𝚃𝚎𝚛𝚌𝚎𝚛 𝚌𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘

2.5K 246 134
                                    


Clint

Es mi día libre. Había planeado pasarlo con mis hijos, pero debido a los recientes acontecimientos, tendré que entrevistar niñeras todo el día. Yo no comprendo muy bien el problema. Mis hijos están relativamente bien cuidados, Lila es una omega un poco tímida con los extraños, pero generalmente es una dulzura. Cooper es un poco más difícil, pero cualquier alfa lo es. Él es muy protector conmigo y con Lila, por lo que no le agrada mucho que cualquier otra persona forme parte de nuestra familia. Las únicas niñeras que aprueba son omegas o betas lo suficientemente mayores como para ser su abuela.

Decido que ambos pueden ayudarme a escoger su siguiente niñera. Tal vez de esta manera Cooper no hará que se vaya tan rápido. Dejarlos con una novia ya no es una opción. No puedo creer que estuviera tan ciego sobre Sheila, lo bueno que nunca lo suficiente para marcarla. Debí haber confiado en Tony cuando dijo que era una perra, pero yo lo atribuí a las hormonas del embarazo de mi cuñado.

Estoy de pie en la cocina lavando los platos del almuerzo, cuando mi teléfono suena. Sonrío cuando veo el identificador de llamadas. Pietro. Esto va a ser interesante.

— ¿Hola? — respondo con suavidad.

— ¿Clint?

No es Pietro.

— ¿Luna? ¿Qué va mal? — parece asustado.

— Estábamos construyendo la casa del árbol. Él me dijo que no jugara con la pistola, pero no hice caso. Se veía tan genial. Yo no tenía intención de dispararle. Mamá no es tan bueno con la sangre. Él se desmayó. No sé qué hacer. Bajé la pistola de clavos, pero yo

— Cálmate amiga. Estoy en camino. — pobre chica. Para ser honestos, yo también estoy un poco preocupado. La locura de ese omega está empezando a afectarme. — ¡Cooper! ¡Lila! ¡Pónganse los zapatos; tenemos que salir!

Oyendo la urgencia en mi voz llegan corriendo.

— ¿Qué pasa, papá? — Cooper pregunta.

— Pietro tuvo un pequeño accidente, así que vamos a ayudarlo. — agarro mis llaves. — Vámonos

Cooper le pone el cinturón a Lila cuando salimos del garaje.

— Papá, ¿Pietro va a estar bien?

— Estoy seguro de que así será

Gracias a mis años en la construcción, mi propio padre me enseñó los cuidados para este tipo de lesiones. Afirmó que, con Natasha en el equipo, necesitaríamos estar preparados para cualquier cosa.

Cuando me detengo en casa de Pietro, Luna corre hasta el coche a mi encuentro. Tiene lágrimas en los ojos.

— Él no ha despertado. Tengo miedo. No era mi intención hacerle daño.

Tomo el kit de primeros auxilios de la camioneta antes de arrodillarme delante de él y ponerle una mano en el hombro.

— Voy a cuidar de él. Te prometo que estará bien. —

Ella asiente con la cabeza, pero sigue preocupada.

— ¿Podrías hacerme un favor y llevar a Cooper y a Lila a tu habitación? A Lila tampoco le gusta la sangre

— D-de acuerdo — asiente con la cabeza. Sonríe tristemente a mis hijos y les indica que lo sigan. Escucho que Cooper le dice que está bien, que yo arreglaré todo.

Lo que es la confianza de un cachorro en su padre.

Encuentro a Pietro tirado en el suelo de la cocina. Por suerte llevaba un casco blanco, así que él no pudo haberse hecho mucho daño al caer. Hago una mueca al ver la sangre en el muslo. Eso debe doler, él ya ha sacado el clavo. Por lo menos no han estado utilizando los clavos grandes. Rápidamente agarro un trapo frío y comienzo a secarle la cara y el cuello. Necesito tenerlo despierto, entonces me fijare en su herida.

Pietro Maximoff: SecuestradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora