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Alarma de las 6:30 AM

—Kakashi!— entró su mejor amigo enfadado— Explícame como es que no escuchas semejante sonido irritante? — le apaga la alarma y abre su persiana, dejando entrar la luz solar.

—Te escucho a ti— tapa su rostro con la sábana con intención de volver a dormir.

El pelinegro comenzó a quejarse sobre lo irresponsable que podía llegar a ser.

—Y llegar tarde no es un ejemplo para los niños— se cruzó de brazos.

—Mira quién habla, el que llegó tarde a su propia graduación— el peliplateado se destapó únicamente para ver la cara de fastidio del contrario.

—Cállate idiota, haré el desayuno y más te vale que estés en el comedor antes de que lo sirva porque vendré aquí nuevamente y te lo tiraré en la cara — ¿eso fue una amenaza?.

—Sí, sí, pero si me tardo es porque tu novio se encerró en el baño únicamente a peinarse — realmente no tenía nada en contra a la pareja de su amigo pero, estar veinte minutos en el baño solo para arreglarse el cabello le parecía extremo.

Tres hombres en un departamento no era nada lindo.

—Déjalo en paz, él es perfecto y su cabello también y si no esta bien arreglado no se vería cool.

—¿Cool?.

—Ya deja el asunto y apúrate, los niños te esperan! — finalmente salió de su habitación.

Muy pesadamente, se levantó.
Una vez ya con su vestimenta puesta, sale a la sala, viendo a su amigo, quién estaba sirviendo el café y a su pareja, que estaba acomodando su maletín para irse.

El rubio raramente desayunaba con ellos, ser un artista no era tarea fácil y menos si tus pinturas están en nada más y nada menos que el Museo de Arte.

—No te quedarás hoy tampoco? —su novio le hizo un leve puchero.

—Ya sabes que no, hm— acomodó el cuello de su camisa y fue a donde el contrario.

El platinado simplemente sacó su libro y esperó a que el desayuno esté servido.

—Adios, Tobi— el rubio fue a darle un beso a su pareja— Adiós. —saludó a Kakashi cortante -como todos los días desde hace cinco años- y finalmente salió.

—Tan mal te cae?— Obito se dió vuelta a ver a su amigo y sirvió el desayuno.

—No me cae mal, ya te lo dije— guardó su libro y se dispuso a comer. —Estarás en la noche o tienes turno?

—Ni una, ni otra, Deidara y yo iremos a cenar hoy— el pelinegro sonó muy emocionado.

—Bien, entonces podré corregir en paz. — el peligris cerró por un momento sus ojos.

—O bien puedes invitar a Iruka a algún lugar y tienen una cita y se dignan de una vez a estar juntos. — sonaba lógico, pero obviamente el castaño le había dejado en claro que no quería una relación -por el momento-.

—Suena bien, pero primero está mi trabajo. — se levantó y dejó las cosas de su desayuno para lavar.

Agarró su maletero, acomodó su saco y salió.

—Se sorprenderan de verte tan temprano y fue gracias a mí! — cerró la puerta dejando hablando solo a su amigo— De nada!.

Condujo normal hasta el instituto.
Se presentó en sala de profesores, buscó con la vista y todavía -él- no llegó, igual era entendible dado a que su adorado hijo lo retrasaba un poco algunas veces.

—Qué dices Kakashi, jugamos Uno hoy?— Gai, profesor de educación física y biología, "eterno rival" suyo, realmente era más fácil seguirle el juego que negarse.

—Será otro día— antes de que el tipo de extraño cabello empiece a reclamarle, la puerta de la sala se abre.

—Buenos días— le dijo con una sonrisa -que no podía verse por su barbijo-.

Acuarela 水彩 | KakaIru |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora