Prologo

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Alice 12 años

Estaba sentada en ese banco color blanco, ¿Por qué? estaba esperando a que llegasen mis padres.

La maestra suele regañarme, no entiendo porque, dice que debo de ser una dama de sociedad, no entiendo muy bien todo eso, mi madre muy pocas veces me intenta educar conforme a ese aspecto, no le gusta que le digan que hacer, pero en cuanto a mi padre, creo que está aún más descabellado que ella, es raro ya que es un reconocido duque, pero a mí no me afecta como se comporten, al contrario me divierto con ellos.

Los veo entrar por el portón de hierro, pasan por el jardín, corro a saludarlos, pero mi maestra, la señorita Coleman me reprende

-Señorita Alice, eso no es algo digno de una dama de sociedad- dice mientras me fulmina con la mirada, entonces reduzco la velocidad el paso e intento caminar con propiedad tal y como me enseñó.

Veo como mi madre fulmina con la mirada a mi maestra, me voltea a ver y su mirada se suaviza, me da una tierna sonrisa y corre hacia mí, mientras tanto mi maestra hace una cara de horror, se pone a rezar y se mete al aula.

-Cariño, te extrañamos- dice mamá mientras me da un beso y un abrazo, mamá tiene sus hermosos cabellos dorados, iguales a los míos, dicen que soy idéntica a ella.

-Princesa. - dice papá y me carga mientras da vueltas conmigo, papá tiene un extraño acento, me divierte su manera de hablar

-Oh pero que horror- exclama una voz de tras de mí, por lo que mi padre me baja y se voltea con la dueña de la voz.

Es una señora de quizá unos 50 años, es una copia idéntica a mamá, claro si le agregas canas, unas arrugas en su rostro y le pones un vestido mucho más "llamativo y digno"

-¿Quién es ella?-pregunte mientras me escondía de tras de mi padre, no se me da muy bien hablar con las personas, a veces dicen que soy rara, que me volveré loca, me dicen Alicia, dicen que soy como Alicia, que estoy igual de loca que ella, que seguro y mis padres no me enseñaron modales, todo empezó cuando me vieron hablándole a una hermosa flor, yo puedo jurar que ella me habló, me dijo que ella sabía quién era yo, pero nadie me cree nunca, cuando le conté lo ocurrido a mi madre, me dijo que ya estaba perdiendo la cabeza igual que ella, que aunque las mejores personas lo estuviesen, no quería que su preciada hija también, esa noche la escuche hablar con papá sobre que ya era hora de decir la verdad, no me quedé más tiempo ahí, ya que eso sería de lama educación, desde ese entonces las mujeres de sociedad se niegan a que sus preciados hijos se junten conmigo, Ja, creen que tengo la peste o algo así, la primera vez que eso ocurrió me sentí muy mal, ya que nunca me habían rechazado y menos de aquella manera tan cruel, cuando me llamaron "la tonta niña que vive en las maravillas, sin embargo, yo lo veo como una tragedia, pero por suerte siempre tuve a mis padres conmigo, son lo único que tengo, ellos nunca dejan que nadie me lastime, siempre son lo que cualquier niño quisiese tener, mi mamá me prometió que ella siempre estaría para mí, yo no dude en ningún momento que no fuese así, porque mamá siempre cumple sus promesas.

-Es tu abuela- dice mamá, le da una sonrisa a la persona que dice ser mi abuela, entonces ella suaviza su mirada y me da una cálida sonrisa

- ¿Tengo una abuela? - pregunto y entonces salgo de detrás de mi padre, le sonrió.

-Soy tu abuela- dice, y bueno, esa parte ya la había comprendido.

-Alice, tu papá y yo tenemos que hacer algunas cosas, solo nos iremos por una semana, después volveremos, no te preocupes, te cuidará tu abuela, ya verás que te divertirás mucho con ella.

-Pero... ¿qué tal si piensa que he perdido la cabeza?

-Las mejores personas lo están- dice mi padre, me da un manojo de dinero

- ¿Para qué es esto? - pregunte mientras veía el dinero, claramente era mucho.

-Por si lo llegas a necesitar, no lo uses a no ser que sea una emergencia- dijo mi madre, me dio un beso en la coronilla

-Te extrañaremos, volveremos pronto, te lo prometo- dijo mi madre

- ¿en que se parecen un...-estaba diciendo papá, pero mi abuela los interrumpía

-Ya es hora- dijo, solo me dio tiempo de darles una última mirada, me saco de la escuela de señoritas, me llevo directo a un carruaje, era espacioso, de un precioso color café.

Lo que no sabía es que nunca cumplirían su promesa.

Alice And The Four QueensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora