✦Décimo noveno✦

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Suga

-Que pestañas tan largas...

Estire mi mano y tantee por encima de la piel oscura, admirando como poseía el mismo tono de marrón tanto en su cabello como en sus cejas y pestañas. Pase olímpicamente de la mirada extrañada que me dedicó Leona y continué picando sus bien definidos pómulos con mis dedos.

Para ser un sueño se siente bastante real...

Debía ser un sueño, ¿no? Porque de otra forma no hay manera de que este compartiendo la misma cama con este sujete y mucho menos que me permitiera tocar así su cara. Últimamente estaba soñando con demasiadas cosas extrañas... una reina tirana, un león problemático y ahora una bruja mitad mujer, mitad pulpo. Soñar con Leona era extraño pero mas relajante que tener a esos otros inusuales y familiares personajes dando vueltas en mi cabeza mientras duermo. ¿Significaran algo? No lo sé, justo ahora toda mi atención estaba en la cara de este idiota. Tire de su mejilla y jugué a estirar sus parpados. ¿Cómo puede verse tan guapo aún cuando estiro su cara así? ¿Y cómo es qué aun no me ha golpeado? Esa y mas dudas aparecieron en mi somnolienta mente a medida que toqueteaba su rostro, llegando a una conclusión:

Sí, definitivamente es un sueño.

-¿Hasta cuando seguirás con eso? -Menciono con bastante calma alimentando la idea de que realmente seguía dormida; el verdadero Leona me habría sacado a patadas de su cama. Aparto mi mano con un movimiento cauteloso, la calidez de sus dedos sobre mi piel se sintió muy real. Casi como si no estuviera soñando... -Mas te vale no haber dejado de tu baba sobre mis almohadas. -Aparto las sabanas y se incorporo gruñendo a medida que estiraba los huesos de su espalda. Mantuve mis ojos fijos en él, ¿qué tanto dolería recibir un puñetazo de uno de esos brazos? Ah, sueno como una masoquista. Debo dejar de comer de noche o de lo contrario seguiré soñando con este tipo de cosas tan raras...

-Bien, creo que es hora de despertar.

-¿Despertar? ¿De qué demonios estas hablando?

-Calla, me estoy concentrando. -¿Debería pellizcarme? ¿Parpadear tres veces? Estaba por probar la segunda opción cuando unos dedos golpearon mi frente.

-Herbívoro -Pronuncio muy cerca de mi rostro, con una mirada seria y ceñuda. -, no estas soñando. Esta es la realidad.

-¿Qué...? -¿Cómo que la realidad? Si esta era realmente la realidad eso significaba que... Mire a Leona boquiabierta.

-¿Quieres que te lo explique con manzanas o qué?

Sentí como mi expresión se tornaba rígida. Retrocedí dramáticamente, ignorando el golpe que mi trasero se acababa de llevar por caer descuidadamente de la cama, arrastrándome lo mas lejos posible de la zona que se supone a la que tenía prohibido tocar. Por inercia lleve mi mano a mi pecho, justo donde mi corazón saltaba errático.

¿Qué demonios había sucedido anoche? ¿Acaso Leona me había descubierto? No, no, no... no puede ser, de ser así no se habría referido a mi como un chico... o eso creo. ¡¿Entonces qué?! ¡¿Acaso iba a golpearme por haberme metido a su cama sin permiso, o expulsarme de su dormitorio por haber manoseado su cara?!

-Ah mírate ahí, hace apenas un segundo estabas tan tranquilo y ahora tiemblas como una pequeña gacela que acaba de nacer -Se había acercado a mi mientras tenía una minicrisis existencial. Todas mis alarmas explotaron en el momento que levanto su mano, temiendo lo peor me encogí en el piso y me asegure de cubrir las zonas vitales.

-¡E-espera por favor, no me golpes! ¡Lo siento, lo siento no volverá a pasar, lo prometo! -No debí cerrar mis ojos con tanta fuerza y mucho menos usar mis brazos para protegerme, de lo contrario habría notado que las intenciones de Leona eran darme una mano para levantarme y no agredirme. Y quizás ese amargo sentimiento que había empezado a oprimir su pecho la noche anterior impidiéndole dormir, y mucho menos exiliarme de su cama, no se habría vuelto más pesado. Aparto su mano con una mueca.

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