1. Extraño y conocido

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Seguían sin comprender como llegaron aquí, ninguna sabía que había pasado, ni porque, pero acabaron en este lugar que, para la niña de cabellos cortos y piel morena, era perfectamente conocido. Ambas habían acabado en el Mundo Humano: el Planeta Tierra.

Luz fue la primera en levantarse y seguidamente vio en el suelo a su compañera todavía aturdida. Está estaba enfocando su vista y se encontraba de rodillas, ella se veía mucho más asustada que la latina.

—Luz… ¿Dónde estamos?— preguntó preocupada la bruja.

—Es el mundo de los humanos, Amity… Ya no estamos en las Islas Hirvientes— se volteó hacía ella y le ofreció la mano —¿Te ayudo?

La peliverde miró nerviosa la mano de su amiga, se sonrojo y la tomó con cierta emoción.

—Gracias— dijo con un rubor en sus mejillas.

—No es nada, y considera ponerte bloqueador solar, el Sol si que le afecta a tu piel.

«Bloque… ¿Qué?» Pensó Amity para sí. Y por otra parte, a veces odiaba ser tan pálida.

Pero ignorando eso, volvieron al tema de antes.

—Bueno, y… ¡¿Cómo terminamos aquí?! ¡Estábamos en tu casa hablando sobre Azura y de repente…! Terminamos acá… —dijo la Blight desanimada. La idea de conocer un nuevo lugar totalmente extraño para ella y de forma abrupta la asustaba bastante, aunque no lo iba a admitir.

—Yo tampoco recuerdo nada… Amity, no quiero preocuparte más de lo que ya estás, pero… Aquí no puedo hacer magia y… Eh, digamos que en lo que trataba de salvar a Eda, el portal se…

—¿"El portal se" qué, Luz?— preguntó bastante atenta.

—Se destruyó.

La peliverde respiró profundo, aunque de nada sirvió pues su miedo solo aumento. Estaba aterrada, no conocía este extraño mundo, ni sus habitantes, ni sus costumbres, su gastronomía o su tecnología. Y ahora no había una forma aparente para regresar a casa.

—¡¿Y qué vamos a hacer aquí?!

—¡No te desesperes Mittens!, digo, Amity. Vamos a hacer lo siguiente…— dijo Luz de forma muy seria, solo para soltar una gran sonrisa al final —¡Haremos cosas humanas juntas!

La morena tomó a la pálida de la mano y corrieron juntas hacía la civilización, pues primero se encontraban en el mismo bosque por el que Luz encontró esa choza que la llevó a las Islas Hirvientes.
Llegaron juntas al vecindario por dónde la humana vivía, y fue ahí en dónde pararon en seco. Luz sacó su celular, el cual estaba al borde de quedarse sin pila y vió la hora: la 1:43 PM.

—Perfecto, a estas horas mi mamá trabaja en el hospital y regresa hasta la noche. A no ser que le toque hacer guardia, regresa mucho después cuando pasa eso.

—¿Hospital?— preguntó Amity curiosa.

—Sí, mi mamá es enfermera.

—¿Enfermera?

—Luego te lo explicare. Primero lo primero: si quieres caminar tranquila por aquí sin miradas extrañas, vamos a ocultar tus orejas— dijo Luz sonriente.

—¿Qué tienen de malo mis orejas?— preguntó la peliverde ligeramente ofendida.

Luz soltó una risita mientras se tocaba sus propias orejas. Con un sonrojo notorio y una mirada algo molesta, Amity al fin entendió a lo que se refería su humana.

—Esta bien… ¿Y con qué?

—Oh, ya lo verás…— el tono y la mirada de Luz eran inquietantes. Eso preocupó a la Blight.

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