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Capítulo 2 ABSURDAS PRESENTACIONES

Fui en dirección justo donde él se encontraba, el conejo huyo de mí, saltaba rápidamente en dirección al jardín, sonreí ante la idea de ver un maravilloso conejo de cerca, pero antes de poder salir de la mansión me topé con mi abuela evitando que pudiese seguirlo.

-Oh Alice, justo estaba buscándote, te quiero presentar a unas personas- dijo, me tomo del brazo y me guio de vuelta a la sala principal, mientras me daba una mirada fulminante, por un momento lo olvidé todo, solo me concentré en encontrar a ese bello conejo blanco.

Al llegar ahí vi a dos mujeres, ambas blancas como la nieve, hermosas de una manera inhumana que daba miedo, aun así no dije nada y me acerqué, eran idénticas, pero una de cabello ¿blanco? Y la otra de cabello ¿rojo? Es muy poco común ver cabellos tan.... impresionantes, al lado de la peliblanca se encontraba un joven y una joven, ambos de cabellos blancos, muy parecidos a la que probablemente era su madre, al lado de la pelirroja se encontraba una pelinegra de intensos ojos azules, cada uno de ellos utilizaba una ropa que combinaba enormemente con sus cabellos, excepto la pelinegra que iba de rojo, por lo que supongo que era su madre, ya que si bien no tenía el mismo color de ojos y cabello, sus facciones eran parecidas.

-Disculpen el retraso, es que se distrajo con sus zapatos, ella es mi nieta- dijo mi abuela con un tono cortés que me dejaba muy en claro que quería que fuera amable, que no dijera nada además de lo estrictamente necesario, en pocas palabras que me quedara callada y solo hablase cuando me preguntasen algo.

-Mucho gusto, me llamo Alice- dije con una delicada inclinación de cabeza, la única cosa que aprendí de la escuela de mujeres.

-Hola querida, me llamo Miranda- dijo la peliblanca, que prácticamente iba totalmente de blanco, sus uñas, tez, cabello, vestido, al igual que sus hijos, todos iban perfectamente perfectos, como siempre- ellos son mis hijos.

-Mucho gusto señorita Alice. - dijo el chico mientras tomaba mi mano y dejaba un beso en ella, yo simplemente lo mire con indiferencia, ya estaba acostumbrada a ese tipo de demostraciones o cumplidos, siempre tratando de ser perfectos, cuando lo único que quiero es a alguien que no quiera estar conmigo por la numerosa cantidad de dinero que dejó mi padre o mi titulo de duquesa- me llamo Jone

- Buen día- dijo la peliblanca con una inclinación, pero se veía que una leve sonrisa quería salir a flote en sus labios, es de rasgos delicados, labios gruesos, nariz respingona, pestañas pobladas, es hermosa, una belleza exootica que no se ve muy amenudo - me llamo Josephine

Entonces llegó el turno de la pelirroja presentarse, al parecer no quería estar aquí, ya que hizo cara de fastidio

-Aun no llega Eidan- dijo mirando con reproche a la pelinegra

-Me llamo Stephanie- dijo mirándome con una sonrisa tímida que no dude en devolver, tiene unos labios gruesos, nariz respingona, cejas pobladas pero perfectamente pobladas, unos ojos de un hermoso azul electrizante, ¿Qué acaso es un requisito ser perfecta para pertenecer a esa familia?

-Bueno, ya podemos pasar a dentro, ya está aquí la señorita Alice- dijo Josephine, con lo que se ganó una mirada fulminante de la señora pelirroja

-No podemos pasar sin Eidan- dijo la pelirroja, ahora mi cabeza curiosa solo formaba una sola pregunta ¿Quién jolines es Eidan?

-Yo creo que si podemos- dijo Jone, mientras la pelinegra le lanzaba una mirada de esas de las que si te matasen, el estaría mil metros bajo tierra

-No podemos hacer el trato sin el- dijo mi abuela, espera ¿trato? Son de la mafia y me querían vender o que, porque si bien estábamos en el año 3500 la tecnología había retrocedido en algunos aspectos, pero en otros como las cosas del hogar, funcionaban perfectamente, pero regreso al primer punto ¿trato? Si bien he leído muchas historias de Wattpad, algo de cierto tienen todas ellas.

-Por mi bien, al parecer el no quiso casarse, así que simplemente queda descartado, seguro y acabo atorándose en la madri..- dijo Jone, la peliblanca menor, le piso un pie para que se callase, pero yo no presté atención a eso, sino a lo de casarse, en cuanto dijo eso sentí que palidecía de nuevo, yo que creí que por una vez me había salvado de el matrimonio, oh pero que ilusa fui, maldita civilización que en vez de avanzar retrocedió.

- ¿Casarse? - repetí y miré a mi abuela que ahora evitaba mi mirada, siempre me hacia lo mismo, llevaba pretendientes a la casa, pero siempre lograba hacer que los descartará por la edad, entonces un día me dijo que si conseguía un buen pretendiente de mi edad tendría que casarme con el, por obvias razones yo me reí y le dije "¿Quién querría una joven loca como esposa, pudiendo tener a cualquier otra?" y si, estuvo bien por un buen tiempo, hasta ahora.

Empezaron una discusión sobre el hecho de si debían esperar al joven Eidan o no, yo no entendía que pasaba, así que en realidad si querían casarme, esto está peor que cuando leí una historia en wattpad y la escritora dejó de subir capítulos y me quede con un final inconcluso, sentí que me faltaba el aire, entonces lo vi, un hermoso conejo blanco vestido de color ¿azul? Viendo lo que parecía un reloj de mano, después corrió en dirección al jardín

-Dispénsenme- dije y entonces lo seguí, escuche como me hablo mi abuela, pero en esos momentos me incomodaba que hablasen de mi futuro como si yo no estuviese ahí, porque ¿Para que me quieren ahí? De cualquier manera si digo que no quiero casarme nadie me escuchará.

Intente ir a paso apresurado, pero sin correr, ya que me daría una reprimenda mi abuela si me viese, camine en dirección a los grandes jardines, todo estaba perfectamente cuidado, justo cuando ya lo iba a alcanzar ocurrió algo, entonces lo vi, vi algo que me dejó en mi lugar, era ¿el equipaje de mamá? No me di cuenta de cuando fue el momento en el que había corrido hasta que ya no tenía ni idea de donde estaba, me agache y tome su maleta.

Ahí dentro estaba todo, comenzaron a llegarme nuevas emociones que creí haber superado, recuerdos, y dolor e ira, ira hacia ellos por haberme dejado y dolor hacia aquella niña que siempre creyó que sus padres volverían, cuando pasaron las semanas y no volvieron me comencé a preguntar muchas cosas, como ¿les ha pasado algo? Pero después mi abuela me contó que simplemente se mudaron y le dieron dinero porque me cuidara, me negué a creer en ello, hasta el momento en que cumplí los 14 años y no regresaron, entonces me culpe por no ser una buena hija, por no ser una buena señorita, ellos se fueron porque me volví loca, por ello creí que quizá si me teñía en cabello de castaño y me comenzaba a comportar, ellos regresarían. Tuve esa esperanza por tantos años, más nunca llegaron, con el tiempo dejé de expresarme y simplemente callaba todo, escuchaba voces pero dejé de hablar de ello, no quería que ahora mi abuela me dejase.

Y aquí estoy, llorando como una niña pequeña, deseando haberlos amado más, aferrándome al pasado. Me levanto y corro, corro deseando salir de aquí, corro deseando ser buena en algo y por una vez en mi vida poder ser quien quiero ser, pintar, el amor por la cocina, sueño que nunca me dejan seguir, porque las mujeres de dinero y sociedad no tienen porque estar metidas en la cocina pudiendo tener a alguien que lo haga por ellas, llorando mientras siento como ella me habla, pero me pierdo en mis emociones y finjo no escucharla como siempre, corro mientras intento encontrar a ese famoso conejo blanco y poder hacer lo que quiero por primera vez en tanto tiempo.

Pero de tanto correr no me di cuenta de que en vez de alejarme de mi casa volví a ella o curri mucho ya que según estaba en el jardín enorme de esa mansión solitaria, pero sentí algo duro, había delante de mí ya que choco con ello y caigo.

Alice And The Four QueensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora