-Galletas de jengibre-

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Había pasado un tiempo desde la última vez que intentó la hazaña, pero ese día se sentía con suficiente valentía y tras desempolvar un viejo libro de recetas navideñas, Maka se encontraba ahora sola en la cocina, aprovechando la soledad del apartamento. Toda una rareza, la verdad, puesto que al despertar se había topado con ése panorama, sin ningún mensaje de Soul del motivo de su ausencia. Solía hacerlo de vez en cuando, muy de vez en cuando, pero casi siempre le avisaba. Un misterio sin resolver, pero que tampoco le quitaba el sueño.

Ahí le esperaba, concentrada leyendo las instrucciones, cuando escuchó la puerta de entrada abrirse a lo lejos, y la voz del chico resonó tras un suave portazo.

— ¿Maka? —preguntó, antes de llegar a la sala de estar.

— ¡En la cocina! —respondió la chica en voz alta.

Soul llegó a su lado con el pelo revuelto (señal inequívoca de que había cogido la Harley) y un par de bolsas repletas de suministros. Le dedicó una cálida sonrisa.

—Te desenvuelves bien.

La chica terminaba de mezclar bien la harina, la canela, el jengibre, la nuez moscada y el bicarbonato de sodio en un cuenco con bastante brío.

—No eres el único que mola aquí. Es Navidad, ¿recuerdas? —guiñó el ojo Maka.

Soul rió.

— ¿Estamos solos?

—De momento, sí. ¿Por qué tanto misterio?, ¿qué es lo que tramas desapareciendo tan temprano sin decir nada?

El chico empezó a sacar las cosas de las bolsas y ordenó en la nevera, encimera, y resto de muebles de la cocina. Luego, se remangó la sudadera negra y se puso junto a Maka para leer el libro de recetas.

—Uno, porque no sólo puedes molar tú. Dos, porque Black Star y Tsubaki vendrán en breve y no ibas a cargar con todo el trabajo ¿no?

Maka frunció el ceño, mirándolo de soslayo.

— ¿Sorpresa doble?

Soul suspiró, de forma cansina.

—En serio, a veces me pregunto quién es el listo de los dos...

—No te pases... —amenazó ella con el puño en alto.

—Vale, vale. Tranquila. Pensé que querrías ponerte con algo típico navideño, y no me equivoqué. Supuse que merecías que te echara un cable antes de que vinieran porque te haría ilusión y todo ése rollo. Nada más.

Maka sonrió ampliamente. Después, puso las manos a la espalda y ladeó la cabeza para observar a Soul, que empezaba a trastear con los diferentes ingredientes para seguir las indicaciones del libro. Cogió otro cuento y mezcló la mantequilla con el azúcar para conseguir la crema.

— ¿Qué? —inquirió al cabo, una pizca molesto.

—Nada.

—Me estás poniendo nervioso.

— ¿Por qué? No hago nada.

—No me gusta cómo me miras.

Maka soltó una risita inocente. Se acercó más a él.

— ¿Cómo te miro?

Soul chasqueó la lengua, ligeramente sonrojado. Acabó añadiendo la miel, el huevo, y agregó el contenido del cuento de Maka para mezclarlo todo. Entonces se giró para encarar a la chica, que dio un paso atrás, alarmada.

—Me debes algo —dijo de pronto él, limpiando sus manos con papel de cocina, para luego cruzar los brazos sobre el pecho, muy serio.

— ¿Eh?

One Last Wish [Especial Navidad]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora