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💋&🚬


- Kookie... ¡Kookie! – la señora Jeon golpeó la puerta del cuarto de su único hijo, esperando ser lo suficientemente ruidosa para sacarlo del pesado sueño que el chico tenía – Tus primos van a llegar en cualquier momento, no querrás recibirlos en pijama, ¿o sí? – insistió, aunque el menor no daba señales de despertar todavía - ¡Te quedarás sin desayuno!

- Ya voy, mamá... - gruño, con la cara escondida en la almohada, ocultándose del brillante sol matutino.

El verano se hacía presente en la ciudad de Busan, donde Jeon Jungkook había pasado toda su vida, es decir, catorce años. Sus primos, Taehyung y Jimin, acostumbraban pasar toda la calurosa temporada con él, viajando desde Seúl hasta aquella turística ciudad a orillas del mar cada año, ya que el chico vivía prácticamente frente a la playa.

- Date prisa, por favor – añadió su madre, antes de bajar a la primera planta.

Con pereza, Jungkook se sentó en la cama, estirando sus brazos, oyendo el tronar de algunos huesos. Rascó su cabello azabache, dejando un remolino en este, antes de decidirse finalmente a ponerse en pie para iniciar su día. Las expectativas eran altas, pues llevaba semanas planeando con sus primos lo que harían en cuanto estuvieran allí. Por fin se había decidido a inscribirse en clases de surf y Taehyung lo acompañaría, a pesar del temor que le producía. Jimin se reservaba de hacerlo, con la excusa que no le gustaba para nada, aunque, en realidad, su atención estaba en los vecinos de Jungkook, con los que se reunían a jugar por las tardes. El futbol de playa era la actividad predominante en su itinerario, aunque también incluía caminatas, ir a conocer el nuevo parque de diversiones que se había instalado en la ciudad, atiborrarse de helado y golosinas para amanecerse viendo películas de terror, y las clases de surf.

Jungkook realmente esperaba poder hacer todo eso y más, en sus dos meses de vacaciones. Su ventaja era que, por estar en la transición de niño a adolescente, sus responsabilidades se limitaban a mantener su cama tendida y la ropa sucia en el cesto. Demasiado tiempo libre para hacer todo lo planeado.

Para cuando el chico bajó, Taehyung y Jimin ya estaban allí, con las maletas junto a la puerta, y los ojos llenos de emoción. Jungkook corrió para envolverlos en un abrazo grupal, dejando ver su adorable sonrisa, con sus dientes frontales resaltando y una galaxia brillando en sus pupilas negras.

- ¡Los extrañé tanto, chicos! – exclamó apretujándolos entre sus brazos delgados.

- Nosotros también – respondió Jimin, sonriendo hasta que sus ojos se convirtieron en dos líneas semi curvas.

- Nos hiciste mucha falta – se quejó Taehyung, lloriqueando falsamente – Las clases son aburridas y la ciudad no tiene nada genial.

- No se quejen, viven en Seúl – se apartó para mirarlos – De seguro hay muchas cosas que aquí no, no mientan.

La madre de Jungkook observó la escena desde el comedor, sonriendo para sus adentros. Le gustaba la bonita amistad que los tres chicos estaban cultivando, no sólo porque eran familia, sino, porque deseaba que su único hijo creciera en un ambiente seguro y bueno.

- Vamos a la mesa, chicos – los instó la mujer – Se les va a enfriar el desayuno.

- Ya vamos mamá, los llevaré arriba para ayudarles con las maletas – explicó Jungkook, tomando uno de los bolsos para colgárselo al hombro y subir tras sus primos.

- ¿Saldremos después del desayuno o luego de almorzar? – quiso saber Jimin, mirando curioso por la ventana, analizando las casas vecinas.

- No lo sé, ¿por qué estás tan interesado en salir? – cuestionó el dueño de casa.

Besos & Cigarrillos - JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora