CAPÍTULO 20: Nochebuena y Navidad

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Ese día Devon despertó con algo de frío, pese a que estaba bastante abrigado por su pelaje, la ropa y las sábanas. Poco a poco, sus ojos se fueron abriendo hasta que por fin pudo vislumbrar el salón del piso. Se sentó en el borde del sofá cama y se estiró levemente, para activar su cuerpo. Tomó el móvil y comprobó que ya eran las 10:24. Miró hacia la ventana del salón y, viendo que la claridad empezaba a entrar, decidió levantar la persiana. La levantó poco a poco para que pudiera acostumbrarse a la claridad y, cuando por fin sus ojos pudieron vislumbrar el paisaje de la ciudad, pudo ver el hermoso color blanco de la nieve. Caía con suavidad mientras cubría coches, árboles y edificios. Su cola empezó a moverse con emoción y en su rostro apareció una sonrisa en la que mostraba sus dientes sin ninguna vergüenza. Ya había visto la nieve antes, pero nunca había tenido la suerte de haberla vivido justo el día de Nochebuena. Recordó que aquel día tenían muchas cosas que preparar, así que fue hasta el cuarto donde dormían Lucius y Paul.

-¡Chicos, arriba, que es Nochebuena y hay mucho que hacer!- exclamó Devon, yendo a levantar la persiana del cuarto también.

-Mmm... Cinco minutos más- dijo Lucius, ocultándose bajo las sábanas.

-No, lo siento- dijo Devon, retirando la sábana. Ambos cánidos se abrazaron a sí mismos al sentir el frío-. Debemos ducharnos, vestirnos e ir a casa de Nathan para preparar la comida y decorar la casa. ¡Os recuerdo que hoy nos toca celebrar!

-Venga, va- dijo Paul, sentándose en la cama y rascando su cabeza-. Hay que empezar a moverse o si no nos quedaremos dormidos otra vez.

-¡Exacto!- exclamó Devon, yendo hasta el armario-. Voy a empezar yo a ducharme, quiero que vosotros empecéis a hacer las camas y a preparar el desayuno.

-¿Por qué nos toca hacer todas las camas y el desayuno?- preguntó Lucius, algo confuso-. El desayuno es pasable, pero las camas dijimos que las haríamos cada uno la suya.

-Ya, lo haría debido a mi sentido de la responsabilidad- dijo Devon, sonriendo-. Pero me lo debéis.

-¿Eing?- dijeron ambos cánidos, ladeando su cabeza en confusión.

-Paul- dijo Devon-. ¿No es cierto que hace dos semanas viniste a casa y desordenaste la cama mientras "le dabas amor" a Preston?

-P-Pues...- dijo el zorro, sonrojándose y rascando su cabeza mientras apartaba la mirada.

-¿Y no me pediste ordenar la cama porque teníais prisa dado que habíais quedado con algunos miembros del equipo para tomar algo? ¿Y también que me devolverías el favor?- sonrío con picardía el lobo.

-V-Vaya, no sabía que lo r-recordases todo tan bien- tartamudeó Paul, con su cara bastante roja de la vergüenza.

-Y Lucius...- dijo Devon, mirando ahora al pastor alemán, quien tuvo un escalofrío-. ¿No pasó algo parecido hace tres semanas contigo y con Amarant?

-¡A-Ahí va, que cabeza!- actuó Lucius de mala manera.

-¿Y no recordáis que, tres días después de la fiesta de bienvenida de Rubén, os tomastéis lo que sobro del alcohol y al día siguiente yo me levanté con buena fé y os dejé tortitas preparadas?- dijo Devon, sonriendo triunfante-. Recuerdo que en todas estas veces una frase era similar. "Te devolveré el favor".

-Vale, vale, ya nos has ganado- dijo el pastor alemán, suspirando y sonriendo al lobo-. Solo ve a ducharte y ya nos encargamos nosotros de todo.

-¡Okay!- exclamó el lobo, tomando la ropa que tenía para la fiesta y metiéndose a la ducha.

Ambos cánidos se levantaron de la cama y suspiraron al unísono, riendo por esa coincidencia poco después.

-No hay quien pueda con Devon- dijo Paul, empezando a hacer la cama del salón.

Jóvenes de un Mundo Cambiante Vol. IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora