012.

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Harry no puede creer que mientras despega chicles pegados debajo de la mesa, en su mente estaba divagando (Louis es como intentar salir del océano... siempre terminas regresando) o algo así, también lo comparó con el sentimiento que tiene cuando está en la orilla del mar y el agua está regresando y siente como si no pudiera salir nunca.

¿Huh?

El rizado aprieta los ojos y niega con la cabeza, avergonzado. Hace meses que conoce (¿podría llamársele así?) a Louis y el alfa no sale de su mente.

Francamente, es asqueroso.

Sigue sentado en el piso cuando escucha la puerta abrirse y un potente aroma a bosque le llena las fosas nasales, casi lo abruma, pues está mezclado con sudor y simplemente es tan masculino y tan... Louis, que ni siquiera tiene que girarse para saber que el Alfa es la persona que acaba de entrar al café.

—Cerise—lo llama a modo de saludo, sentándose junto a él en el suelo.— ¿Necesitas ayuda?

—No.

De todos modos el ojiazul toma una pala extra de la caja negra que está también en el piso y comienza a quitar la goma de mascar.

Harry odia el efecto que tiene sobre su omega aquella acción. El pequeño animal salta dentro de él y provoca un sonrojo en sus mejillas, voltea a verlo para agradecerle pero las palabras se le atoran en la garganta cuando ve una ceja partida y el fantasma de un morete en el ojo izquierdo.

—Louis...

—Los accidentes son normales en el fútbol—es espeluznante la forma en la que se entienden tan bien, que Louis logra responder una pregunta aún no formulada.

—¿Está todo bien?

Quiere añadir algo más, reconfortarlo o mostrarle que puede contar con él, pero la idea de mostrarle afecto o interés le da terror.

El mayor sonrió con una de esas expresiones que le achicaban los ojos y le formaban pequeñas arrugas en los costados. El omega siente a su corazón saltarse un latido y casi no se da cuenta de la evasión de Louis.

—Mejor, ahora que estoy contigo—dice juguetón pero Harry sabe que lo dice en serio.— ¿Quieres ver mi lista del supermercado? Ordené todo de mayor a menor en necesidad.

No le ni tiempo de objetar cuando le está mostrando las notas de su celular y puede ver lo siguiente:

1. Toallas sanitarias/tampones
2. Harina para brownies
3. Té
4. Leche
5. Cinnamon Toast Crunch
6. Queso
7. Tortillas

—¿Las primeras dos...?

—Para mis hermanas, cuando vienen de visita...—explica mientras intenta quitar lo pegajoso del mueble.— Lo otro es simplemente porque siempre se quejan en las pijamadas de que no tengo postres.

—¿Haces pijamadas con tus hermanas?—alza una ceja (en este punto ya olvidó totalmente que está en el trabajo, de todas formas, Louis se encuentra haciéndolo por él)

—Sí—ríe con suavidad, casi con melancolía.— Mascarillas, manicure, karaoke, maratones de películas y su actividad favorita: quejarse de chicos.

Harry se muerde el interior de sus mejillas para no sonreír.

Es tan tierno.

—¿Tu tienes hermanos?

—Una más grande, se llama Gemma y es una molestia—no sabe qué más agregar, no suele hacer nada con su hermana así que...— Tal vez conozcas a su novio, se llama Ashton Irwin, va en tu año.

En el fondo de su mente, hay un zumbido que le dice que está teniendo una conversación civilizada con Louis, tan tranquila y relajante que el menor no sabe como interpretar la situación.

—Oh ¿el baterista?—pregunta sorprendido, Harry asiente— Es una gran persona, muy divertido.

Dice algo más, pero el menor está perdido en Louis. El cabello lo sostiene una banda rosa de Nike, aún tiene las mejillas rosas por haber estado haciendo ejercicio y hay leve rastro de barba en su rostro suave.

—¿Harry me estás escuchando?—le pasa una mano en frente de la cara para despertarlo del trance

—¿Huh?

—Mira, yo sé que soy guapo, pero estamos trabajando aquí—señala la mesa.— Sé profesional, Styles, por favor.

—Eres insufrible.

Y guapo.

—No te he dicho que te largues, porque quiero terminar rápido con esto—se excusa, y suena tan patético que Louis sonríe arrogante, su Alfa reluciendo.

—Te gusta estar conmigo, solo no lo quieres admitir—declara.

—No.

—Claro que sí.

—Claro que no.

—Que sí.

—Que no.

—Di lo que quieras, pero tu omega te delata.

—Eres- eres-...—un idiota arrogante e insoportable, quiere decir, pero lo único que sale de su boca es un:— Ya cállate—dice abochornado.

—Te ves tan bonito cuando te sonrojas.

—Lo sé.

Louis suelta una carcajada, echando su cabeza para atrás y dejando ver los dobleces en los ojos que se le forman. El corazón de Harry late con fuerza en su pecho, pues el gesto es genuino a comparación de antes.

—Gracias por ayudarme, Tomlinson.

—No es nada, bonito, me gusta estar contigo.

Fire On Fire [larry stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora