san, 真夜中の陰謀

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CAPITULO TRES | CONSPIRACIONES A MEDIANOCHE

CAPITULO TRES | CONSPIRACIONES A MEDIANOCHE

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—¡LA JINCHŪRIKI DEL DOS COLAS! —exclamó Fukui Yotsuki, respirando con dificultad—. ¡El Raikage debe dar una respuesta enérgica! —La última palabra retumbó en las vigas y resonó en el gigantesco salón.

   Heichi, sentado en un sillón de caoba con una almohada del color de una hoja de verano, sintió que se le tensaba el cuello.
   «"Debe"» pensó. «Qué casualidad que el Raikage no esté aquí para escuchar tu orden». Blando, calvo y obsequioso, Yotsuki tenía una absurda matita de barba allí donde los demás tenían la barbilla. Se había emocionado mucho cuando hacía dos años lo habían llamado para formar parte del consejo, y era demasiado lerdo para darse cuenta de que a quién querían era a su sobrina, que solía acompañarlo como pupila a todos lados. Pese a su evidente inutilidad, tampoco deseaban ofenderlo.

   —La respuesta enérgica ya la han dado por nosotros los ninjas de Konoha —asintió Darui, con un tono indulgente que usaría para hablarle a un niño que no entiende nada—. No hay más que hacer.

   Las antorchas de la pared trasera iluminaban las paredes de mármol blanco con vetas azules hasta la mitad de la estancia. Había una estrecha puerta de madera pálida entre dos columnas, abierta de par de par hacia adentro. Las ráfagas de viento que entraban aullando agitaban las ropas de los presentes. Tras el umbral se veía el cielo nocturno, salpicado de estrellas frías e impasibles. El otro extremo de la sala estaba envuelto en la oscuridad, y Heichi experimentaba la sensación de que las sombras se cerraban también en torno a ellos.
   «Los enemigos acechan en todas partes y los amigos están en otro lado». Bastaba con mirar a los asesores; el único que parecía despierto era Darui, irónicamente. Los mensajeros del País del Fuego habían sacado de la cama a los demás a base de golpearles la puerta, y estaban allí, mal vestidos y desorientados. La torre y la aldea dormían. Mabui y Dodai también daban la impresión de dormir, aunque se mantuvieran erguidos. Hasta Shī bostezaba.

   —¿No hay más que hacer? —repitió el viejo, terco—. El jinchūriki del Ichibi sobrevivió después de que lo rescataran, y al asesinar a los Akatsuki, se ha perdido la oportunidad de saber dónde podrían ocultar a la nuestra. Si tan sólo...

   «Habla desde su cómoda silla en la seguridad de Kumo, pero no movería un dedo en una situación de peligro».
   Heichi decidió que ya había escuchado suficiente de sus chillidos.

   —El Kazekage volvió a la vida porque Chiyo-sama utilizó una técnica de reanimación, y hacía dos días que lo habían capturado. En el caso de Yugito Nii, ni siquiera sabíamos en qué lugar se encontraba al momento de ser raptada —señaló con una cortesía tan helada que le dolía en la boca—. Y por si se le ha olvidado, señor, los jinchūrikis tienen nombres.

𝑻𝑯𝑬 𝑯𝑨𝑹𝑫𝑬𝑺𝑻 𝑷𝑨𝑹𝑻.  ━━  haruno sakuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora