La huída

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  ADRIEN

   —Estas...¿Bien? —Nino solo me vio con enojo, sabía a qué se refería, lo sabía, y durante unas semanas lo había olvidado... No, me había convencido de que Marinette era la más importante, tengo una mentalidad horrible al respecto, ella no era la más importante, ella solo era un parte de mi curiosidad, pero no podía decirle que sabía de qué hablaba, todo estaría en juego, otra vez.

   —Ven, Adrien. No te pongas nervioso— río burlón, de alguna forma sabía que me decía gallina— caminemos, ¿Si?

Me tomo por los hombros y me llevo al lado contrario de dónde iba.

   —Puedes parar de fingir, Adrien...
   —¿Quiénes son los Superiores?
   —Me estás tomando de loco, pero te seguiré la corriente, solo porque eres mi...amigo
   —El jefe, ese si lo recuerdas, estoy más que seguro
   —¿Que tiene que ver el Jefe aquí?
   —Te echó, ¿Cierto?

Realmente no sé si puedo responder con honestidad, pero se que el se arriesgó a decirme esto.

   —No— parecía extrañado, quizás pensaba que estaba mintiendo— suena extraño, pero quizás habrás sabido de un plan del Jefe
   —Supongo que habrá tenido una buena idea si me hubiese quedado ahí
   —Soy parte de ellos, de seguro lo sabes

Nino se detuvo en seco con los ojos blancos, viendo al vacío de enfrente.

   —¿Qué? —No dije nada, y en ese tiempo el se abalanzó sobre mi para tirarme al suelo, había gente cerca, poca para ser verdad, pero esa poca gente pudo atraer a la de los alrededores
   —¡Adrien!

Nino mostraba duda, una pequeña chispa de duda entre tanto enojó que albergado en sus ojos, sabía que no era el, estaba cegado, y su alma lo delataba.

   —¡Podré decirte si te bajas! ¡Nino! ¡Reacciona!

Entre jadeos y forcejeos sentia sus dedos aflojarse de mis hombros poco a poco, solo faltaba tiempo, y la gente se alejaba poco a poco, sabía que tenían miedo y por eso necesitaba hacer entrar en razón a Nino, si tardaba mucho no faltaría la policía sobre nosotros.

Nino se levantó y por un momento vi como apretaba y temblaba su puño, lo levanté del suelo y lo abrace hasta que una luz logró cegar me por un momento.

Cámaras

Cubrí mi cara y la de Nino con su gorra y me aleje poco a poco del lugar.
Lo lleve a mi casa y lo deje sentarse en mi cama; sabía que estaba asustado...era un pequeño perro salvaje, pero ese mismo perro también tenía miedo de sus propios gruñidos.


  —No haz dicho nada en todo el camino— no sabía cómo volver a sacar el tema, el se había puesto de una manera que nunca había visto, nadie se pone así porque si
   —¿Que tendría que haber dicho?
   —Minimo pedirme perdón—Quizas el humor podía ayudar, pero solo quedó en un silencio cortante por un buen rato.
   —Dijiste que eras un superior. Yo...solo sabía que eras un demonio
   —¿Cómo--?
   —El aura—sonrio de lado de manera forzada y me miraba muy irónicamente— el aura de las personas puede ser de diferentes colores, brillos y suelen decir la vida de las personas, o al menos en cuál están

Me confundía, los demonios vemos las almas, no las auras, no tenía mucho sentido, ni siquiera sabía que era Nino

   —Tu no la tienes
   —¿Ah?
   —Parece que no tienes aura— se levantó de la cama —no tienes aura, no hay color o brillo en ti, sabía que no era normal, solía pensar que eso pasaba si es de color negra, pero...solo eres tú, solo es tu cuerpo no hay...otra cosa en ti

Pensaba que era uno de los pocos que había parado aquí, pero.

   —Adivinaste muy rápido, amigo. Mientras tú utilizabas de experimento a Marinette, yo te investigaba a ti.

Reí de forma instantánea, Nino resulto ser más divertido que de costumbre.

   —Pense que lo más raro de aquí era Marinette, pero tú resultase mejor, Nino.

Me había dado sus propias respuestas sin necesidad de que yo preguntara, pero además de esas, yo necesitaba urgentemente mis propias preguntas. Claro que no iba a decirlo en tono serio, Nino logro serlo, pero yo intento algo con más sigilo. Y primero va lo primero

   —Osea que me estás diciendo—volvi a dar una risita— que ¿Eres un demonio?
   —No igual a ti definitivamente, pero si
   —Eres... "Un tipo de demonio de otra clase"

Trataba de que mis preguntas fueran para que el creyera que no hablaba en serio, de alguna forma podría funcionar.

   —¿Tú qué crees?. Corrección ¿Que ves tú?
   —¿No es obvio? Yo veo las almas, amigo
   —Un demonio de almas, y por encima, Superior. Mi día no pudo estar más de la mierda ¿cierto?
   —¿Que tienes en contra de mi?
   —En general, ustedes los Superiores son más que peligrosos, no es bueno confiar en ustedes
   —¿Deberia de sentirme mal por eso?
   —No, pero quizás podrías hacerlo
   —Segun tu, ¿Porque no?
   —Ni siquiera me haz contestado la primera pregunta que hice...
   —No... técnicamente fue todo lo contrario...el nos mandó aquí
   —¿Porqué?—Suspiré
   —Si quieres respuestas....también tienes que darme algunas

Pude sonar muy directo, pero si seguía siendo sigiloso, el no iba a responder las mías y se daría cuenta que no respondería a sus preguntas, ya no necesitaba más filtros...

   —¿Porque estás aquí?

Dudo un minuto, sabía que estaba nervioso, había una pequeña posibilidad de que no respondiera y se fuera sin decir nada más, pero eso nos llenaría de dudas a ambos y eso no es lo que se dice... conveniente para ninguno de los dos.

   —Trataba de echarnos. Al no ser demonios de almas no podíamos hacer mucho, podría atreverme a decir que somos más puros que otros demonios...podríamos robarnos el aura de las personas, para Él, éramos inútiles sin ningún propósito aún en el infierno, mis padres estaban seguros de que nos iba a eliminar tarde o temprano, decidí irme antes de que me echaran, pero al menos logré salvar mi vida.

   —¿Qué hizo el...?—su puño se cerraba muy fuerte, su mano temblaba de vez en cuando por la fuerza que guardaba, no sabía exactamente lo que sentía, su alma estaba borrosa y obscura, pero su cara no mostraba sentimiento alguno.

   —Mando a unos de tu clase a matarnos, puede sonar estúpido que solo haya mandado a unos en vez de a todos, en mi cabeza pienso que quizás, quería ser silencioso y rápido, pero no se cuantos escaparon o mínimo sobrevivieron.
   —¿Sabías desde el principio que acabarás aquí?
   —¿Tú sabías para que los mandaron aquí?

Mi regla aplicaba para mí también...si el quería respuestas tenía que darme las...y yo a él también...ya no habría pared ni tela que hiciera tener delicadeza uno con el otro...si queriamos aclarar todo...habría que escuchar y ser escuchado sin nada que se interpusiera en la verdad.

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2022 ⏰

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