6. Nuevo problema

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No. Luz debía estar exagerando al decir algo tan grave como la suplantación de identidad. Debía haber una respuesta lógica a esto. La humana se quedó perpleja mirando el papel, que era una carta, con su nombre al final de esta, como si ella la hubiera escrito con su puño y letra.

—¡Dame eso!— exclamó Amity quitándole la hoja a la morena, quién seguía procesando lo visto. La bruja leyó rápidamente el contenido de este escrito y alzó la vista a Luz para verla con seriedad y preocupación mezcladas.

—¿Lo ves?— dijo la contraria.

—No lo entiendo... ¿Tú en serio no escribiste esto?— preguntó Amity tratando de mantener la cabeza fría, como siempre lo hacía.

—¡No, nena, yo no escribí eso! ¡Alguien se está haciendo pasar por mí...! Por eso mamá dijo "cartas" en esa ocasión...— recordó Luz el chat que tuvo con su progenitora en la noche del Grom, con la mirada perdida en algún punto ciego de la sala.

La brujita se sonrojó levemente al oír esa "nena" saliendo de los labios de Luz, rápidamente negó con la cabeza, este no era momento para ponerse así. Dejó la carta en la mesa y miro a la latina a los ojos, dedicándole una suave mirada, tratando de ser reconfortante.

—Tranquila, Luz. Vamos a llegar al fondo de esto, quién sea que esté detrás de esta suplantación de identidad se las vera conmigo y mis abominaciones...— dijo Amity con serenidad y firmeza en su voz. Luz solo sonrió, aunque sus ojos chocolate seguían teniendo cierto tono preocupado.

—Gracias, Amy...

El pequeño momento fue interrumpido cuando escucharon un sonido parecido al de un motor que venía del exterior de la casa. La de ojos dorados se asustó, nunca antes había escuchado un ruido similar, y le parecía algo tenebroso. La morena, en cambio, sabía perfectamente que era: el motor del autobús. Su madre había llegado.

Con una velocidad que ella misma desconocía, corrió hacía el interruptor de la luz y la apagó. A ciegas, tomó la diminuta mano de la pálida y subieron rápidamente por las escaleras, ignorando el peligro que conllevaba esto. La pobre bruja solo pudo reprimir un agudo grito al empezar a correr por las escaleras, su pierna derecha seguía estando sensible, podía caminar con normalidad pero definitivamente no podía correr.

Al llegar al pasillo de la planta alta, para suerte de ambas, sin haberse caído de las escaleras, Luz se recargó contra la pared tomando un respiro, no de cansancio, sino de la adrenalina del momento. Rezaba a todos los dioses que conocía porque su madre no se haya dejado cuenta de las luces encendidas de la casa.

Amity también se recargó contra la pared, y se dejó caer al suelo sentándose cuidadosamente en el. Una pequeña mueca de dolor se apareció en su carita mientras estiraba suavemente la pierna derecha.

Por supuesto, la humana no pasó por algo esto.

—Amity, ¿te lastimaste la pierna? Oh no... ¿Es por lo del partido, sigues mal?— preguntó Luz atentamente. La peliverde se sonrojó ligeramente tratando de evitar el contacto visual con la contraria.

—Luz, no te lo he dicho, pero yo... Me quite el yeso antes de tiempo— respondió apenada— Es que... Tenía ganas de verte, quería ver si estabas bien porque pensé que... El rescate de la Dama Búho y tener a la idiota de Lilith contigo debió ser algo pesado— dijo en voz baja.

Luz se sonrojó suavemente, para su fortuna, la ausencia de la luz eléctrica en la casa y su propia piel morena lograban ocultar el leve rojo de su cara. Y es que saber que Amity estaba preocupada por ella y que la quería ver, se sentía realmente bien. Eso le hizo sentir un agradable hormigueo en el estómago.

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