Encuentros y otro destino

XIII

Cuando llegó Midoriko, vio a Kagome dandole la espalda a los dos hombres presentes, frunció el entrecejo y camino directo a Kagome.

-No me dijiste que eran youkais- habló enojada- no ayudaré
-¿Que?- pregunto incrédula y con su labio inferior tembloroso- por que no
-Me dediqué la mayor parte de mi vida a matarlos- dijo mirandolos- ¿por qué los ayudaría ahora?
-El no pertenece a esta época- hablo mirando a Sesshomaru- debe volver
-¿Por qué quieres ayudarlo?
-Ya le dije- hablo desviando la mirada- no es de aquí
-Mientes- aseguró- es por otra cosa
-No...no es cierto

Midoriko la observo, "claro que esta mintiendo", pensó mientras daba media vuelta y volvía al templo, sin siquiera mirar a los demás.

-¡Espere por favor!- Kagome la siguió en cuanto la vio volver a entrar- ¡señorita Midoriko!
-Me estás mintiendo, y le mientes a él y a tu corazón- dijo viéndola fijamente- ¿qué es eso que no quieres decir?
-Yo...yo- no podía articular ninguna palabra, no sabía cómo decir aquello- si...si el no regresa...a su época- comenzó lentamente- se quedara aquí...y yo...- las lágrimas comenzaron a descender lenta y silenciosamente- yo...lo olvidaré...olvidaré cada momento con el...- admitió todo mientras caía de rodillas
-¿Tu...lo amas?- interrogó inclinándose un poco a su altura- es por eso que haces todo esto, ¿no?
-Si- respondió sincera- así que, por favor, ayúdenos
-No lo haré
-¿Por que?
-¿Has pensado...que quizás no puede cruzar...por que te niegas a dejarlo ir?- le preguntó retornando su camino dentro del templo

Kagome se quedó pensando en aquello, ¿sería verdad?, si así fuera, Sesshomaru la mataría, el quería volver, y ella se lo impedía, más lágrimas comenzaron a caer y no podía retenerlas, miro fuera del templo y vio a ambos youkais mirándola interrogativos.

Se levantó lentamente y secó sus lágrimas, paso lentamente las manos por su cara, camino hacia la salida, pero cuando miro a Sesshomaru a los ojos, no lo resistió, comenzó a correr rápidamente, pasó de largo a ambos hombres y se perdió en el inmenso bosque.

Tanto Toga como Sesshomaru se observaron y fueron tras ella, no sería muy difícil encontrarla, después de todo, sus sentidos estaban muy desarrollados a comparación de los demás, una vez la vieron delante de ellos, notaron que estaba llorando, no dejaba de correr y podían oler un poco de sangre, de seguro se habría cortado con alguna rama o algo.

-Dejemosla sola- sugirió Toga
-Necesito volver- dijo Sesshomaru- quiero saber si esa mujer nos ayudara
-Todo indica que no
-Hmp, pues no me quedaré aquí

Continuó siguiendola y viendo a donde se dirigía, estaba retomando el camino por donde habían llegado, la vio detenerse justo donde habían bajado del autobús, no pasaba nada, ella seguía ahí sin moverse, pero las lágrimas seguían hay.

-Miko- hablo acercándose, pero ella no volteó, simplemente comenzó a caminar- ¡Miko!- hablo más fuerte, pero solo logró que ella comenzara a correr, la miro enojado, muy enojado, y su bestia tomó el control de su cuerpo- ¡Kagome!- se detuvo, volteó lentamente y podía ver el asombro y el miedo en sus ojos
-Como...¿como me...llamaste?- preguntó- Sesshomaru...tus...tus ojos...- no siguió hablando, ya que el avanzó lentamente hacia ella, lo quedó mirando, todo estaba igual, excepto por sus ojos, que ahora eran rojos- que...que te pasó
-Por qué no paraste- su voz era severa, parecía enojado, más de lo normal- te llamé dos veces, mujer
-Yo...quería estar sola- dijo cuando lo tuvo de frente, levantó la mirada, ya que la diferencia de estatura era evidente- que pasó con tus ojos
-Soy la bestia de Sesshomaru
-¿El tiene una bestia?
-¿Recuerdas al perro gigante?
-¿Eras tú?
-Si- respondió de inmediato- mi nombre es Yako, y vivo en el interior de Sesshomaru
-Ya veo- habló asombrada- por que me seguías
-La sacerdotisa, ¿que pasó con ella?
-No ayudará- dijo con lágrimas nuevamente- es mi culpa, le mentí a ella, a Sesshomaru y me mentí a mi misma
-¿A Sesshomaru?- interrogó divertido- eso quiero escucharlo, en todos mis años de vida jamás había escuchado eso, cuéntame
-No, quiero estar sola

Yako la miro ladeando la cabeza, esta humana era extraña, ¿mentirle a Sesshomaru?, pero si eso era imposible, jamás había pasado, "será interesante ver todo esto" pensó, cerró los ojos y dejó nuevamente a Sesshomaru tomar el control, el por otra parte, decidió dormir un poco.

Sesshomaru había escuchado todo, le preguntaría más tarde todo, ahora la dejaría irse sola, claro, que el iría tras ella para que nada le pasara.
***
Siempre había pensado que salir a caminar para despejar la mente no servía, pero admitía que si ayudaba, la suave brisa movía su cabellos y le brindaba tranquilidad, sabía que Sesshomaru y Toga la estaban siguiendo, pero ella quería estar sola, sin que nadie le siguiera o la pudieran hablar.

Se desvió nuevamente al bosque, comenzó a acelerar el paso para estar un poco lejos de ellos, cuando no los sintió, se detuvo, inhalando profundamente cerró los ojos, y concentró energía espiritual, cuando los sintió nuevamente cerca, se enojo, los volteó a ver.

-¡Quiero estar sola!- les grito enojada- ¡por que no lo entienden, me he alejado de ustedes en dos ocasiones! ¿¡por qué no se van!?- pregunto llorando, apretó sus puños y ambos youkais retrocedieron, estaba liberando energía espiritual, estaba enojada, dolida y muy confundida.

Un campo la rodeó, impidiendo que ellos pasaran.

-Por favor, déjanos pasar- pidió Toga- solo queremos saber que pasó
-Largo- dijo alejándose de aquel lugar, de ellos, pero sobre todo de Sesshomaru- solo quiero unas horas a solas
-Estaremos aquí- puntualizó Toga sentándose y cruzando los brazos

Y así lo hicieron, permanecieron ahí, quietos, sin decir o hacer algo, no se miraban, solo veían a la miko que se encontraba sentada en una roca, con la cabeza apoyada en la rodilla, no se movía.

Llevaba cerca de veinte minutos en la misma posición, se levantó para estirar las piernas y los brazos, "te dije que tu futuro era interesante", escucho susurrar cerca de ella, se giró para ver quien era, pero antes de lograr hacerlo, sintió que le faltaba el aire, cayó inmediatamente al suelo, miro en dirección a los youkais que estaban fuera, ambos la vieron estirar la mano, y trataron de entrar, pero no podían.