-Muñeco de nieve-

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Se calentó las manos por tercera vez en lo que iba de hora. Hacía un frío terrible, pero no le daría el gusto a Soul, o mejor dicho, la satisfacción de escucharla decir que tenía razón. Que bien podían haber salido en otro momento, otro día, que no refrescase tanto. Pero a ella se le había apetecido algo dulce, pese a que no hiciera falta llenar la despensa en realidad, y Soul, para no pelear, supuso, accedió en acompañarla. Lo único malo era el dichoso frío, que calaba hasta la gruesa lana de los guantes color beige que llevaba. Y no pudo disimular por más tiempo, pues vio por el rabillo del ojo cómo su compañero esbozaba una perspicaz sonrisa de medio lado.

— ¿Ocurre algo? —bromeó, sin embargo.

Maka afiló su mirada esmeralda hacia él. ¡Sí, que te odio!, pensó.

—Nada —respondió con altivez, agitada por otra ligera brisa gélida de pronto mientras atravesaban una poblada calle comercial de Death City.

Soul resopló.

—Venga, Maka. Estás muerta de frío. Admítelo de una vez.

—Que no.

—Que sí.

—Cabezota.

—Tú también.

Se mantuvieron la mirada durante unos segundos, hasta que el chico la apartó.

—Te dije que podríamos haber venido otro día... No había ninguna prisa —dijo, un poco mosqueado.

—Sí que la había —se defendió Maka—. Necesitaba...

— ¡Ah, sí, perdona! Me olvidaba —Soul sacó una de las chocolatinas favoritas de la chica de la bolsa ecológica para agitarla frente a su rostro—: necesitabas tus valiosos tesoros. Era cuestión de vida o muerte.

Maka empezaba a no tener frío, ya que el rubor invadía poco a poco sus mejillas. Trató de recuperar la chocolatina dando unos cuantos brincos, pero Soul estiraba el brazo hacia arriba al tiempo para evitarlo, y ella infló los carrillos. ¡Lo odiaba, por ser tan condenadamente alto! ¡Por ser tan condenadamente...!

De improviso, Soul puso su rostro a la altura del de Maka, sonriendo de oreja a oreja. Con suficiencia. Y le arrebató un sonrojo mayor que el anterior.

¡Condenadamente arrogante!

—Será nuestro secreto. Tranquila —le aseguró, haciéndole entrega de la chocolatina.

Cogiéndola con rapidez, Maka se separó de él, mientras el chico soltaba una carcajada, ya erguido y con las manos enfundadas en los bolsillos de su chaqueta.

—Míralo por el lado positivo —agregó Maka, cambiando de tema, quitando el envoltorio y dando varios mordiscos al dulce—: así aprovechamos para hacer las compras de Navidad.

Soul resopló de nuevo.

— ¿Más compras? —protestó.

—Apuesto a que ni has empezado.

—Apuesto a que ni hace falta todavía.

—Ya estamos... ¿Qué me vas a regalar, un par de calcetines de mi propia cómoda, que había olvidado que tenía?

—O mejor: ¿por qué no una de las cientos de mis sudaderas que siempre te acabas quedando de verdad? Sea Navidad o no.

—La que llevo ahora no es tuya —señaló Mala la prenda escondida que vestía bajo la capa del abrigo blanco.

—Claro, porque ésta era la última limpia —aclaró Soul pellizcando la que llevaba puesta, de color blanco con capucha.

Y Maka, terminando la chocolatina, se volvió a avergonzar.

— ¡Pues hay que hacerlas! ¡Punto! —terció, sin lugar a réplica, adelantando a su compañero varios pasos.

Notó cómo Soul la seguía de cerca en silencio, y aprovechó que había dejado de meterse con ella para admirar las luces de colores que colgaban de las farolas, ya encendidas, parpadeantes. También las que procedían de los diferentes escaparates de la multitud de tiendas, que exhibían igual de orgullosos sus artículos navideños, clásicos y nuevos. Uno de ellos en concreto llamó su atención y se acercó prácticamente a la carrera, para terminar pegando, de forma literal, la nariz al cristal adornado con pegatinas de siluetas de regalos arco iris. Los ojos le brillaron, resplandecientes, totalmente fijos en el objeto en cuestión: un pasador de pelo con forma de muñeco de nieve. Pequeño. Y monísimo. Demasiado monísimo. Tanto, que si Soul se percataba de que lo miraba embobada, volvería a burlarse de ella sin piedad alguna. Así que pensó en apartar la mirada del escaparate cuanto antes...

Tarde.

Rodó los ojos y encontró a Soul justo a su vera, observando el mismo escaparate. Maka dio un respingo del susto. Tragó saliva, nerviosa. Pero no se atrevió a decir nada. Él tampoco en unos segundos que fueron eternos, hasta que lo vio entornar los ojos rubí y chasquear la lengua.

—Tsk. Sí que llegas a ser molesta a veces... —murmuró.

Y tal cual habló, se separó del escaparate, al igual que de Maka, para dirigirse hacia la puerta de la tienda.

—Soul, ¿qué...?

No la escuchó. Bajo su sorpresa, entró, entretanto ella permanecía ahí fuera, congelada de la impresión. ¿Qué diantres? Al cabo, volvió a atravesar la puerta y acercarse a Maka con el semblante neutro. Cogió su mano, le abrió la palma hacia arriba y puso sobre el guante beige un par de pasadores idénticos.

Maka ahogó una pequeña exclamación: Soul le había comprado dos muñecos de nieve como los del escaparate. ¿Cómo sabía...? Lo miró, emocionada. Soul sonreía. Era casi como si le dijese: "póntelos". Y eso hizo. Sonrojada a más no poder, se colocó sendos pasadores en cada una de sus coletas y devolvió la sonrisa a Soul, que reanudó la marcha sin darle su evaluación. Aunque, en realidad, no hacía falta.

—Hubiera sido más útil una bufanda, ¿no crees?

Maka le seguía entonces a él, risueña, tocando de vez en cuando los muñecos de nieve por turnos, mientras Soul la observaba de reojo.

—Para nada —confesó Maka—. Vamos, que te debo una sudadera.

— ¿A tu elección o a la mía?

Soul se detuvo al borde de un paso de peatones para esperarla. Maka le dedicó una amplia sonrisa.

—De ambos, ya que tenemos el mismo gusto, al parecer —dijo.

Y vio que Soul también sonrió, satisfecho, para después cruzar al otro extremo de la calle, a buscar lo que le había prometido. 

§

Notas de la autora:

¡Hola! Otra dosis SoMa navideña que espero os guste ^^ 

*Para las peticiones de Oneshots, mandadme un mensaje privado con vuestras propuestas y las leeré más que encantada. Podréis hacerlo hasta finales de diciembre.*

Mil gracias por pasar, dejar vuestras estrellitas y comentarios que animan a continuar escribiendo. 

Matta ne!~

One Last Wish [Especial Navidad]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora