Otoño a Otoño

165 22 8
                                    

Tom tenia 8 años la última vez que vio a su hermano gemelo. Recordaba que fue algo duro, pero al tiempo, se acostumbró. ¿Era común acostumbrarse tan rápido a la ausencia de alguien?

Caminaba camino a la casa junto a su madre, pateaba las hojas amarillas y naranjas, su madre llevaba bufanda como si fuera invierno, pero no hacia realmente nada de frio. Tom, vio una hoja roja. Recordó  el juego infinito con su hermano sobre quien juntaba hojas rojas más rápido. 

"Mamá, y cuando podré ver a Bill otra vez?". Preguntó, lo había preguntado durante semanas y días sin parar el mes pasado, nadie le respondía, por lo que optó por dejar de preguntar. 

—Tal vez a fin de mes. —Tom levantó su mirada hacia su madre, quien no parecía darle importancia a su pregunta mientras usaba su celular. 

Tom bajó la mirada hacia el caminó otra vez, cansado de esperar que alguien le dijera algo sobre su hermano. 

[..]

Se sentó en su cama, donde dos de sus gatos no tan bebes le esperaban y le recibían de la escuela todos los días acurrucados. Se sacó los zapatos de la escuela, y subió sus piernas a la cama, para hundir su cabeza en sus rodillas. Suspiró, la angustia le ahogaba, no quería llorar otra vez. Espió la cama de su hermano, vacía, armada, como si él fuera a venir, pero sin rastro de calor humano. Y tal como si los gatos entendieran lo que había pasado ninguno de los dos usaba siquiera el colchón para dormir. 

La luz solar se concentró en la almohada. Y Tom sintió una necesidad inmensa por ir a acostarse en su cama, pero... no se sentía correcto. Sentía que era el único recuerdo que tenia de él, además de sentir que no quería violar su espacio. 

Las hojas desaparecieron para volverse mugre, mugre que se transformó en nieve, con arboles pintados de blanco y nada pasó. 

Tom llegó a la casa, sus gatos jugaban y corrían por toda la casa, y vio a Gordon con la Tablet en el comedor, tomándose lo que suponía era un café. 

— ... ¿Dónde está Bill? ...  — Gordón no le entendió, el niño había sido casi inaudible. Dejo su taza de café y se volteó a verlo, le resultaba raro que estuviera cabizbajo sin mirarlo. 

—¿Pasa algo Tom? — El niño comenzó a llorar y pateó su mochila asustando a ambos gatos que salieron disparados piso arriba. 

—¡¡Porque no me dicen nada!! ¡¡ Nada me dicen!! —Gordon se levantó y se acercó, su mama se apareció del patio algo enojada por el ruido que el golpe de la mochila había hecho. Su ceño fruncido se borró cuando vio a Tom llorar. 

—¡¡No los entiendo, nadie me dice nada!! ¡¡Donde está mi hermano!! ¡¡Quiero mi hermano!! 


Ambos adultos trataron de calmarlo, Gordon hizo lo posible, Simone solo lo calmaba con un siseo y una palmada. Tom no quería que lo toquen y no pudo calmarse, poniendo a Simone de los nervios. Ella dio un paso para atrás. 

—No puedo con esto. — Gordón se enojó con su actitud. Ambos estaban susceptibles, Tom no paraba de llorar. 

—¡¿No puedes con qué eh?! — Gordón se puso de pie, para estar a la altura de Simone. —Te dije que esto iba a pasar, no puedes abandonar a tu hijo y hacer como si nada y esperar que su hermano haga como que nunca nació. 

Simone le pego una cachetada. Tom dejó de llorar instantáneamente. Se alejó de ambos que parecieron olvidarse de él, como de costumbre, y comenzaron su propia discusión. 

—¡¿Quien te crees que eres para decirme semejante cosa?!

—¡¡NO dije nada raro!! —Gordón se tomo la cabeza con sus manos. — ¡¿Me jodes?! Solo digo la realidad, mira como tienes a tu hijo mujer, para tenerlo así

Ambos miraron a Tom, quien se alejó nuevamente unos pasos hacia atrás. 

—¡¿Qué prefieres que terminen en hogares para huérfanos?! 

—¡No dije eso!

—¡Sabes que nuestra única opción era no reportarlo a nadie y mandarlo con su padre! —Simone comenzó a llorar, no sin antes estar completamente desquiciada por su enojo. —¡Sabes que los servicios sociales me tenían agarrada por el culo! 

—Lo sé amor, lo sé. Pero no tienes porque hacer como que no existió...

Tom no terminó de escuchar la conversación. Salió corriendo por la puerta delantera hacia su amigo Andreas. Para su suerte se había aprendido su dirección y sabia llegar a pie. 

Gordon y su mama no pudieron llamar a la policía, nadie podía tener registro de que ella era una mala madre o perdería la custodia de Tom. Bien le había costado hacer el sacrificio de no ayudar a Bill para que Tom no sufriera. No podía arriesgarse a llamar a nadie más que a sus conocidos y rezar.  Estuvieron toda una tarde para encontrar donde estaba, la madre de Andreas todavía estaba en el trabajo cuando Tom llegó por lo que no sabia que estaba ahí. 

Tom sentía su pecho incompleto y roto, completamente roto. 

Andreas lo abrazó y le dio un beso en su mejilla. 

Tom lo miró y agradeció al universo tener a su mejor amigo con él. 

No sabia que iba a tener que vivir solo, no sabia que su hermano no iba a estar para las fiestas de ese año. Pero a pesar de sentirse desdichado, se sentía agradecido por su mejor amigo. 


[...]


Las fiestas. 

Primavera.

Verano. 

Club de los Leones. 

Escritorio nuevo. 

Primer cumpleaños sin Bill. 

¿Sillón rojo? ¡Sillón verde!

Otoño.

Ya era parte del club de basquetbol. 

Ultimo año del primario se avecinaba.

Invierno.

Frio, mucha nieve. 

Cumpleaños de los gatos. 

Las fiestas.

Primer beso. 

Primavera.

Segundo cumpleaños sin Bill. 

Decisión de escuela secundaria. 

Campeones de temporada. 

Verano. 

Club de los Leones. 

grupo nuevo de amigos. 

Andreas tiene su primer novia de verano. 

Otoño. 

Mamá consigue nuevo trabajo.

Auto nuevo.

Color de habitación nueva. 

La chica que me gusta, me odia. 

Llanto. 

Buenas notas. 

Invierno.

Las fiestas.

La abuela viene de visita. 

Gordon y Mamá se casan. 

Primavera.

Tercer cumpleaños solo. 

Buena temporada de Basquetbol. 

Andreas y yo vamos de viaje de fin de semana a Portland. 

Verano.

Club de los Leones. 

Primavera

Otoño

...

-Fear-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora