One Last Wish [Especial Navidad]

-Bajo el muérdago-

— ¡Las fiestas de Navidad de Maka y Soul, son de lo mejor!

—Y que lo digas tú, supongo que tiene su mérito ¿no, asimétrico?

Black Star miró con recelo a Kid, pero sin perder la sonrisa.

— ¡Al menos yo no miro con lupa todo lo que me zampo antes de hacerlo! ¡Eso no sólo te confirma como estirado, sino como simple mortal!

—Ahí te ha dado, jefe —corroboró Liz, cogiendo una trufa de chocolate de una de las varias bandejas que había sobre la mesita auxiliar de la sala de estar, exageradamente decorada con temática navideña.

A Kid se le salieron los ojos de sus órbitas por la sorpresa.

— ¿Tú también? —Dijo, alterado señalando el dulce—. ¡Se supone que eso son los postres!

Liz sonrió con malicia, engullendo la trufa de un solo bocado. Casi se podía percibir el aura de depresión de Kid a su alrededor, entretanto sonaba una carcajada general. Después, Liz le dio un par de palmadas en la espalda al Shinigami.

—Relájate, es Nochebuena.

Soul se le acercó entonces a la chica para susurrar con cautela:

—Como si cualquiera de nosotros pudiera librarse de ciertas cosas...

La sorna del chico, obviamente, iba dirigida hacia el ridículo jersey de pelo rojo que llevaba puesto, con el dibujo de un reno sonriente en el centro al que le parpadeaba la nariz de color también rojo. Al menos era suave. Y a juego con el de Maka, por supuesto.

— ¡Soul!

El aludido la miró de soslayo, claramente mosqueado.

—Joder, ¿Qué tienes un pinganillo, o qué?

—Necesito que vengas —insistió desde la cocina, trasteando con los platos.

—Cómo no... —bufó Soul, y se internó en la cocina.

—Patty, ten cuidado con eso. No los zarandees tanto.

Liz alertaba a su hermana de pronto, al verla sacudir de forma insistente y divertida unos pompones de algodón que colgaban de los ventanales de la terraza de la sala de estar, unidos en cascada con hilo de pescar.

— ¡Parecen copitos de nieve de verdad! ¡Pero gigantes!

—Si quieres, te enseño a hacerlos —dijo Maka, que salía de la cocina y se reunía con el resto. Colocó los platos y unas servilletas con motivos navideños sobre la mesa principal. Sus amigos, se apresuraron en ayudar a distribuirlos.

— ¿De veras? ¿De veras? ¿Tendré copitos en casa también como vosotros?

Maka sonrió con amplitud hacia Patty, que saltaba de alegría.

—Claro.

— ¡Eh, dile de paso dónde habéis comprado los jerseys! ¡Seguro que a Soul no le importará ir a la moda con alguien más! —se burló Black Star.

Soul lo fulminó con sus ojos rubí desde la cocina.

— ¡Calla! ¿Quieres que duerma fuera esta noche?

Todos rieron, incluso Maka. Pero Soul arrugó el entrecejo, pensando seriamente si sacar la comida, o dejar a sus amigos sufrir un rato.

—Tráela, anda —le indicó Maka, y su compañero dio otro respingo, mirando alrededor entre sorprendido y confuso.

—Es demasiado predecible, ¿verdad? —murmuró Tsubaki a Maka, aguantando la risa. La chica asintió con la cabeza, viendo cómo Soul le obedecía, poniendo la comida en la mesa.