Si gustas, puedes quedarte a dormir.

—No, no quiero ser molestia— sonrió un poco —En serio, no te preocupes por mí.

—Nunca serás molestia, además creo que no me entendiste.— el moreno vio al mayor de manera distinta y mordió su labio.

Podía verse muy serio y firme pero aún seguía creando hormonas de adolescente, a diferencia del mayor, que ya estaba casi en los treinta.

—Con que eso era, eh?— bajó su mascarilla y sonrió ladino —Solías ser más directo, Iruka.

—Tú solías tomar la iniciativa primero— sonrió levantando una ceja.

—Bien, dejemos este café— agarró ambas tazas y las dejó sobre la mesa —Y vamos— agarró al menor de la cintura cargándolo hacía la habitación mientras lo besaba.

Una vez dentro, la puerta se cerró con seguro -por si acaso- y nuevamente, la noche era de ellos después de años.

Acuarela 水彩 | KakaIru |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora