Derrotado.

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Los habitantes de París miraban como los aclamados héroes se desplazaban de tejado en tejado en la nocturna ciudad, como lo hacían con normalidad, probablemente en un ambiente ameno entre ellos.

Lastima que la realidad entre el dúo era distinta a la que todos apreciaban.

El héroe se encontraba implorandole a la heroina que porfavor le dejara de hacer la ley del hielo, ya que él había sido el causante de que Kagami se fracturara el brazo.

-Porfavor hablame. Me disculpé con ella y Luka la cuidó. Incluso contrubuí a juntarlos.

Le dijo siendo ignorado una ocasión más.

-Y talvez pensé que no iba a tener competencia en esgrima como te dijo Plagg, pero eso no significa que estoy feliz.

Habló recordando que había pensado en voz alta y que Plagg era un chismoso.

-Ya no estes enojada. Porfavor.

Le pidió una vez más mientras subían las vigas de la torre Eiffel, sin ser contestado.

¿Acaso Luka finalmente lo había derrotado de manera indirecta?

¡Que manera más penosa de perder!

Estaba a punto de saltar para alejarse de el, pero el chico tomó su yoyo, ganandose finalmente su mirada.

El la atrajo hacia él y la rodeó con sus brazos, siendo correspondido segundos después tras no lograr resistirse.

Separandose, la heroína se sentó sobre la gran viga en la que estaba parada con un sonrojo no tan encendido, mirando colgar sus pies sobre la iluminada ciudad, al igual que los de su compañero que se acomodó a su lado.

Atreviendose a tomarla de la mano, su contacto fué bien recibido ya que sintió como ella también entrelazaba sus dedos con los suyos, manteniendo su mirada en la ciudad.

-¿Puedes hablarme denuevo?

Preguntó con su voz apagada a lo que ella giró a verle, asintiendo tras mirar las estrellas reflejadas en sus ojos verdes.

Poco a poco su vista se dirigió a sus labios y el lo notó.

Con delicadeza tomó su mejilla con miedo, mirando fijamente los labios rosados de la chica que estaba seguro era el amor de su vida.

Poco a poco se acercó a su rostro, mirando como los azules ojos de su amada, tenían timidez en su expresión.

La miró una última vez a los ojos, los cerró y juntó sus labios con los de ella, siendo ese su primer encuentro.

Su primer beso... que recordaban ambos.

Lady Bug no tardó en cerrar sus ojos lentamente, mientras sus manos las instalaba en el pecho del chico, sintiendo su corazón latir desenfrenadamente al igual que el de ella.

Los sonidos a sus pies se hacían nulos, sus pulgares sentían recorrer los bordes de su rojiza mascara y un mundo de sensaciones nuevo se abría ante ellos.

Sus bocas sabor menta, el balsamo dulce, sus labios moviendose, sus narices chocando levemente, lo calientes que estaban sus mejillas, el olor fresco y dulce de sus presencias juntas y lo mucho que habían deseado aquel momento.

El labio inferior de la enmascarada era aprisionado por el del chico, sus cuerpos poco a poco habían cortado su distancia y estaban fundidos en un abrazo.

Dando un último desliz entre sus labios y sin querer separarse, lentamente retrocedieron abriendo sus ojos.

La azabache se separó sintiendo su sonrojo en el rostro, seguramente siendo el difuminado perfecto entre su piel y su mascara.

-Supongo que ya es hora de irnos.

Dijo entre su nerviosismo mientras tomaba su yoyo y se lo mostraba al rubio, sintiendose ridicula al haberlo hecho.

El se ofreció a acompañarla cosa que ella agradeció.

Sintiendo el aire fresco sobre su caliente rostro, se dispusieron a saltar en dirección a su casa.
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-¿Por qué no me miras?

Preguntó el rubio algo preocupado tras haber visto como Marinette llevaba más de 13 minutos con la cara hundida en una almohada.

Al menos podía ver en su pecho que aún respiraba.

Al no recibir respuesta, el rubio le quitó la almohada de su cara y dejó ver el rojizo rostro que el provocó.

-Te estoy mirando.

Dijo nerviosa.

Marinette sintió la mirada fija del rubio en ella. El por el contrario se estaba imaginando un futuro a su lado.

-Te amo.

Le dijo de la nada, sentandose a su lado tomando y besando su mano, esperando su respuesta.

El silencio inundó la habitación hasta que de un hilo de voz fino se escuchó decir.

-Yo también.

Le dijo escondiendo su rostro en su pecho tras lo sonrojada y feliz que estaba.

Mientras en otro lugar de París, un chico guitarrista, a pesar de haber pasado una tarde maravillosa habiendo cuidado a la japonesa y tras haber arruinado los planes y las oportunidades de Adrien, sentía que había sido derrotado.

Nah, el era demasiado hermoso como para perder contra el modelo oxigenado.

Continuara...

¿Cómo estan?

Yo triste porque pronto entraré a clases denuevo.

Siendo sincera ahorita estoy algo cansada y no se si esta bien escrito el capítulo, así que una disculpa de antemano :)

Bien, pronto acabaré esta historia también :D

En fin, disfruten.

Larga vida a la reina MarinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora