Sexto

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Un día deseabas con todas tus fuerzas no casarte, haciendo todo lo posible para eludir tus responsabilidades y escapar de un horrendo destino. Un día te encontrabas con la perspectiva de ser feliz con quién amabas y al otro, todo tu mundo se desboronaba.

La noticia del ataque se esparció rápidamente por los tres mundo, los mortales se encontraban nerviosos ante la perspectiva de un enemigo que aniquiló no solo a uno, si no a los dos reyes.

Ka Suo había sentido su corazón partirse al enterarse, pensaba que su actitud egoísta había causado tal calamidad, solo la presencia reconfortante de Li Luo lo mantenía en calma.

Había escuchado, que unos cuantos líderes habían escapado de la muerte, la Sirena Santa había huido con su nieta apenas inicio el conflicto, y otros habían aprovechado la oportunidad cuando Shi había atacado.

Escucho también que algunos príncipes del clan de fuego habían muerto, pero siendo once nadie estaba seguro cuáles eran, seguros, sin embargo, estaban de la muerte de los hermanos mayores de Ka Suo.

Deseaba hacer algo, correr a ayudar a su gente, pero era uno solo, sin ejército, y parecía que no seria rival de este nuevo enemigo.

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Xin Jue había ayudado a Yan Da a romper la falda de su vestido para que fuera más fácil correr, habían estado corriendo tanto tiempo que todos estaban cansados, cada vez que se detenían creían escuchar que los perseguían y renaudaban su marcha sin descansar.

Estaban exhaustos cuando llegaron al puente que conectaba el mundo inmortal del mortal, Xin Jue opinaba que ir a Fire era una tontería, Yuan Ji podría acabar con ellos con facilidad, pero en el mundo mortal tendrían una oportunidad.

Los hermanos jadeaban con agotamiento, necesitaban descansar y comer, pero allí eran presas fáciles.

— Tenemos que seguir— Hubo un ruido por detrás de ellos, y compartieron miradas asustadas mientras sostenían sus armas en modo defensivo. La idea era no morir, pero si había que hacerlo lo harían peleando.

— No me lastimen— Hablo una voz y pronto apareció un hombre tropezando y luciendo tan miserable como ellos mismos.

— ¿Quien eres?— Pregunto Shuo Gang.

— Es el nuevo líder del clan de los sanadores, Huan Tao— Contestó Yan Da sin atreverse a bajar la guardia.

— Así es, vengo tratando de darles alcance desde hace rato, pero corren rápido.— Parecía agotado, con la cara roja por el esfuerzo y el sudor empapando su ropa.— Cuando Shi y ese hombre empezaron a pelear, muchos escaparon, yo no me uni a la pelea en primera instancia así que pude escapar.

Él se acercó a ellos, pero los príncipes mantenían sus espadas en alto, desconfiados.

— Por favor, podemos ayudarnos, les daré refugio en mi clan.— Yan Da pensaba que era extraño que ofreciera ayuda sobre todo a ellos, y sus hermanos compartían su pensamiento.— No se si los demás sobrevivieron, y debemos mantenernos unidos para derrotar a ese loco.

— No tenemos tiempo para esto, es mejor que venga con nosotros— Dijo ella, temía que mientras más estuvieran allí más peligro corrían.

Finalmente ingresaron al mundo mortal junto con el médico, avanzaron un poco más antes de que cedieran al cansancio, se juntaron en una pequeña fogata para mantener el calor, Yan Da se mantenía con la capa de su padre apretada a su alrededor, se había negado a soltarla, era lo único que le quedaba de él.

— Hermano, tengo hambre— Escucho como Wang Xi Yi le decía a Xin Jue, y ella de dio cuenta que también estaba hambrienta, pero la idea de comer mientras su padre estaba muerto era demasiado dolorosa.

— Tengan, siempre llevo conmigo mi bolsa de medicinas, estás hojas les darán energía mientras conseguimos algo más— Huan Tao le dio una de esas extrañas a hojas a cada uno, incluyendo a Yan Da, pero está la sostuvo sin llevarsela a la boca.

— Yan Da, debes comer, no podemos cargar contigo si te desmayas, y aún no estamos a salvo.— Detestaba cuando le hablaban como si fuera una niña, ella ya no era una niña.

— No tengo hambre.— Dijo ella con obstinación, y el buen médico se arrodilló junto a ella.

— Princesa, aún si eso fuera cierto, recomendaría que comiera, estoy seguro que aún debe estar traumatizada por los eventos de la boda, pero no le hará bien a nadie si se deja morir.— Morir no era lo que Yan Da quería, pero suspiro comiendo aquella extraña hoja.

— Mañana debemos avanzar, encontrar un pueblo y tratar de establecer un plan.— Xin Jue siempre mantenía la calma en los momentos más extremos, siempre velando por el clan, y ahora, por lo que sabían, el clan eran ellos seis.

— ¿No crees que llamaremos demaciado la atención con esta ropa?— Pregunto Jin, y como si hubiera sugerido botar la capa, Yan Da se abrazó más ella.

Esperaba con todas su fuerzas que Ying Kon Shi estuviera bien, la perspectiva de perderlo a él también le causó tal dolor que sin darse cuenta estaba llorando.

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— Entiendo que te hayas enfrentado a mí por defender a esa muchacha, aún no me conoces, por eso te disculpare tu insolencia.— Shi apenas y podía mantenerse en pie, después de haberse puesto frente a Yan Da, se enfrentó con dureza a Yuan Ji, pero la experiencia del dios fue inigualable y termino ganandole de todas formas.

Sin embargo, agradecía que le hubiera dado chance a Yan Da de escapar.

— Shi considera a la princesa una amiga, y él siempre ha sido muy leal a las personas que quiere.— Explicó su madre, con una sonrisa tranquilizadora a Yuan Ji, quien asintió.

— Ahora lo entiendo.— Contestó con calma mientras se sentaba en lo que fue el trono de Li Chao— Hijo, estoy orgulloso de tu poder espiritual diste una buena pelea, pero aún tienes un largo camino para ser igual de poderoso que yo.— La sonrisa del hombre parecía extrañamente sincera y retorcida.

— Ahora que estamos juntos, estoy segura que tu padre te entrenará hasta convertirte en el más poderoso de los inmortales— Lian Ji estaba feliz, finalmente estaban juntos, y finalmente ella sería tratada como una reina.

— Así es, ve a descansar Shi, aún hay mucho por hacer.

Hizo una torpe reverencia y se marchó, su mente trabaja rápidamente, pensando en cual sería su siguiente paso, su madre estaba cegada por el amor, pero Shi se daba cuenta que ese hombre, su padre, estaba totalmente loco.

Temía por Ka Suo y por Yan Da, más que por cualquier otra cosa, si tan solo pudiera asegurar su seguridad, lo demás no importaría.

Pero antes, debía de recuperarse, cada hueso y cada cabello le dolía, y sabía que no era rival para él, pero podría serlo, sin duda Shi podría ser más poderoso que él, solo necesitaba tiempo.

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Huan Tao les consiguió ropa a los príncipes del clan del fuego, pues sus ropajes llamaban demasiado la atención, lo más sencillo que pudo encontrar era ropa de granjeros, cosa que no le gusto a ninguno.

— Esto es indigno de una princesa— Refutó Yan Da después de ponerle los sencillos pantalones, camisa, mirando con asco hacia su aspecto.

— No se preocupe, princesa, sigue luciendo igual de respetable— Sus hermanos fueron menos quejosos pero de igual forma soltaron comentarios desagradables, al final aceptaron que así llamaban mucho menos la atención.

Después de quemar las ropas, lo único que mantuvieron fueron las coronas, y la capa del rey Huo Yi, y se pusieron en marcha.

Juraron no usar sus poderes a menos que fuera mortalmente serio, debían mantener el perfil bajo.

— Es denigrante tener que vivir como un mortal por culpa de un psicópata — Murmuró Guo Shang.

Quizás fuera el karma, el clan del fuego causó demasiado mal y muchas familias se vieron desplazadas de sus hogares, ahora los príncipes parecían tener que pagar por todos los males que causo su clan por generaciones.



A Song of Ice and Fire [Yan Da x Ying Kong Shi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora