Capítulo 3

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Su relación no empezó bien. Al principio ni siquiera se podían ver. Cuando se conocieron, la tensión y la incomodidad era lo único que se sentía en el ambiente.

Al hablar los dos a la vez se callaron abruptamente ¿Quién debía preguntar primero? ¿Qué pasa si es como los demás? Finalmente Volkov abrió la boca primero.

-¿Quién eres y que hacer aqui? -Trató de hacer su voz más grave, por lo que el acento se hizo más notorio.

Luego de unos segundos de silencio incómodo, Horacio decidió responder. Él notó el error en su frase pero al parecer el chico no.

-Soy Horacio. -Desvió la mirada para no ver al chico con acento raro. Llevó sus manos al borde de la sudadera para tratar de calmar sus nervios. Aquel muchacho lo miraba mucho y eso lo estaba poniendo muy nervioso. -Ahora dime tú quién eres.

-Eh... Viktor Volkov. -Había respondido rápido porque el tono que había utilizado lo había asustado. -¿Por qué estás aquí?

-El conserje me enseñó el lugar. -le contesto sin dar detalles, ya se estaba cansando de este encuentro, parecía un puto interrogatorio. -¿Puedes irte ya? Me incómodas. -Le dijo de mala gana, a veces tenía que ser así para que lo dejaran de molestar y el aquel muchacho pálido tenía toda la pinta de ser de ese tipo de chicos.

El ruso se sorprendió pero a la vez se enojó por su actitud, ¿acaso la azotea era de él solo? Si no le gustaba su presencia pues que se fuera a otro lugar. Él no dejaría su zona preferida por una persona estúpida.

-No. Yo me voy a quedar aquí. -Se cruzó de brazos y miró fijamente al muchacho. Mientras lo observaba, notó que sus ojos eran de diferentes colores.

Horacio se giró para verlo estupefacto. No se esperaba una reacción así. Luego de un tiempo en una guerra de miradas, el ruso camino y fue a sentarse en una de las bancas más alejadas de él. Sacó algunos libros y su celular. El moreno lo había seguido con la mirada.

¿Quién se creía que era ese niñato? Horacio tampoco se iría de su lugar seguro, así que fue a la otra punta del jardín para no verlo.

Por estar discutiendo, el receso ya había terminado. Ambos se levantaron de donde estaban. Horacio se quitó la tierra de su ropa y Viktor guardó los cuadernos y libros en su mochila. Para su desgracia, se toparon en las escaleras. Volkov se apuró a bajar las escaleras y se separaron.

Cuando la clase terminó, tuvieron el último receso del día. En la azotea se encontraron otra vez y ambos bufaron cansados del otro. Cada uno estaba en su mundo y alejados.

Y así pasaron los días. Los dos se iban a quejar con Greco sobre el otro, y él los escuchaba atentamente. Esta situación le parecía muy graciosa porque ninguno se conocía pero tampoco se dejaban conocer, por lo que cada comentario no coincidía con la actitud de los chicos.

-Greco, ese chico es muy engreído, con su acento raro y su forma de pararse, ¿por qué lo llevaste a la azotea?

-Oiga, ¿qué tiene de especial ese chico? Parecer un chico mmm... недружелюбный

-¿Cómo dijiste Volkov? -el conserje se quedó mirando al alumno confundido.

-Eh... quiero decir que es malo con personas y odia todos.- El adulto se rió suavemente y negó con la cabeza. Aquellos muchachos eran todo lo opuesto a lo que pensaban.

[...]

Cada vez que se topaban, ya sea en los pasillos o en la azotea, bufaban y se miraban mal.

Pero aunque no hablaran, se iban conociendo poco a poco. Sus actitudes o comportamientos, incluso sus gustos.

Horacio seguía metiéndose en problemas aunque no quisiera. A veces tenía que defenderse de los que lo molestaban, pero solo era de vez en cuando. La única forma que sabía defenderse era a puñetazos. Luego de escapar de ellos se iba hacía la azotea a ocultarse de los profesores.

Only flowers know about us | VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora