Capítulo 1 - Recuerdos

3.7K 249 31
                                    

-Unos años antes-

-TSUKISHIMA: Vete.

Estuve a punto de irme, pero me detuve al escuchar a uno de los matones burlarse de mí: "Eso, eso. Tú hazle caso al niño de gafas, que ni siquiera sabes defenderte sólo". Eso realmente me afectó, porque tenían razón. Siempre había sido débil.

-TSUKISHIMA: No les hagas caso. Solo vete y déjame esto a mí.

Qué fácil decirlo. Yo era el niño más pequeño y bajito de la clase. Probablemente de todo mi curso también. En cambio, Tsukki siempre fue muy alto y eso, de alguna forma, intimidaba al resto. Mi cara estaba repleta de lágrimas y marcas de golpes, pero me giré hacia mi salvador. Le miré con impotencia, aunque mostraba claramente que no me iría de allí sin él.

-YAMAGUCHI: No. No pienso dejarte sólo. ¿Qué pasa si te hacen daño?

-TSUKISHIMA: Pero mira que eres tonto. ¿Tú te has visto? Estás muy malherido. No aguantarás otro golpe más sin desmayarte.

-YAMAGUCHI: P-Pero-

-TSUKISHIMA: Pero nada.

Los matones, que hasta ahora se habían dedicado a observar y burlarse de cada cosa que salía de mi boca, se cansaron de esperar. Uno de ellos vio una piedra en el suelo. La cogió y la arrojó hacia mí, pero Tsukki se puso en medio. Le dio en toda la cara y su nariz comenzó a sangrar. Yo estaba aterrorizado y sentía que era el causante de todo esto, de que Tsukki saliese lastimado.

-YAMAGUCHI: Todo es culpa mía. ¿Estás bien?

-TSUKISHIMA: Sí. Solo es un golpe.

Tsukki se limpió la nariz y miró desafiante a los abusones, quienes observaron algo a nuestras espaldas y huyeron precipitadamente. Al mirar atrás, vimos a una señora muy amable que comenzó a mover los labios, como si nos estuviese hablando.

Todo estaba borroso y lo único que escuchaba era un zumbido constante. Estaba muy agobiado y no fui capaz de reaccionar ante las preguntas de aquella mujer, así que salí corriendo con la cara empapada en lágrimas.

Por suerte, Tsukishima decidió seguirme hasta un banco de piedra en el que paré a descansar. No podía más. Tenía la zona del pecho destrozada de tantas patadas y no podía respirar sin dificultad.

-TSUKISHIMA: ¿Por qué te estaban molestando esos niños?

-YAMAGUCHI: Cof cof...

-TSUKISHIMA: Deberías aprender a defenderte. Eres un inútil.

-YAMAGUCHI: ¡Cof cof cof!

Después de toser tan fuerte, noté algo en mi boca... Era sangre y aparentemente salía de mis pulmones.

Tsukkishima se sorprendió al ver que empeoraba y pensó que necesitaba relajarme para respirar mejor, así que cambió su actitud e intentó calmarme.

-TSUKISHIMA: Esto... L-Lo siento... ¿Cómo te llamas?

Yo no respondía.

-TSUKISHIMA: Yo soy Kei Tsukkishima.

-YAMAGUCHI: Y-Yamaguchi, Tadashi Yamaguchi

-TSUKISHIMA: Está bien Yamaguchi, ¿dónde está tu casa? Yo te llevo.

Nadie había sido tan amable conmigo como aquel día. Tsukki no solo me había defendido de aquellos niños, sino que, de alguna forma, estaba tratando de cuidar de mí.

Se levantó del banco en el que estábamos hablando y se colocó justo enfrente de mí, flexionando las rodillas para poder llevarme a caballito. ¿Estaba proponiendo que me subiese encima suyo? Para un niño tan tímido como yo, eso era algo impensable e hizo que mis mejillas se sonrojaran.

-YAMAGUCHI: ¿Estás seguro? Peso mucho.

-TSUKKISHIMA: Pero qué bobadas dices, venga sube.

Yo me intenté subir como pude, pero, debido a mis heridas y al sprint que me hizo llegar hasta allí, casi no podía moverme, así que Tsukki tuvo que hacer mucha fuerza para subirme a sus espaldas. Una vez me consiguió cargar, comenzó a andar hacia donde yo le indicaba, sin importar cómo de lejos estuviese de su propia casa.

Nada más llegar, me posó delicadamente sobre el suelo de madera, que adornaba de la entrada. Me despidió moviendo el brazo de un lado a otro y comenzó a andar hacia su casa, pero, antes de que saliese del porche, le abracé para agradecerle todo lo que hizo por mí.

Aunque no me devolvió el abrazo, sentí que le agradó saber que yo tenía la confianza suficiente como para acercarme a él de esta forma. No habíamos hablado mucho en la escuela, pero a mí me ya conocían como "el niño miedica", que no dejaba que nadie me tocase sin asustarme, así que esto debió sorpenderle mucho.

Yamaguchi nunca lo notó, pero mientras él abrazaba a su nuevo amigo, Tsukki le miraba dulcemente y algo nervioso. Kei nunca fue muy fan del contacto físico. Pero no le hubiese disgustado que ese momento hubiese durado un poco más. Al fin y al cabo, acababa de hacer su primer amigo.

-En la actualidad-

Tras recordar la historia del día en que conoció a Tsukki, Yamaguchi comenzó a reflexionar sobre cómo habían cambiado las cosas. Le entristecía pensar en el hecho de que nada volviese a ser como aquella vez.

Mientras pensaba en sus cosas con la cabeza baja, Tsukishima entró en el gimnasio.

-YAMAGUCHI: ¡Ohaio, Tsukki!

Kei le miró y asintió, devolviéndole el saludo de una forma bastante fría. A Yams estuvo a punto de escapársele una lágrima, pero siguió sonriendo hasta que llegó al vestuario, donde rompió a llorar frente al espejo. Yamaguchi no pudo evitar creer que Kei no quería seguir con esta amistad que había durado años y que tantos buenos momentos le había aportado.

Estaba en su mundo y apenas se dio cuenta de que hablaba solo.

-YAMAGUCHI: Ha pasado mucho tiempo y cada vez actúa más serio y molesto conmigo. A veces no sé ni por qué sigo a su lado.

Tsukki decidió ir al vestuario a cambiarse para poder empezar el entrenamiento, pero escuchó unos sollozos provenientes del otro lado de la pared, ¿quién podría ser? Su sorpresa llegó al entreabrir un poco la puerta. Sabía que no debía espiar a Yamaguchi ni escuchar nada que no le contase a él, pero no pudo despegar los pies del suelo. Estaba paralizado. Yamaguchi se veía siempre tan alegre, tan despreocupado, tan inocente... Parecía que su vida era perfecta y feliz, pero allí estaba, llorando casi descontroladamente.

A tu lado - TsukkiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora