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El sonido de los lápices moviéndose sobre las hojas estaba inquietando de una manera poco normal a Shinra. Quizás fuera el silencio, el dolor en el labio que aún seguía cicatrizando o el hecho de que no quería estar allí en realidad, que la voluntad para seguir prestando atención a la clase declinó considerablemente, quedando por los suelos.

Por suerte la campana sonó segundos antes de que decidiera dejar caer su cabeza sobre la mesa, trayéndole consigo un enorme alivio. Su plan para el resto del día era encerrarse y no salir del cuarto hasta el próximo amanecer, dado que la psicóloga no lo llamaba a menos que mostrara desvaríos en su comportamiento; tampoco había vuelto a tener altercados con el grupo de idiotas de la vez pasada, así que en conclusión: nada le impediría tener otra tarde a solas.

Pasó por fuera del comedor, ya que sus ganas de comer no estaban presentes en ese momento. Yacía tan sumergido en sí mismo, que una mano posándose en su hombro le trajo de vuelta a la realidad, como también deteniendo su andar.

Shinra, algo confundido y preparándose para una posible nueva pelea -aunque si fuera así, su agresor no le avisaría que le iba a golpear- volteó su rostro hacia atrás, llevándose una sorpresa para nada grata.

El rubio petulante y entrometido del otro día se hallaba allí, observándole de una forma que él no sabía cómo interpretar. Interés? preocupación? algo fuera de contexto, puesto que ese sujeto era un extraño en toda la extensión de la palabra.

Kusakabe giró sobre sus talones, dándose el lujo de cederle un poco de su tiempo. No le miraba de la mejor manera, más bien sus ojos reflejaban fastidio y apatía por igual.

─Debiste pasar de largo─habló al ver que el rubio no decía nada─. Me pude haber ahorrado más de un problema sino fuera por ti.

─No sería mejor morir por ti mismo en lugar de hacerlo a base de golpes?─le planteó Arthur con una extraña simpleza.

Claro, Shinra habría esperado escuchar cualquier otra cosa. Menos eso. Parpadeó medio aturdido, sin saber qué responder de vuelta. Además, qué respuesta esperaba recibir el rubio? o acaso era una pregunta retórica? ahora mismo no podía pensar con claridad.

─Quieres que te agradezca por haberme salvado en ese momento? porque si es así, no lo haré─Shinra decidió evadir aquella interrogante, notando que el chico enfrente suyo lo había pasado totalmente por alto.

─Sea cual sea la razón por la que estés aquí, no deberías ver tu vida en menos─prosiguió Arthur como si nada, viéndose nuevamente relajado, con una confianza que comenzaba a impacientar al otro.

─A ti no te corresponde decidirlo─le espetó Kusakabe, apretando ambos puños a los costados─. Deberías irte, después de todo tú no resides aquí.

Arthur percibía aquel rechazo de su parte, sin embargo no se inmutaba y tampoco le daría la espalda. Hibana le había citado un día después de que se encontraran en la enfermería, ocasión en la que había aprovechado de preguntarle por él; sin darle muchos detalles, ella le comentó la situación en la que Shinra se hallaba desde hace ya un año, y cómo de destruido había quedado luego del accidente.

Por supuesto, desde fuera lo veía completamente bien, como un joven que crecía como persona y tenía altas expectativas en la vida... así continuaría viéndose Kusakabe ante sus ojos si Arthur no lo hubiera "conocido" en tales circunstancias.

Y, por alguna razón, quería ayudarlo.

Pese a que no le correspondía y nada le obligaba a hacerlo.

─Shinra, verdad?─retomó el rubio nuevamente la palabra, ganándose una mirada despectiva en consecuencia─. Si quieres sentirte libre, no hagas que el resto se preocupe por ti.

Scars That I Want To Heal | Arthur x ShinraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora