𝐄𝐩𝐢𝐥𝐨𝐠𝐨

1.2K 152 26
                                    


Clint

— ¡Trasero lindo! — grito cuando entro a la casa. Arrojo mis llaves a la mesa y me suelto la corbata.

El amor de mi vida camina hacia la habitación, con un bate de béisbol en sus manos.

— ¿Me llamaste?

Desde sus días como Madame Marie, se ha convertido en un éxito con una saga de libros para adultos. Ya que ha pasado un montón de interesante drama en su vida, tiene un chingo de inspiración.

— Feliz cumpleaños. — sonrío. Lo jalo para un beso. La sensación de sus labios contra los míos nunca va a pasar de moda. — ¿Ahora, qué diablos estás haciendo con ese bate?

— La criatura de Nathaniel se perdió. Me estoy haciendo cargo de ello antes de que regrese de la escuela. — contesta.

Nathaniel es nuestro hijo de nueve años. Es un poco travieso, pero en general, nos ha dado la menor cantidad de problemas. Wade le dio una iguana por su cumpleaños, sabiendo que Pietro no puede estar cerca de los reptiles.

— Bebé, eso es inhumano — alego.

Sacude su cabeza.

— Pensaría igual que tú si la maldita cosa no hubiera estado conmigo en la ducha esta mañana. Me alegra que los niños no estuvieran. Prácticamente salí corriendo por toda la casa.

Hago un puchero.

— Lamento habérmelo perdido.

— Asno — sonríe. — ¿Me vas a ayudar o no?

— Lo atraparé por ti. — le digo, trayendo su mano a mis labios para colocar un suave beso en sus nudillos.

— Gracias — contesta.

Cuando recién nos casamos, le gustaba hacer la mayoría de las cosas por su cuenta. De alguna manera, finalmente lo convencí de que quiero hacer cosas por él porque lo amo, no porque piense que no pueda hacerlas él mismo.

Busco al reptil en cada habitación empezando con la de Lila. Ella es ahora una hermosa adolescente de trece años que juega en el equipo de soccer de la secundaria. Para mi último cumpleaños, Erik me compró una pistola, en caso de que necesite apartar a cualquier alfita.

No hay señales de la iguana en su cuarto o en cualquiera de los chicos. Luna y Cooper recién han empezado su último año en preparatoria. Siguen jugando fútbol y prácticamente son héroes ante los ojos de Nathaniel, especialmente desde que le dejan ir con ellos. Son los mejores hermanos mayores que un chico pudiera pedir. Especialmente un alfa como Nathaniel.

Voy hasta el cuarto de Liliane. Es nuestra pequeña de siete años. Tenía curiosidad de por qué Pietro había elegido ese nombre, pero rápidamente, Luna la apodo Lily.

Usó algo del dinero que había obtenido por nuestros hábitos de mal lenguaje para comprarle un peluche de Harry Potter, para ser más específicos, la pelirroja de ojos verdes, Lily Evans, cuando era una bebé. Viéndola, podrías asumir que es un ángel. En realidad, mi pequeña omega es exactamente como su madre.

— Ahí estás.

Encuentro a la cosa escamosa, tan quieta como una estatua, en el peinador de Liliane. Soy un experto para atraparla, habiéndolo hecho tantas veces antes.

Seguramente, Wade le ha comprado a nuestro hijo una iguana que está entrenada para escapar. La llevo hacia el cuarto de Nathaniel y me aseguro de que no se salga de su tanque otra vez.

— ¡MAMÁ! — escucho gritar a Lila, y tengo que sonreír. Los chicos están en casa.

Bajo por las escaleras para ver qué ha pasado esta vez. Nathaniel y Liliane están compartiendo una bolsa de papas fritas mientras ven la escena frente a ellos.

Pietro Maximoff: SecuestradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora