Me costó, pero salió, no se imaginan lo que es fin de año, muchooo trabajo y poco tiempo, ojalá valga la pena la espera, muchas gracias por todos sus votos y comentarios, los leo todos, pero no tengo tanto tiempo como para responderlos como quisiera.
Bueno, acá les dejo otro cap y la canción "Oleo de una mujer con sombrero", buena letra, pongan atención habla de la cobardía jeje.
-¿Qué pasa acá?- preguntó el recién llegado
Los dos lo miramos un poco asombrados, el primero en reaccionar fue Andrés que protectoramente se puso delante mío para cubrir un poco mi ligera desnudez.
-Nada que te importe –respondió el bruto
Javier casi lo fulminó con la mirada, lo observó de arriba abajo y lo ignoró.
-Eva, vamos a la casa – ordenó acercándose a nosotros.
-¡No me voy!- dije tomando a Andrés por el brazo, sin preocuparme de abrochar la blusa dejando a la vista mi ropa interior- tú no eres nadie para decirme que hacer o no, ¿seguimos mi amor?- pregunté tratando de poner toda mi dulzura en esa frase.
-Por supuesto que sí – y rodeo con sus brazos mi cintura- ¿y tú te vas a quedar mirando? –dijo altanero a Javier.
Esa respuesta fue suficiente, qué se imaginaban esos dos, en dos zancadas Javier se acercó a ellos y sin previo aviso puso una mano en el pecho del joven y lo empujó logrando que cayera al suelo.
-Qué te pasa imbécil- se levantó Andrés enojado y se lanzó sobre él.
Yo me quedé estática, paralizada donde estaba, en mi vida jamás había visto una pelea de hombres tan cerca, sólo en las películas, sabía que debía hacer algo, pero mi cuerpo no respondía.
Javier estaba sobre Andrés, golpeándolo salvajemente, luego era Andrés el que estaba masacrando a Javier, yo pensaba que esos dos se matarían, tampoco tenía bando, no quería que lastimaran al bruto, pero tampoco quería que mi supuesto padrastro saliera lastimado. En un minuto de lucidez pensé en mi madre, ella sabría qué hacer en esos momentos, así que deje que los dos se siguieran matando y corrí en busca de mi mamá. Llegué a la casa y grité desesperada para que saliera rápido, ella me encontró en la puerta de entrada de la casa, tenía un rostro de preocupación que cambió inmediatamente por uno de desconcierto al ver el estado de mi ropa. Mi blusa estaba abierta y la ropa interior a la vista de cualquiera, mi pelo alborotado, parecía que venía de una batalla (no era tan mentira).
-Vamos mamá- la apuré- que tenemos que separarlos - y comencé a correr para evitar una tragedia.
Al llegar al lugar del conflicto los dos hombres seguían en la pelea, realmente yo no sabía qué hacer, pero mi mamá sí, porque corrió a la casa a buscar no sé qué y cuando llegó vi como mojaba al bruto y el lindo con un gran balde de agua. Ahí terminó la pelea, con los dos con su hombría bien mojada.
-¿Qué pasó aquí?- preguntó mi madre con voz de general.
Los dos la miraron, ninguno contestó, yo los miraba ubicada atrás de mi madre. Se veían tan bien los dos, con la ropa mojada pegada al cuerpo, los músculos tonificados, tostados por el sol, el joven era un poco más bajo, pero igualmente atractivo, no podía dejar de mirarlos, logré salir de mi aturdimiento cuando Javier habló.
-Lo que pasa es que este imbécil se estaba aprovechando de tu hijita- hizo sonar esa palabra casi como si yo fuera una santa.
Mi madre me miró, sostuve su mirada un momento, sin embargo a los segundos bajé la vista, todavía tenía el sostén a la vista así que como pude me cubrí con la blusa abrazándome.