05 | El resultado de la ecuación

3.1K 323 138
                                    


—Ya es algo tarde para regresar a tu trabajo —comentó, camino a Departamento de la Policía Militar de Konoha.

—¿Algún problema, Sasuke? Te recuerdo que no estás en una buena posición.

—No, padre.

—No, ¿qué, Sasuke?

—No hay problema, padre.

La respuesta tan dura casi provocó que Fugaku se riera de su hijo, aunque no lo hizo. Ya solo faltaba poco. El hecho de haber aceptado su culpa dejó más que satisfecho, tanto a Kakashi como a él. Continuaron corriendo en silencio y brincando sobre los techos de la aldea de Konoha, hasta llegar frente al gran edificio que tenía el imponente emblema de la policía militar perteneciente al clan Uchiha.

—¿Qué es lo que necesitas? —preguntó al llegar.

—Que vayas y lleves estos medicamentos al consultorio que se encuentra en el Departamento —ordenó sin decir algo más.

—Los medicamentos que tuvimos que esperar en Suna, ¿eran para ti?

Su padre elevó una ceja. —¿Algún problema?

—No, claro que no. —Sasuke tenía claro que no sería buena idea reclamar o decir algo que mejorará su situación.

Muy bien. No te esperaré, ten cuidado y no tardes. —Desapareciendo en un instante haciendo enojar a su hijo.

—Asumo que sigues enojado —murmuró Sasuke, caminando a regañadientes hacia el consultorio interno del Departamento. Bueno, al menos la pelirrosa regresará al equipo siete. El solo recordarla le hizo suspirar muy emocionado. Ahora, tendría que esperar la decisión del castigo, se detuvo un momento y miró al cielo por una de las ventanas del antiguo edificio. La luna estaba enorme y bien posicionada en el firmamento siendo testigo de la pasividad de noche en la aldea de Konoha.

Tardó algunos minutos más en llegar hasta la puerta que lo llevaría al consultorio para dejar el medicamento solicitado. Un momento, sí que era un torpe, ¿cómo es que no se había dado cuenta? El chakra de Sakura estaba impregnado en todo el lugar, ¿sería posible? Su corazón se aceleró de pronto.

No esperó más y abrió la puerta de un tirón, olvidándose completamente de tocar la puerta antes de entrar.

—¿¡Sakura!?

—¿Sakura? No, lo siento —contestó Obito—. Aquí solo estamos Rin y yo.

—¡Oh! Lo siento, tío. Buenas noches, tío, tía.

—No pasa nada. —Tratando de ocultar su sonrisa cómplice en todo esto.

—¡Oh! Sasuke-kun, buenas noches a ti también. ¿Cómo estás? ¿Sucede algo?

—No, no, acabamos de llegar de Suna y mi padre me pidió entregarte los paquetes de medicamentos que solicitaron.

—¿Y qué? Seguro tu padre no pudo esperar hasta mañana —reprobando su orden—. Tu padre nunca cambiará muchacho.

—¿Dónde los pongo?

—Podrías acomodarlo al fondo hay un pequeño almacén. Tu tío y yo nos tenemos que retirar, estoy algo cansada. Disculpa si no te esperamos.

—Sí, claro. Descansen —contestó cansado y algo aburrido.

Pasaron unos cuantos segundos y la tranquilidad flotaba en el ambiente. Tal parecía que llevaban mucha prisa en salir de ahí. Sasuke se quedó acomodando los pequeños paquetes cuando la puerta se abrió.

—Rin-chan, dejé los documentos como me pediste en la oficina de Fugaku-sama porque me dijeron que ya se había retirado.

—¿¡Sakura!? —musitó sorprendido.

Un poke, ¿a qué es igual?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora