¿Qué pasaría sí el verdadero enemigo está más cerca de lo que crees?
¿Qué harías con tal de proteger a las personas que amas?
¿Cuántos secretos eres capaz de guardar y cuánto tiempo crees que duren en salir a la luz?
¿Habrá alguien que pueda desafia...
Este capítulo es la continuación a parte del capítulo 8 :) Por así decirlo como un extra.
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Andrei
Cuando era adolescente follaba como un loco, con cada mujer que se me atravesara, de algo servía ser hijo de alguien importante en este mundo y debía sacarle provecho a eso.
Nadie crece en un buen ambiente, siempre hay conflictos y abusos de poder. En casa pasaba eso, mi padre era una mierda con la mujer que amaba, primero le gritaba y después venía a por ella sólo para disculparse, era algo estúpido ya que luego seguiría haciendo lo mismo.
Recuerdo que cuando tenía quince años, madre estaba nerviosa y le pregunté si necesitaba que hiciera algo por ella y digo que debía cuidarme. Dicho esto, entró al baño y escuché como caía el agua, así que sólo supuse que iba a bañarse.
Y pues, supuse mal.
Habían pasado dos horas dónde pensé que ella estaba bien, pero no fue así, madre se había suicidado en la bañera.
¿Cómo? Supuestamente padre, ella tomó pastillas ya que estaba comenzando a volverse loca y tener un poco de depresión. Ese teatro era mentira, Anita, una señora del servicio me dijo que madre se cortó las venas, ya que la noche anterior había vuelto a pelear con padre.
Odié a la persona que se hacía llamar mi padre, pero a las malas entendí algo, si madre vivía, ella de seguro iba a seguir sufriendo los constantes abusos, aunque sonara algo loco las personas dañadas merecían descansar en paz.
Padre nunca se lamentó por la muerte de madre, digno hijo de puta, todo un ruso con carácter de mierda. Aunque había sacado los ojos de madre, el parecido con mi padre podía hacer que las personas nos confundieran.
Cuándo conocí a la preciosa chica de ojos heterocromáticos fue un día de locos.
Era un día de chequeo médico general y me topé con Alexander Lázaro, amigo de mi padre, él viejo médico me dijo que estaba atendiendo a la hija de unos amigos, me preguntó que si quería conocerla y pues no me negué.
Al momento de verla, me quedé totalmente en shock, ella era hermosa y en ese entonces tenía diecinueve años y yo veintiuno.
El médico me contó que estaba pasando por una crisis emocional, que había quedado en shock. No dijo más ya que E, se guardaba algunas cosas.
Con el paso del tiempo, iba un poco más seguido al hospital dónde estaba y la veía, duró tres días en shock, y al cuarto pudo volver a hablar. Nos hicimos grandes amigos y cuándo supo que podía confiar en mí, me contó que la había dejado así tan mal.
Puedo jurar que odié al causante de eso con todas mis fuerzas, de sólo pensar en él, mi sangre hervía tanto así que podía sentir que llegaría a quemarme.
