Pietro Maximoff: Secuestrador

𝙳𝚒𝚎𝚌𝚒𝚜𝚒𝚎𝚝𝚎𝚊𝚟𝚘 𝚌𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘

Pietro

Los chicos están en la escuela, y todos los demás están trabajando. Estoy sentado en casa tecleando. He empezado al menos seis ideas diferentes, pero nada parece pegar.

Estoy tomando un descanso cuando suena el timbre de la puerta. Inmediatamente, estoy receloso. O es un vecino curioso, o un bromista. Realmente, no quiero lidiar con cualquiera de los dos, pero abro la puerta de todas formas.

— ¿Logan? ¿Qué estás haciendo aquí?

Independientemente de lo que sea, no se ve feliz al respecto.

— Lo siento, Pietro. — jala sus esposas. — Tengo que llevarte.

Río.

— Muy chistoso, Logan.

¿Esta es la broma de Peter? ¿Hacer que me arresten? He estado ahí; he hecho eso.

— Piet, por favor, no hagas esto más difícil de lo que ya es. — contesta solemnemente. Es un muy buen actor.

— De acuerdo, te seguiré la corriente. — contesto. — ¿Qué fue lo que hice mal, Oficial?

Me da la vuelta, poniendo las esposas en mis muñecas detrás de mi espalda.

— Estás detenido por el cargo de atentado. Tengo que leerte tus derechos, ¿de acuerdo? — suena tan malditamente serio.

— ¿Atentado contra quién? — pregunto.

— Una mujer reclama que la atacaste en las pruebas de fútbol de su hijo. — contesta, guiándome hasta su auto.

La Dolorosa Jane. Mierda.

— Pero eso fue hace eras. — argumento. — ¿Por qué está presentando cargos hasta ahora?

¿Realmente puedo ser arrestado por arremeter contra una perra? Necesito llamar a Erik.

Logan procede a citar mis Derechos Miranda (1) mientras me pone en el auto. ¡Mierda! De verdad estoy siendo arrestado. No dice mucho mientras manejamos a la estación.

Paso por el proceso de la toma de huellas dactilares y me toman las fotos para el registro. Hasta tengo que cambiarme por un overol anaranjado. No estoy seguro de que eso sea necesario.

— Te pondré en la celda de retención. — dice con tristeza.

Puedo decir que él odia hacer esto. Maldita Jane. Gentilmente, me empuja hacia la celda y cierra la puerta.

— Hey, Mariquita. — Peter está sentado contra la pared, usando un overol similar. — ¿Por qué diablos estás aquí?

— Atentado. — contesto. — ¿Y tú?

— Robo. — contesta. — Aparentemente, solo porque Logan me dejó ir por robarle su auto no significa que su superior lo haga.

Esto no tiene sentido. Me siento junto a él.

— ¿No te parece un poco sospechoso?

— ¡No me pueden hacer esto! ¡Terminaré siendo la perra de alguien!

Ambos nos sorprendemos de ver a Tony siendo empujado a nuestra celda. Él se ve igual de sorprendido de vernos.

— ¿Qué están haciendo aquí, chicos?

— Robo. — dice Peter.

— Ataque. — añado.

— Conspiración — confiesa — Pero yo al menos tengo mejores copias. Soy dueño de esas fotos para registro. ¿Y qué diablos es una ofensa rudimentaria?