Besos & Cigarrillos - JinKook

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ADVERTENCIA: Situaciones 13+

💋&🚬

Luego de que la vergüenza inicial pasara, y Jungkook se distrajera metiéndose a nadar, para que Seokjin no pudiera ver el efecto sobre él por compartir un par de besos, el menor se dedicó a vagar por la playa, recolectando algunas caracolas, metiéndolas en sus bolsillos.

Seokjin encendió un cigarrillo, cómodamente sentado sobre una de las rocas de la cueva, mirando al pelinegro en su afán por recoger ostras. El humo escapaba entre sus labios, mientras se sumía en sus pensamientos. Necesitaba dejar de involucrarse de más con el chico o todo terminaría muy mal para ambos.

Un par de días después, luego de ver el sol ponerse en el horizonte, el par de adolescentes se tendió en la arena, mirando las primeras estrellas apareciendo en el cielo, titilando y brillando tenues. Ninguno decía nada todavía, a pesar de que Jungkook quería irrumpir el silencio entre ambos.

- Hyung... - susurró, esperando alguna respuesta del mayor.

- Hmm – tarareó, para indicarle que lo oía.

- Hice algo... - comenzó a decir, sacando del bolsillo de su short, un collar – Para ti, y para que puedas usarlo, o guardarlo como un recuerdo... - puso frente a sus ojos el colgante, con una caracola pequeña de color rosado, adornándola – Espero que te guste – añadió, ante el rostro neutro del otro.

- Oh... - se alzó sobre sus codos, para apreciarlo mejor.

- Elegí la más bonita de todas las que recogí el otro día – detalló, sentándose en postura de flor de loto, emocionado de entregarle un regalo tan especial.

- Gracias – le imitó, para poder ponerla alrededor de su cuello, tomando la caracola entre sus dedos. Era muy bonita, en realidad – Yo no hice nada para ti – bromeó – No se me dan este tipo de cosas.

- No importa, no tienes que darme nada, hyung – le restó importancia.

Un momento más de silencio los rodeó, y sólo las olas rompiendo contra la costa podían oírse en la noche que los cubría.

- Jungkook... - dijo Seokjin, con un tono más serio – No deberías ilusionarte demasiado conmigo, ¿sabes? – no volteó a mirar al menor, y sólo mantuvo su mirada en el oscuro horizonte – Pronto me marcharé.

Aunque el menor era consciente que Seokjin se iría en cuanto acabaran las vacaciones, él no podía dejar de sentirse atraído por su vecino.

- ¿Cuánto tiempo te quedarás? – quiso saber, así no quisiera escuchar realmente la respuesta.

- No lo sé – mintió.

Luego de esa extraña conversación, cuando ya se cumplían más de dos semanas desde la llegada de Seokjin a la playa y a la vida de Jungkook, ellos estaban en su cueva, pasando el rato.

- Deberías ir a visitarme a Seúl, algún día – propuso el mayor, llamando la atención de Jungkook, quien peleaba contra el mechero que se apagaba cada vez que intentaba encender su cigarrillo. El menor había aprendido los malos hábitos de Seokjin.

- No es tan fácil, hyung – respondió, rindiéndose con el encendedor que Seokjin le arrebató para ayudarlo, cubriendo con su mano la brisa. Jungkook le regaló una sonrisa, para darle una calada al cigarro entre sus dedos – Pero, siempre puedes volver el otro verano... - le animó. Él ya estaba acostumbrado a esperar por las personas de verano en verano – Voy a extrañarte como un demente... pero, esperaré por ti.

Seokjin, con el corazón agitado en su pecho, le quitó el cigarrillo al menor, tirándolo al suelo, para abalanzarse sobre sus labios, bebiendo de él, el humo que acababa de aspirar. Jungkook sintió la sorpresa, pero se dejó hacer, ante el entusiasmo del mayor.