El gato.

498 41 20
                                    

—Y mi mejor amigo, el nuevo digo, no mi hermano, no que mi hermano no sea mi mejor amigo, sigue siendo mi mejor mejor mejor amigo, pero mi otro mejor amigo, mi nuevo mejor amigo, es súper divertido, y la verdad me encanta pasar tiempo con él. —Marilina, sonrió. Tom, le sonrió de vuelta, pero por dentro sentía una amargura horrenda porque sabía qué cómo ya había terminado de contar todo lo que tenía para contar, había llegado la hora de que la mujer le realizara preguntas.

Las odiosas preguntas qué siempre le hacia la psicóloga. Preguntas sobre...eso. Y es que ella siempre indagaba en eso. Hacía siete meses desde que había pisado el consultorio por primera vez, hacía siete meses que toda conversación que tenían siempre terminaba en el mismo lugar.

— ¿Cómo se llama tu nuevo mejor amigo Tom? —Le sorprendió que no tocara el tema de Bill cómo siempre lo hacía, pero aun así respondió.

—Andreas.

—Valla, ¡Qué coincidencia! Mi hermano se llama igual.

—¡¿Enserio?! ¡Qué genial! —Tom estaba sentado en el sillón frente a ella. —De seguro tu hermano es cool al igual que mi amigo.

—Dime una cosa Tom, — Dijo ella, cambiando completamente de tema. —... y Bill.. ¿También es su amigo? Me refiero a qué, Si tu amigo Andreas también es amigo de Bill.—Tom bajó la mirada, si se ponía a pensarlo mucho, podía decir qué no. Pero se suponía que si, que eran amigos. La verdad era que no lo sabía con exactitud, pero podía deducir que por que Bill siempre estaba con ellos era uno más del grupo. Pero Bill nunca hablaba con Andreas...

—No sé. —La mujer se alertó. Tom siempre sabía todo sobre Bill. Esto era algo raro, siempre solía detallar todo sobre su hermano. Sentimientos, pensamientos, comportamientos.

—¿Cómo que no sabes? O eres amigo de alguien o no lo eres. ¿Bill es amigo de Andreas?

—Estamos siempre los tres juntos, pero Bill no suele hablar tanto cómo antes, entonces Andreas y yo solemos tener toda la diversión. Ya sabes, si no participas de una conversación, si no juegas, o no intentas ser parte de lo que pasa mucho no te diviertes. — Marilina anotó en su cuaderno con otro color: "Bill no interactúa cómo antes." —La otra vez vimos una película y cuand...

— ¿Por qué dices qué Bill no habla tanto cómo antes? —Silencio. Tom entendió qué otra vez la mujer estaba husmeando en lo que él podía decir sobre su hermano.

Era un niño nada tonto para su edad, y sabía que no podía ser totalmente sincero con ella. La psicóloga siempre trataba de sacarle información sobre Bill. Daba vueltas minuciosas a la conversación, para, sin que Tom se diera cuenta, (O así lo creía ella) terminar sacándole información acerca de su gemelo.

—Simplemente no lo hace cuando hay gente, supongo qué no está mal. Quizá cambió, y ahora es tímido. — Marilina no respondió nada. — ¿Las personas cambian cuando crecen verdad? Pero no me molesta porque por las noches es un loro. Sobre todo, cuando es de madrugada y me despierta por los susurros. —Marilina se contuvo a la perfección, pero frunció su ceño inconscientemente y ahí fue cuando Tom se dio cuenta de que había dicho algo que no debía. Algo dentro de Tom molestaba, había metido la pata. Ahora la mujer tenía lo que quería, información. Bill seguro le mataría. Se odiaba a si mismo por siempre caer en las mismas trampas, a veces quería cortarse la lengua.

—¿Bill susurra por las noches?

—No.

—Dijiste qué Bill te despertaba, porque susurraba por las noches.

—No. Habla conmigo por las noches. Eso hace. Hacemos.

—Tom dijiste otra cosa.

—Qué me despierto yo por hablar con él por las noches. Yo hablo, no él. Hablamos.

-Fear-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora