CAP 7.

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Me inclino por la mesera, espero un poco más mientras que ella deja todo organizado y aprovecho para hablar con la otra que esta saliendo del local, me dirijo a donde se encuentra para poder quedar en algo concreto y así poder irme con la chica y dejar una salida con ella para la próxima.

–¿Estás lista?

–Yo siempre estoy lista.

–Mira ¿que tal si dejamos este encuentro para el otro sábado? lo que pasa es que tengo que llevar a mi hermana a su casa para que no regrese sola, como puedes ver soy un hermano muy protector.

–De acuerdo cariño.

–Yo te estaré llamando para acordar la hora de la salida. ¿Te parece?

–Excelente idea, pero no me llames en tiempo laborales, yo salgo a mediado de las 4:00 PM, puedes llamar en la noche.

–OK, entonces quedamos pendiente para el día antes del sábado, ¿puedo llamarte? espero que no te arrepientas por que te estarías privatizando de un momento glorioso he inolvidable, creo que dirías que después de esa noche sabes que es sentirse vivo.

–Hablas también que espero que todo eso que dices no sean solo palabras y se conviertan en  hechos agradables he inolvidables como dices.

–Solo espera ese gran día. - me despido con un grato beso en la mejilla, al ella marcharse la mesera viene saliendo y me mira con una cara de perversión que electriza todo mi cuerpo y me hace sentir el hombre más deseado, tomo su cartera y le brindo mi chaleco siendo un tanto más amable de lo que soy, sonrío emocionado y la ayudo a subir al vehículo.

–Bueno, ¿a dónde vamos?

–¿Dónde vives tú?

–Llegando al estadio de fútbol ¿y tú?

–Yo, por aquí cerca del parque.

–Entonces vamos a tu casa.

–Vamos yo te voy indicado por donde es.

–Perfecto, y dime ¿con quién vives? - le pregunto para seguir hablando con ella y no dejar de caer el hilo de la conversación.

–Vivo sola, mis padres no se encuentran en la ciudad.

–Ósea ¿que tenemos la casa para nosotros solos?

–Así es, sólo para nosotros.

–Es tu día de suerte.

–¿Por qué lo dices? - la tomo por la pierna mientras le pregunto si ya estamos llegando.

–Si claro solo falta esta cuadra y doblas a la derecha.

–¿Sabes por qué es tu día de suerte? por que hoy te haré lo que nadie te ha hecho en tu vida, hoy me encargare de darte un buen placer.

–Mira aquí, es esa casa, - nos bajamos y ella toma la delantera para abrir la puerta, le pongo seguro al auto y prosigo a entrar junto con ella. Al encontrarnos adentro empiezo a besarla para entrar en calor y poner en marcha todo, tomo sus nalgas con fuerza haciendo que ella se recueste a mi, busco con mis piernas el sofá para recostarnos y hacer locuras.

–Aquí no, vamos a mi recamara ahí nos vamos a sentir a gusto y más seguro.

–Vamos. - le digo mientras le pego unas buenas nalgadas y ella solo ríe perversamente. Toma mi mano y me lleva junto con ella a su habitación, no espero a que abra la puerta la abalanzo sobre mi tomándola por el brazo, la sujeto fuerte y empiezo a excitarla mientras empujo el pedazo de madera con su cuerpo. La tiro en la cama tomando el control de la situación, tomo su ropa y la despojo de ella lentamente para provocarle un desespero, al tenerla toda desnuda empieza conmigo y quita mi camisa, luego desabrocha mi correa y con ello mi pantalón mientras yo me quito los zapatos observo como se deshace de mi pantalón con su boca y mi ropa interior también la despeja con esta, inmediatamente toma mi pene con sus manos y trata de masturbarme, pasa un rato tratándolo de hacer hasta que optó por llevárselo a la boca para así brindarme más placer y hacerme llegar rápido, pero no lo está logrando por que yo no me quedo con los brazos cruzados, también estiro mi mano para alcanzar su vagina y masturbarla de igual manera provocándole un orgasmo. La levanto y la incito sin decirle alguna palabra, solo con el hecho de que estamos en el clima de la pasión a tomar una posición llamada la compenetración más conocida como el 69. Me recuesto en la cama no completamente si no que dejo desde mi rodillas hacia bajo fuera de esta, luego de estar acostado ella se posiciona encima de mi pero al contrario con su cabeza para mi pene y su vagina para mi boca. Empiezo a darle un gran concierto de lengua deleitándome con su clítoris y dado lo que fluye de ella, mientras al mismo tiempo ella toma mi miembro y se lo lleva a la boca lamiéndolo, lo escupe y sigue haciendo un sonido excitante, se lo introduce todo sin poder respirar y luego lo saca y suspira pero no para de chuparlo. Yo tampoco me detengo, tomo con mis dos manos sus glúteos y intento separarlos para meter toda mi cara y juguetear con su vagina, después de tomar varios minutos en esta posición se para y me dice que ya no lo soporta y quiere que la penetre, se acomoda en la cama, mientras posiciono mi pene en la entrada introduciendo suavemente en su húmeda vagina. Cuando ya entra por completo empiezo el suave y amañador movimiento con mi cintura, al tener rato en este suave vaivén siento que es la hora de darle duro sujetándola por los hombros y darle como querer traspasarla.

–¡Dale mas duro! - grita mordiendo la almohada, eso me hace poseerla más fuerte, del dolor y placer ella toma mi espalda y la araña como una puta gata provocando pequeñas heridas con sus largas uñas. Mueve su cabeza con desesperación y su abdomen se comprime, extraigo mi pene y al momento de sacarlo viene con el una corrida que ella queda deshidratada, vuelvo a meter mi pene pero esta ves con un jugueteo a fuera primero, lo saco y lo meto pero fuerte, en cada embestida la cama golpea con la pared. Agotados por el lujurioso placer quedamos dormidos a altas hora de la madrugada, al amanecer miro a mi diestra y no la veo, la puerta de la habitación se abre y es ella con una charola que me trae el desayuno, le doy los buenos días y las gracias, después de terminar el desayunar me levanto y me despido.

–¿Tan rápido te vas?

–Sí, sólo que no acostumbro a quedarme tanto tiempo en casa de mujeres que han pasado la noche conmigo.

–¿No puedo ser la excepción?

–Lo siento, no puedo.

–¿Cuando se repetirá esta ocasión?

–Muy pronto no te preocupes, te lo dije o no te lo dije, que quedarías amañada y pedirías más.

–Es que nadie me lo había hecho así.

–Yo te llamo. - salgo de su casa y me dirijo a la mía miro por el retrovisor y veo que alguien me está siguiendo.

El PSICÓPATA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora