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DIME QUE ERES REAL,
aunque sea solo un poco.

La cuestión ahora es, si debía haberlo besado después de aquellas hermosas palabras, después de dejarme que tomara todo lo que quisiera de mi cuerpo. Después de haberlo dejado lamer mi alma, succionar mi vida y dejarlo todo atrás. Encontrarlo de nuevo, pero en mi cama esta vez, y abrazarlo y que en ésta ocasión abriera los ojos y me dijera que sí, que me aceptaba tal y como era, y que no volvería hacer lo que hizo.

Y sí, caí en sus redes de nuevo. Soy culpable de haberme dejado llevar y de ser impulsiva. Pero es que, sus ojos no eran de éste mundo, eran de otro y que me llamaban para ser correspondidos. Su abdomen marcado era algo que no olvidaría, su mandíbula marcada y aquellos cabellos despeinados no eran algo que podía dejarlo pasar.

Su piel blanca con pecas era un infierno que quería habitar en él. Lamer cada extremo de su pecho y el bajo abdomen de su cuerpo. Mirar y que sus ojos estén dejando suspiros y gemidos de la locura que cometía. Y como El Chico Del Corazón Frío, que anteriormente me había dejado en la absoluta soledad, ahora me hacía arder en la cordura.

Ver cómo subía y bajan mis pechos con el tan solo lamido de su lengua. Si el diablo fuera su lengua, dejaría que me arrancara el alma de mi pecho, dejarme destrozada, y dejarme lamer los pezones con aquella lengua de acero. Solo veía el techo y el sudor bajaba por mi cuello.

Y hasta el mas tierno de los momentos, me dejó besos húmedos por el cuello para completar el suceso.
Me agarraba de las sábanas porque era algo inaudito. Mi espalda se arqueaba y en la poca cordura que me quedaba la había dejado en aquel gemido.

Sus manos cubrían gran parte de mis pechos y no los soltaba hasta acabar con el ardor que creaba su lengua con mi cuerpo. Aún recuerdo su voz roca gimiendo en un lamento, dejando que hiciera lo que quisiera. Lo tenía en la palma de mi mano y aún así no lo dejé de besar.

DÉJAME SOPLAR EL VIENTO,
déjame guardar este momento y
DÉJAME SUSPIRAR EL LAMENTO.


Los días de lluvia se acercaban, la primavera ya estaba en camino y no solo eso, si no también, tendría vacaciones. Haciendo celebraciones y dejándome llevar por las sensaciones.

Me gusta escuchar el cielo, suspirar el mar, lograr volar, sentir el naufragio, perderme y encontrarme, algo más apasionante. La razón por la que te extraño, es un sueño gris en un día soleado. No dejes llevarte por el pasado, déjame saborear el presente y dar oportunidad al futuro, sin temer lo que ocurra o lo que quieras.

Quiéreme como la querías a ella, tanto que no la dejabas ni volver sola, que le susurrabas en el oído y no dejabas que tuviera frío.

Y aún así, tenía la realidad en la cabeza.

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La Chica de Cristal © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora