Four: «ᴀʟᴩʜᴀ ᴇꜱᴛúᴩɪᴅᴏ»

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Un par de días habían pasado desde aquel incidente, mismo en el que JeongGuk se había sentido mal por HoSeok, y por lo cual, decidió alejarse de sus amigos en el preciso momento que TaeHyung comenzó a responder las preguntas de aquellos omegas curiosos.

El castaño sabía que no podía husmear en la vida ajena, no era de su incumbencia y hacer aquello estaba completamente mal. Pero al parecer ni NamJoon ni JiMin entendían eso.

Ahora mismo el pequeño omega se encontraba recostado en su casillero, observando de manera casi inconsciente el cómo HoSeok conversaba amenamente con un pequeño grupo de jóvenes. No podía evitarlo, había algo en el alfa que terminaba por atraparlo.

Quizás era su sonrisa ladina, aquella en la que hacía relucir su blanca dentadura. O tal vez su sedosa cabellera castaña, la cual siempre estaba entre peinada y desordenada; creando un perfecto resultado, dejando a la vista parte de su frente y aquellas espesas cejas.

Sea cual sea la razón, JeongGuk estaba ahí, mirándolo casi a cada instante.

Lo negativo de todo eso era que el omega no se había atrevido a hablarle, ni siquiera a darle un pequeño saludo. Pero ¿Cómo lo haría? HoSeok jamás demostró un mínimo interés en querer conversar con él a pesar de ser compañeros de la misma sección.

Era frustrante.

— ¡JeongGuk! — el saludo enérgico de TaeHyung lo sacó de su trance. Rápidamente lo miró, con una sonrisa suave entre sus labios.

— Hola Tae. — el aludido se tambaleó en su lugar con las manos detrás suyo, generando intriga en el más bajo. — ¿Pasó algo?

TaeHyung negó casi con timidez, para luego llevar sus brazos adelante y mostrar un pequeño oso japonés que JeongGuk adoraba mucho.

— ¡Tae! — exclamó con sorpresa, un brillo reluciendo en sus orbes a la par que inevitablemente- rodeaba al alfa menor en un fuerte abrazo. — ¡Gracias, gracias!

Todo el rostro de Kim se ruborizó al sentir un casto y corto beso en su mejilla por parte del omega. No supo cómo interpretarlo, sin embargo, la única verdad era que JeongGuk lo había hecho con aire de inocencia, sin segundas intenciones. Ojalá y el menor no se creara falsas ilusiones.

— Me e-enteré que era de edición limitada. — con cierta dificultad, pudo hablar. — Así que no quería perder la oportunidad de obsequiártelo, Kookie.

JeongGuk hizo un impulsivo y bonito aegyo, llevando ambas manos a sus mejillas en muestra de que aquello que había dicho TaeHyung, era sumamente dulce y adorable.

— Muchas gracias, Tae. Prometo regalarte algo tan lindo como tú.

Algunos betas y alfas que observaban la escena, incrementaban su odio y envidia por TaeHyung a niveles desmedidos. No podían creer que un alfa tan tímido como Kim podía llamar la atención del precioso omega. Era una verdadera molestia para todos el tener que soportar lo que el menor lograba con simples cosas.

— No, Kookie. Tú eres el más lindo aquí. — comentó sutilmente, un tono meloso y cohibido rozaba en su voz de manera palpable.

— ¿Qué haces aquí? La campana ya sonó hace más de un minuto. — una tercera voz se escuchó al igual que un aroma a café amargo se colaba entre ambos jóvenes.

JeongGuk dio un respingo a causa del susto. ¿Por qué a HoSeok siempre se le ocurría aparecer así?

— Hola, estoy bien, gracias. ¿Y tú? — de inmediato el tono de TaeHyung cambió a uno neutro y sarcástico.

— No estoy para tus juegos, ve a tu salón ahora.

— Pero, HoSeok...

— No he pedido tu opinión, anda ya.

El azabache resopló sintiéndose cansado por la actitud de su primo mayor, fueran a dónde fueran, el trato siempre era el mismo y no podía hacer nada porque no quería ser un mal educado que pudiera avergonzar a su familia en un futuro cercano.

— TaeHyung... — le advirtió.

La mano del omega se posó en el hombro del mencionado, dándole un apretón suave que transmitía cierto apoyo. — Ve Tae, nos vemos luego. ¿Te parece?

— ¿D-de verdad? — cuestionó al instante, su rostro destellaba entre felicidad e incredulidad genuina.

— Por supuesto que sí. — le sonrió de manera linda. — Y nuevamente, muchas gracias por el regalo.

HoSeok viró los ojos. Para él era demasiado asqueroso esa clase de afecto entre los tontos de hoy en día.

— ¡Hasta luego! — fue el último grito que soltó Jeon antes de correr hacia su respectivo aula.

JeongGuk agitó su mano derecha en modo de despedida hasta perder completamente de vista al mayor. Mordió su labio inferior con nerviosismo al sentir la fija mirada del pelirrojo y trató de darse soporte con el peluche que llevaba en sus manos. Dio media vuelta, era momento de alejarse del alfa.

— ¿Qué pretendes hacer con TaeHyung? — la pregunta había salido de forma áspera e inesperada.

Deteniendo rápidamente al omega de su huida. — ¿Estás tratando de jugar con sus sentimientos? — lo tomó de la muñeca de manera tosca, haciendo que este girara. — Conozco a la clase de omegas como tú. No finjas.

El ceño de JeongGuk se frunció con enojo, podía empezar a entender a lo que se refería el alfa, pero su indignación y sorpresa podían más. — ¡¿Qué estás tratando de decir?!

— No hagas ruido. — apretó más el agarre cuando sintió que el castaño intentaba zafarse. — ¿Y qué quieres que te diga exactamente? ¡Por favor! — rió con sarcasmo. — No te hagas el inocente.

— Estás insinuando cosas absurdas. Yo no soy esa clase de personas. ¡Eres un estúpido!

— Hey, ten cuidado de cómo me hablas. — lo retuvo sosteniéndolo de ambas muñecas. — Y te advierto, ten mucho más cuidado de cómo te comportas con TaeHyung. Él es como un cachorro y tú — lo miró con repudio. —, tú eres un omega que se aprovecha de eso con tal de obtener regalos ridículos. Eres igual que todos.

El castaño no lo soportó más y al sentirse atrapado y ofendido, lo único que se le ocurrió fue darle un fuerte rodillazo en la entrepierna a HoSeok.

El alfa bramó un quejido acompañado de miles de groserías que a la opinión de JeongGuk eran horribles y lo soltó para doblarse debido al dolor que aquel golpe le había provocado.

El miedo invadió por completo al omega y de inmediato abrió su casillero para guardar el peluche y tomar los cuadernos que le tocaba para las siguientes clases.

No esperó a nada y literalmente corrió.

—¡Jeon JeongGuk! — fue la exclamación enojada que el alfa soltó detrás de él ala lejanía.

—¡Jeon JeongGuk! — fue la exclamación enojada que el alfa soltó detrás de él ala lejanía

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