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Su desesperado acto de querer huir de todo pasó desapercibido para toda la comunidad que conformaba el internado, específicamente para los altos mandos.

Lo más adecuado para Hibana fue guardar silencio, ir por primera vez en contra de sus principios con tal de "proteger" a Shinra e impedir que recibiera las consecuencias gracias a su propia estupidez.

Aquel día en que terminó anestesiado en la enfermería para que el procedimiento de tratar su herida no se convirtiera en un suplicio para él, fue a su encuentro luego de tener una pequeña charla con sus aparentes compañeros, viéndole bastante consternado después de que le dejaran solo.

El intercambio de palabras que tuvieron y la severidad en sus afirmaciones, lograron que Shinra sopesara con verdadera seriedad que aún estaba muy lejos de estabilizarse, sin embargo todavía había quienes creían en él y en que conseguiría salir del profundo pozo que parecía absorberlo tras cada día que pasaba.

Asumió que tenía la mente nublada en ese momento. Que algo mucho más fuerte que él le empujó a exponerse de esa forma ante el peligro, y que en el camino arrastró a alguien más consigo; que en todo lo que podía pensar era en su madre y en su hermano, pese a que evitó mencionar ver su silueta en medio de las llamas.

Más de una lágrima salió mediante se sinceraba, dejándole saber a Hibana que continuaba igual de confundido y pesimista con respecto a su vida, y que ni siquiera podía dar un sólo paso en ese camino que le llevaría a valorarse como la buena persona que era.

─Si Arthur no hubiera estado ahí... ─comentó Kusakabe de repente, tratando de secarse las lágrimas que obstinadas no dejaban de escapar─. No... no sé por qué él llegó hasta allí...

─No es esa una clara muestra de que hay personas a las que sí les puedes importar?─apostilló Hibana con tranquilidad, ignorando el hecho de que había cierta verdad que él no tendría por qué saber─. Y sé que ahora no me creerás y que te será imposible aceptarlo, pero nunca estarás solo, Shinra... por naturaleza las personas siempre tenemos a alguien a nuestro lado, y para ti será lo mismo.

─Entonces... ─una sonrisa un tanto nerviosa se asomó en el rostro de Kusakabe, mirando con escepticismo a la mujer enfrente suyo─. Qué se supone que haga si en algún momento llego a tener a alguien que me importe?─tampoco podía fingir desinterés ante ese hecho, dado que su lado más humano eventualmente anhelaría a otra persona en su vida, en su mismo camino─ cómo lidio con el miedo de perderlo algún día?

─Si realmente te importa ese alguien, sabrás lo que tienes que hacer para no dejarlo ir─afirmó Hibana, poniéndole ambas manos en los hombros y transmitiéndole seguridad a través de sus ojos; por medio del tacto percibió el temblor manifestándose en el cuerpo ajeno, luciendo igual de débil como la primera vez en que le conoció.

A partir de ese día, los pensamientos que Shinra venía teniendo hacia Arthur dieron un inesperado vuelco; pese a que todavía surgía la duda de por qué alguien completamente desconocido se preocupaba por él sin una buena razón, la intención era lo que mayormente contaba, como también el momento en el que el rubio supo contenerle en medio de su desesperación.

Y es que nadie más que él había ido a salvarle...

De niño no recordaba tener muchos amigos, de hecho nunca hubo nadie externo a su familia que le importara lo suficiente, por ello era la primera vez en que experimentaba algo así, sin tener idea de cómo lidiar o qué hacer al respecto. Quizás debería empezar por la ocasión en que esperó encontrar al rubio a sus espaldas, o el momento en que se sonrojó por ciertas palabras y por la poca distancia que les separaba.

No negaría que los días en que tuvo que permanecer ausente en las clases y sin poder moverse libremente fuera de los dormitorios, le extrañó hasta el punto de querer verle al otro lado de la puerta, sin importar la razón por la que estuviera ahí.

Scars That I Want To Heal | Arthur x ShinraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora