Prólogo

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¿Crees que aquella mariposa podrá atravesar el campo? A pesar de que haya querido dejar de volar sigue adelante, ¿Enserio crees que conseguirá llegar a su destino?Aunque sus alas ya estén casi destrozadas, ¿Seguirás teniendo fe en ella?

¿Sabes como se llama esa mariposa? Se llama Horacio. Antes tenía donde apoyarse pero hubo un problema. Sus padres se divorciaron.

Su madre ganó su custodia por lo que tuvo que mudarse e irse de la ciudad en donde estaban sus amigos y su esencia. Él era alguien extrovertido y alegre, le encantaba llamar la atención. Aunque siempre fue así porque tenía a su mejor amigo Gustabo que lo protegía de las personas que intentaban burlarse de él o hacerle daño.

Una vez le dijo algo muy interesante: "Nunca confíes en las personas porque algún día te traicionarán. Debes estar siempre a la defensiva."

Antes de irse, Horacio guardó esa frase en su cabeza, capaz le sería útil en el futuro.

Por otro lado, cuando su madre consiguió su custodia, utilizó todos sus ahorros para irse de aquella ciudad y alquilar un pequeño departamento. Aunque aquellos ahorros no fueron suficientes. Debido a eso, tuvo que conseguir otro trabajo así que llegaba a casa solo para dormir un poco y cambiarse de ropa.

Al principio Horacio no tuvo problemas con eso ya que creía que estaba bien estando solo. Pero los problemas vinieron como una ola.

En su primer día de clases, el chico con cresta estaba entusiasmado, ¿Cómo serían sus compañeros?, quería descubrir los secretos de cada rincón del colegio. Al final los descubrió pero no de la buena manera.

Cuando el chico con ojos brillantes se presentó frente a su clase, los rumores y susurros no tardaron en escucharse.

"¿Viste como va vestido? Que ridículo"

"¿Qué tiene en la cabeza?, ¿Una escoba?"

"¿Este malandro será nuestro compañero?"

Las suaves risas de burla llenaron el salón haciendo sentir incómodo a Horacio. Sin pensarlo fue a buscar un asiento libre para comenzar con la clase.

Primero fue algo pequeño, algún que otro insulto, bolas de papel volando hacía él, criticas de su aspecto. Pero luego con las semanas fue pasando a algo mas grande.

Comenzaron a tirarle los materiales a la basura, sacarle e incluso romper la ropa cuando él estaba en las duchas. Cuando fue a quejarse, la directora no le creyó. Horacio pensó que ella lo odiaba, al igual que algunos profesores que lo miraban con cara de asco.

Al pasar los meses, Horacio pensó que realmente era su culpa. Poco a poco dejó de usar sus chaquetas de cuero, sus collares y sus prendas favoritas. Ya no tenía su característica cresta de color resplandeciente, sino que habia sido reemplazada por un peinado que no llamaba tanto la atención. Su maquillaje fue guardado en uno de los cajones, le dolió pero lo tuvo que hacer.

Él necesitaba a su madre, necesitaba a hablar con alguien que conociera pero ella no podía estar y él la entendía. Pero aún así, aquella soledad fue haciéndose más y más grande. No podia enfrentar sus pensamientos, los insultos y las burlas.

Aunque encontró una forma de calmarse y fue la comida. Él pensaba que la comida llenaría aquel vacío que sentía, por lo que comer de forma impulsiva se volvió casi una rutina. Cada día que sentía ese vacío, ese abismo sin fondo, lo trataba de llenar.

Con el pasar de los meses, Horacio odiaba cada vez más el colegio, le dejaron de insultar por su vestimenta, pero el nuevo objetivo de burla era su peso. Ya ni siquiera quería caminar por los pasillos porque sabia que estarían aquellas personas.

Only flowers know about us | VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora