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PROCURA VOLVER A COMENZAR,
no dejes promesas en el olvido,
TE CARGARÁ TODA UNA VIDA
sino aseguras el sentido.

El viento es tranquilo, las hojas caen sobre el tiempo, los pies andan sin falta, las manos acarician el destino, el dolor ya es ameno, la cordura no es solo un sueño, las ramas se rompen, el corazón late, la torre se queda estancada en el tiempo siendo interrumpida por sucesos, no dejes aquel sufrimiento, no dejes de aspirar sin aliento. Sabes a qué me refiero, no temas que los temores son fuertes y no dejaran de luchar a menos que dejes de aceptar. Basta de tus besos, siente el cielo y cabalga el miedo.

El respirar se ha hecho una tarea, descansar ha dejado mi cabeza, el hablar ya es tan común que las palabras no tienen sentido ni significado. El dolor es mutuo, cuando yo lo busqué, él me ignoraba y cuando él me buscaba yo lo dejaba. No me tocaba, solo miraba. Solo observaba como sus palabras me habían dejado.

Eso fue hace mucho, ni siquiera recuerdo el sabor de sus ojos o el olor de sus palabras, ahora me siento en el mejor momento. Sé que me veo molesta, sé que a penas puedo pensar, si quiera puedo mirarte. Me hizo bien dejarlo atrás, estaba equivocada con todo lo que pasaba, cada sentimiento estaba destinado a ser solo una memoria. Es loco, pero lo intento. Es mejor que lamentar y me siento lúcida el pensar que casa paso, es un avance más.

TODAVÍA YO TE ESPERO,
aunque sé que tú no vas a volver.

El camino se vuelve pasado, siento ligero los hombros y pedaleo la bicicleta en el sendero de las hojas. El viento resopla y me vuelvo más ligera, pero descanso los músculos. Me quedo observando un túnel tomado por las noches y habitado por el día. Siento cada sabor del aire, el olor de la lluvia y el cruel sonido de mi corazon recapacitando. Ya ni sé quién fui, o si alguna vez te ví. Fuiste real, no te puedo comparar con la triste realidad.

Tu siempre fuiste un descanso sin final, que llegó a ser letal. Descanso en el pleno silencio del bosque, y en la eterna igualdad de mi mente y cabeza.
Su eterno resplandor me cega los ojos, no dejo de respirar, la bicicleta descansa por allá, entre las plantas, los musgos y algo más. Sé que la verdad de la realidad está mal, la oscuridad se vuelve cada vez más grande y no me deja entrar, quiero suplicar, pero no me dejan implorar.

Déjame suspirar, eternamente en la eternidad, suplicando por el favor que haz dejado en el olvido. Un escalofrío recorre por mi cuerpo, siendo culpa tuya por dejarme en este desierto tan despierto. Los insectos vuelven, acarician mi dulce piel, y respiran aliviados al encontrar un ser superior. No sé si lo soy, tal vez, deberías ser tú.

Extraño tu cuerpo, tus suspiros y tus lamentos. No importa que ya no estés. La felicidad que obtienes, también es parte de mí.

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La Chica de Cristal © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora