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—Los nigiris de aquí son los mejores— el moreno se llevó una porción a la boca.

—Sí, pero no respondiste mi pregunta— le tira un papelito de lo que fue la envoltura de un escarbadientes.

—Ah?— dice con la boca llena —Te dije que no, porque ya lo preguntaste antes.— se hizo el presumido enojado.

—Ya verás Umino, no podrás correr de mi la próxima vez.— lo señala con un palillo.

—Lo que digas— rodó sus ojos sonriendo —Come más rápido que tengo que llevar las compras a casa.— lo apuró.

—Déjame tragar!— el contrario se quejó.

Luego de que terminaran de comer, como había dicho el peligris en el museo, pagó la cuenta y fueron a casa de Iruka.

Ambos bajaron las bolsas del mercado, llevándolas dentro del departamento.

—Gracias por la ayuda— acomodó la bolsa de verduras en la cocina.

—No hace falta, siempre te ayudaré— apoyó el resto en el suelo del comedor.

—Ya te irás?— preguntó el moreno acercándose a él, acomodándole el cuello de su camisa.

—Me estás echando?— el de la mascarilla preguntó mientras tomaba la mano del contrario.

Ambos sonrieron sin dejar de verse, parecía que pensaban lo mismo.
El menor tomo el barbijo del mayor y lo bajó, dejando a la vista sus labios.

—Bésame.— ordenó.

Y así fue, el peligris lo rodeó de la cintura y pegó ambos cuerpos haciendo que se sumerjan en un lento y profundo beso.

Reconocían que era incómodo cuando los demás decían cosas como que deberían estar juntos, ellos, bueno más bien, Iruka, no quería apresurar nada y fue lo primero que le dijo a su amante.

—Kakashi...— jadeó sobre sus labios, realmente se sentía muy bien estar así otra vez.

—Eres tan caliente.— casi gruñó, lo levantó y se sentaron en el sillón, el mayor en la superficie y el moreno sobre este.

Lentamente el peliplateado empezó a bajar las prendas de su menor, besando a la par su cuello, cosa que al contrario, lo hizo estremecer.

Desató su cabello y lo jaló suavemente mientras hacia chupones en toda la parte del cuello y hombro.

—Aahhh... Kakashi...— jadeó y comenzó a moverse sobre el miembro del mayor, sacándole un suspiro pesado.

Le necesidad de ambos se hizo más grande y el ambiente se volvió más denso.

El moreno llevó sus manos a la nuca del contrario y comenzó a gemir sobre su oído, haciendo que el peligris apriete su trasero simulando embestidas.

—Ya no aguanto...— soltó el mayor, cerrando sus ojos, sintiendo su cuerpo arder.

—Entra en mí, hazlo...— el moreno estaba en la misma situación, y ese comentario fue casi una súplica.

Después de que el menor bajara sus prendas, introdujo su miembro en él lentamente, abriendo sus paredes.

—Aaah... Kakashi...— el más bajo se aferró a los hombros del mayor, tomándolo con fuerza.

El contrario solamente presionó más su agarre sobre la cintura de su chico, elevándose para que entre mejor.

—Es tan rico...— suspiró el peligris, tirando su nuca hacía atrás dándole embestidas más rápidas.

De pronto, el lugar se llenó de puros jadeos y gemidos -sin contar el obsceno sonido de sus pieles chocando-.

Realmente, el sexo era una de sus cosas favoritas y que más disfrutaban.

Acuarela 水彩 | KakaIru |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora