Capítulo 1

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- Esto no va a funcionar. Mírate y mírame a mí, no somos compatibles.-Se toma un momento y continua.- Tu eres...eres...bueno, pues así.-dijo señalando mi cuerpo. Note que algo dentro de mí se rompía. Me hizo daño, mucho.

Las lágrimas no dejaban de correr por mi cara, y sinceramente, me había cansado de apartarlas. No más.

Levante la mirada del suelo y le mire directamente a esos ojos que una vez me habían cautivado. Quería que viera mi dolor pero tuve que apartar la vista antes de tiempo. No soportaba como me devolvía la mirada, pena y compasión, eso era todo lo que sentía por mí.

No podía seguir soportándolo y eché a correr hacia casa. Cerré la puerta de un portazo y subí a mi habitación.

Menos mal que mis padres se habían ido. Esto había sido muy humillante. Mi novio, o al menos el que yo había considerado mi novio me había dejado porque no le gustaba mi físico.

Escondí la cara en la almohada y grite, grite hasta quedarme sin aliento, para luego volver a coger aire y llorar.

Comenzó a sonarme el móvil. No quería hablar con nadie, todavía no me encontraba lo suficientemente bien, pero justo cuando creí que ya se habrían cansado de llamar vuelve a sonar. Saco el brazo de debajo de la almohada, cojo el teléfono de encima de la mesilla y contesto.

-¡Hola! ¿Qué tal? ¿Te pillo ocupada? ¿Todavía sigues con él? ¿Te llamo luego mejor?- Genial, mi mejor amiga.

-Horrible

-¿Por qué? ¿Qué paso?- Es un cielo de persona, siempre atenta y preocupándose por los demás. No me apetece remover tan pronto lo ocurrido, pero es Daniela y sé que no parara hasta saber absolutamente todo lo ocurrido.

-Pues que nada más salir de casa me dijo que tenía que hablar conmigo. -Sigo contándole la historia, encontrándome un poco mejor a medida que suelto todo.

-Joder, que carbón.

-Pues si un poco. -Digo para poder acabar lo más rápido posible esta conversación que no lleva a nada bueno.

-No Valentina, un poco no. Es un cabronazo.

-¡Ay! Ya lo sé Dani.- Silencio. Y después comienza casi gritándome loca de contenta los planes que nos acaba de organizar.

-¡Ya se lo que vamos a hacer mañana! Tú y yo. Película. Helado.

-No, no, no. No estoy de humor. -Digo rotundamente.

-Claro, por eso. Si quieres vemos la de Titanic y lloramos juntas.

-De verdad no me apetece nada.- Suspira resignada y por una vez me hace caso.

-Vale. Bueno, si cambias de idea avísame ¿vale?

-Sí, ya te llamare. -Y con eso colgamos.

Salgo de la cama y entro en el baño. Nada más entrarme me asusto con mi propio reflejo, tengo todo el rímel corrido por la cara. Doy miedo. En el mismo momento en que se me pasa ese pensamiento por la cabeza me rio.

<< ¿Cómo voy a gustar a alguien así?>>

Abro el grifo y lavo bien mi cara, hasta que no queda rastro de maquillaje. Vuelvo a mi habitación donde me pongo el pijama y meto en la cama para descansar un poco.

-¡Buenos días dormilona! -Abro un ojo y veo a la persona que ha osado despertarme.

Meto la cabeza bajo la almohada y gruño para que se vaya y me deje en paz, pero no surte efecto, sigue sentada a un lado de la cama.

-Déjame, Dani.

-Vamos, levántate- Dice arrastrando las silabas.

-No quiero. Déjame dormir

Gorda, los príncipes no existenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora